El comunismo italiano, desde Antonio Gramsci y Palmiro Togliatti hasta Doménico Losurdo y Luciano Canfora, ha sido muy productivo y fértil desde el punto de vista doctrinal (teórico, si se quiere).
Sin embargo, desde el punto de vista de la praxis revolucionaria, y como todo el comunismo europeo no soviético, se ha quedado en un quiero y no puedo hasta desleírse en socialdemocracia o en izquierda fundamentalista (o gauchismo, izquierda exquisita, feng-shui, wokismo, o como se le quiera llamar).
Al margen de su activismo militante, las figuras principales del comunismo italiano (estamos hablando del PCI, que fue el partido comunista occidental más nutrido, por encima del francés y del español) se han convertido en figuras de referencia bibliográfica, filosófica y política, ocupando Toni Negri un lugar bien destacado.
Tanto por el volumen importante de su obra, como por el papel de traductor o adaptador del comunismo, desde su planteamiento decimonónico marxista, a su reformulación de fines del siglo XX y principios del XXI, marcado por la caída del muro de Berlín.
Antonio Negri, nacido en Padua en fecha tan señalada como la de 1933, y tras una temprana militancia católica, parece ser que se convirtió al socialismo en un kibutz israelí (según propia confesión), lo que no deja de ser anómalo.
Quizás impulsado por el típico celo del converso, mucho más radical en sus convicciones que el que nunca ha caído de un caballo, su militancia se ejerció con mucha beligerancia, sin excluir el método terrorista.
Acusado de participar, como miembro de los Brigadas Rojas, en el atentado que terminó con la vida del primer ministro italiano, Aldo Moro, estuvo en la cárcel varios años desde donde concibió y escribió Spinoza, la anomalía salvaje. Y en donde reivindicó el materialismo del pensador holandés, frente a la clásica interpretación, desde Jacobi y Lessing, en torno a la llamada "polémica del spinozismo", que vieron en Spinoza un precedente del idealismo.
Supo ver Negri que en la disputa por el magisterio de Spinoza estaba la clave de la controversia entre idealismo y materialismo que vertebra la filosofía contemporánea.
Pero allí vio el italiano más cosas, a través de la dupla deseo y poder, dos ideas centrales en el holandés, y que ya tienen que ver con la propia deriva doctrinal de Negri, a través de su lectura del llamado, en general, posmodernismo, desde Foucault hasta Deleuze.
Nos ha dejado Toni Negri. Su figura intelectual y política es de lo más valioso que produjeron los movimientos revolucionarios italianos. Hasta siempre, compagno ✊https://t.co/iX1KwDFAxa
— Pablo Iglesias 🔻{R} (@PabloIglesias) December 16, 2023
La idea fundamental que preside la obra de Negri (como obra que quiere ser revolucionaria) es la del Imperio como gran conspiración global ("biopolítica"), que pone en crisis la idea contemporánea de soberanía nacional. Y que sólo a partir de una "multitud" igualmente globalizada, unida se supone por una problemática común, y organizada, puede empatar y destapar la conspiración biopolítica global ("imperial").
Esta idea de multitud, inspiradora de los movimientos antiglobalización, asociada a la de poder "constituyente", frente al vaciamiento de la soberanía nacional, tal como han teorizado Negri junto a Hardt en su fundamental Imperio, es la principal fuente de inspiración en España del partido político Podemos. (La tesis doctoral de Pablo Iglesias puso el foco, precisamente, en los movimientos sociales italianos). Un partido que hoy languidece, coincidiendo con el fallecimiento, este domingo, de su principal inspirador.