Javier Milei será el próximo presidente de Argentina. Se ha impuesto con más claridad de la esperada al peronista Sergio Massa (55% frente a 45%), que no tardó en conceder una derrota ante unos resultados menos ajustados de lo que mostraban las encuestas.

El candidato ultraliberal de La Libertad Avanza ha obtenido en el balotaje la victoria que esperaba en una primera vuelta que resultó muy por debajo de las expectativas. Algunas claves:

Patricia Bullrich y Javier Milei se cruzan en el plató del debate presidencial previo a las elecciones argentinas.

Patricia Bullrich y Javier Milei se cruzan en el plató del debate presidencial previo a las elecciones argentinas. Efe

1. Parece que ha resultado providencial la rapidez del apoyo en la segunda vuelta de Juntos por el Cambio, el espacio político del expresidente Mauricio Macri, cuya candidata, Patricia Bullrich, quedó en un decepcionante tercer lugar en la primera vuelta. De hecho, mucho se especuló durante aquella campaña si no sería Milei el favorito de Macri desde el principio, dado el poco entusiasmo con el que exmandatario apoyó a la candidata de su espacio.

Dadas las malas actuaciones en entrevistas y en el debate presidencial de Milei, el respaldo cerrado de Juntos por el Cambio ha dado resultados que permiten pasar por caja al macrismo. Distinto es que Milei le pague lo que Macri cree que le debe, y en ese tango podrá intuirse el camino del nuevo Gobierno.

Cabe preguntarse cuál será el grado de integración o coordinación entre la bancada de legisladores de ambos espacios políticos, y si habrá pesos pesados del macrismo en el Gobierno con verdadera influencia moderadora. Escribía hace unos días aquí Andrés Oppenheimer que la de un Milei "contenido" era la opción menos mala, aunque mostraba su escepticismo sobre la viabilidad de su deseo. Habrá que esperar a sus primeros mensajes y nombramientos para saber si habrá un Milei presidente distinto del Milei candidato.

2. Massa reconoció pronto la derrota y, quizá, pensó que sus posibilidades fueron siempre un espejismo que finalmente se desvanece. Al fin y al cabo, es el ministro de Economía de un país con una inflación del 140%, en recesión y con el ánimo social por los suelos.

Su objetivo no se cumplió porque no podía cumplirse. Ni siquiera con una buena campaña, con actuaciones sólidas en mítines y entrevistas, y con un candidato enfrente que movilizaba a los propios. Su resultado es, en el fondo, digno de aplauso, y lo dejan en una buena posición para luchar por otra oportunidad en el futuro.

En un contexto económico deprimido y deprimente, ha prevalecido lo que dijo Macri para defender al candidato libertario, y que en cualquier otro país sonaría a petición de no votarlo: "Milei es una incógnita". Frente a lo malo conocido, mejor la imprevisibilidad de un candidato cuya virtud es representar lo contrario de lo conocido.

[Opinión: Un Milei contenido sería la opción menos mala para Argentina]

Ante el "O yo o el caos" de Chumy Chúmez de la campaña peronista, la mayoría de Argentina ha preferido arriesgarse a lo segundo. Quizá porque ya se perciben en el caos. Un dilema y una respuesta que evidencia la desesperación y el cabreo de la ciudadanía y hasta qué punto se ha degradado la situación en Argentina.

3. Con ese Milei "contenido", arropado por los cuadros de la derecha clásica, es esperable ese giro pragmático, aunque seguramente acompañado de un histrionismo marca de la casa. Será importante desde ahora fijarse en sus nombramientos más técnicos y en sus políticas concretas, y evitar quedar atrapado en las redes (metafóricas y sociales) que tan bien han manejado Milei y sus colaboradores.

4. Con Milei entra una nueva generación de políticos y activistas socializados en las redes sin los que no se entiende el éxito de La Libertad Avanza. Hay que esperar a las encuestas postelectorales, pero es seguro que ha obtenido un gran resultado entre los jóvenes, a quienes ha apelado con éxito.

Cuentan que alguien reprochó a Perón su giro político conservador en su último mandato, pese a que había dicho que el futuro era de los jóvenes, a lo que el presidente respondió: "Sí, el futuro es de los jóvenes, pero estamos en el presente". Milei deberá conjugar intereses contrapuestos en una situación económica muy crítica. Y dada la influencia en la calle que mantiene el sindicalismo peronista, no es difícil aventurar una conflictividad social importante en los próximos tiempos en Argentina.

5. Si Milei estima que su victoria tiene que ver con sus posicionamientos sobre "los zurdos", la dictadura pasada o cualquier otro debate de la batalla cultural, le irá mal. Su victoria no debe leerse como una ruptura de consensos asentados, como por ejemplo los relativos al valor de la democracia.

Su mandato tiene un componente claramente económico que le obligará a un giro pragmático importante, y cuanto más se desvíe de ese mandato, menos legitimidad tendrá para tomar decisiones duras. No podrá hacer ajustes en el interior cabreando a los argentinos y enemistarse al mismo tiempo con los mandatarios de Brasil o China, dos de sus principales mercados, por ejemplo. Ni negociar con el FMI insistiendo en cerrar el Banco Central.

Milei tiene que elegir desde ya a quién prefiere decepcionar y defraudar. Pero, con alguien apodado "El Loco" y con los antecedentes de la derecha radical en la que le gusta mirarse, cualquiera sabe.