Un país con pleno empleo es una utopía, que además resultaría aburridísimo porque no quedaría nadie libre con quien tomar el vermú. Pero desde que llegó Pedro Sánchez a la Moncloa, ha hecho más por erradicar el paro que ningún otro presidente hasta la fecha.
Y lo suyo fue efectivo y directo, un golpe de inspiración. No aquello de Yolanda de los contratos fijos discontinuos para enmascarar los datos reales de desempleados y que los españoles sigamos sin saber la tasa de paro veraz en el país. O lo que es lo mismo, cuántos tontos son los que declaran el IVA al final de trimestre en vez de montarse su pequeña economía en B.
No, lo de Pedro es una de esas medidas dignas de un líder (que no sabe nada de economía).
Por eso decidió que lo que el país necesitaba eran veintidós ministerios (22), se dice pronto. Veintidós ministerios con sus secretarios de Estado, sus directores generales, sus secretarias, chóferes, delegados, utilleros, masajistas, quiroprácticos, nigromantes y hasta mascota. En España no puede haber paro porque a toda España la tiene trabajando Pedro Sánchez en la Moncloa.
En España el lunes era más fácil que a uno lo hicieran ministro a que le tocase un juego de sartenes en el supermercado. Por probabilidad estadística, era más plausible acabar el día con despacho en los alrededores de Moncloa que llegar vivo a la cama. Porque en España, desde que llegó el PSOE al Gobierno, ya no hay lunes al sol.
Veintidós ministros como veintidós ecos de la voz de su amo. Veintidós carteras como veintidós sacos rotos. "Veintidós, veintidós", que cantaría el feriante de una tómbola porque hay más ministros que peces de colores. "Veintidó, veintidó, veintidó", que diría el Dúo Sacapuntas.
Óscar Puente recibe la cartera del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible pic.twitter.com/1sGBFkjIBy
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) November 21, 2023
Veintidós ministerios para que nada cambie esta legislatura, porque todo lo que necesita Pedro es que España siga igual: dividida y desnortada. Veintidós ministerios es el precio de la paz social.
Pedro Sánchez no ha armado un Ejecutivo, sino un ejército como un señor feudal. Lo de la Moncloa son huestes, por si la oposición se le echa encima. Metralla humana a la que interponer de escudo entre el control del Congreso, las decisiones judiciales adversas y su inmaculada persona.