La amnistía te da igual. Votaste a Pedro después de casi hacerlo por Yolanda. No querías ni pensar en el fascismo asentado en Moncloa con Santiago Abascal de vicepresidente del Gobierno. Si tiene que darle a los indepes lo que pidan, pues adelante.
Te hablan de concordia y de encuentro y te suena armonioso. Mejor será eso que retroceder en derechos básicos. No se te olvida lo de aquel concejal facha que quitó Lightyear de una programación municipal de un pueblo cántabro porque salían dos mujeres besándose.
Por eso, te parece bien que todo lo de 2017 se quede en un "aquí no ha pasado nada". Total, sólo querían urnas. Ya lo tuiteabas entonces. No apoyabas que el Govern independentista se saltara la ley, pero… es que el PP no había sabido entender Cataluña y también tenía su parte de culpa.
¿Rivera y Arrimadas? Falangito y Trifachito. En tu balanza, vulnerar la ley e intentar defenderla alcanzaban el punto de equilibrio. Mandar todo aquello a la papelera de reciclaje de la Historia es la mejor solución. Era un tema espinoso, que rompía esa visión binaria de la realidad en la que te sientes tan cómodo como en el sofá de casa, insultando al árbitro hasta cuando pita un penalti que sabes que es inapelable.
Prefieres ignorar que esa actitud abre la puerta a que los crímenes queden borrados cuando son cometidos por políticos si eso beneficia a los intereses de otros políticos. Crea una jurisprudencia que podría resultarte harto indigesta si los protagonistas fuesen otros.
¿Qué hacer si llega ese caso? En el fondo lo sabes: silbar El puente sobre el río Kwai* y defender la argumentación exactamente contraria a la que ahora manejas. Aunque en el cuadro de mandos interno salte el testigo de la incoherencia.
Que le den a Alfonso Pérez. Heteruzo, machirulo. Cómo te has alegrado de que le hayan quitado su nombre al estadio de su ciudad. Detestas su opinión sobre el fútbol femenino. ¿Cómo se atreve a expresar en voz alta los mismos postulados que, gracias a Dios, ya habían sido declarados tabú? La diversidad y la inclusión no pueden contener estos perfiles, ya felizmente superados. ¿Que bautizar el estadio era un reconocimiento al mérito deportivo de un lugareño? Lo personal es político, lo moral nos antecede.
Pero en el fondo sabes que la sociedad se empobrece si el coste de una opinión es tan alto que deja de merecer la pena expresarla. Porque hoy es esa corriente de pensamiento pero mañana podría ser la tuya. Y entonces quedarías huérfano de argumentos para criticar lo que hoy defiendes. *Turú-turutuntuntún-turú- turutuntuntún.
[La resurrección de Sánchez escrita desde su coso: cómo el miedo a Vox superó al miedo a Bildu]
Ojo que esto también va por ti, que llevas semanas despotricando contra el Rey de España. Vendido, Felpudo VI. Conoces de sobra que cualquier amago de acción de gobierno por su parte es una violación de la misma Constitución que te llena la boca cuando la defiendes. Pero contra alguien tendrás que descargar tu rabia. Por eso dejas caer que podría torpedear candidatos a la investidura o ejercer alguna clase de papel defensivo ante las futuras leyes que nos acechen.
Tú mismo eres consciente de que jamás lo consentirías en otro contexto. Quién sabe lo que nos depararán los vericuetos sucesorios. Imaginemos una jefatura del estado ocupada por un descendiente Borbón cuya ideología deje a Podemos en socialdemocracia tibia, haciendo pinza con la oposición de izquierdas a un gobierno de derechas elegido por los representantes del pueblo.
Cuidado con lo que se defiende. Quizá resulte una puerta que luego no se pueda cerrar. Y entonces no quedará más remedio que aguantarse con lo que entre.