Todas las semanas se aprende algo. Esta pasada, por ejemplo, que no hay en todo el diez de Downing Street un [visualicen los nubarrones y las cabezas de cerdo de los tebeos] un funcionario capaz de sacar un paraguas cuando el primer ministro se cala hasta los huesos anunciando la convocatoria de elecciones.
La comparecencia de Rishi Sunak fue toda una prueba de resistencia para los tejidos de su traje. Las sastrerías de Savile Row ya tienen hecho el anuncio. Para su desgracia, el Partido Conservador también. Lo resume bien un tuit: "Sunak acusa a los Laboristas de no tener un plan mientras no es capaz de consultar el pronóstico del tiempo".
Los primeros ministros británicos se nos presentan en remojo y los senos y los miembros viriles de los concursantes de televisión se muestran al espectador antes que los rostros. Entenderán que el mundo se haya vuelto un lugar difícil de asimilar para alguien nacido en la época de Margaret Thatcher y las asistentes como público de Un, dos, tres… responda otra vez quitándose los sujetadores por debajo de la ropa como máxima transgresión televisiva.
Uno pensaba que el hambre de "cacho" en la programación se había ido con Ángel Casas, Ay, qué calor o las chin chin de Gil y Gil. Miren, si no, la trayectoria de Bertín: de los contactos con tacto a las entrevistas de sobremesa amable y éxitos musicales en versión "chill out".
Pero, en estas, ha surgido Naked Attraction (Max/Movistar). El programa es una versión española de un éxito británico. (Está visto que no sólo sus mandatarios se humedecen).
Hay un concursante y unos candidatos ocultos dentro unas cabinas. (Mujeres y hombres se reparten estos papeles en función del género y la inclinación sexual del primero). Los segundos están totalmente desnudos y nos son presentados de piernas a ombligo. (Aquí el término "contrapartes" adquiere un significado especial). Conforme vaya habiendo eliminados se irá subiendo en el descubrimiento de su anatomía. Para cuando queden únicamente dos, será el concursante quién tenga que quitarse todo atisbo de ropa antes de tomar la decisión final.
Entre medias, como si fuera una suerte de Barrio Sésamo genital, unas piezas educativas muy breves.
Permitirán que los dos primeros capítulos convaliden la temporada entera, que consta de siete entregas. Valeria, croupier de 29 años, juzga como "totalmente apetecible" el pájaro de uno de sus aspirantes. "Hola, pene", responde la presentadora a los movimientos del falo que semejan un saludo. Además, quiere saber si a la concursante le gustan los badajos "grandes", "pequeños" o, quizá, "manejables". La primera inspección concluye con un veredicto que habla de "estándares de calidad más que aceptables".
¡Que suban las cabinas!#NakedAttraction ya está disponible en #Max.#MuchoMásQueVer pic.twitter.com/PLj7Cmj5gR
— Max España (@StreamMaxES) May 21, 2024
La conductora sugiere a las encargadas de ganarse a José Miguel, murciano de 31 años, que le "intenten seducir con los pechos". A partir de ahí se suceden unos contoneos que habrían llevado hasta el éxtasis a Alvaro Vitali. Susana, empresaria de 50 años, incluye entre sus requisitos "que no tenga poca picha".
Nada se ha salido del guión: mucho jiji jajá en las redes y alguna asociación civil pidiendo sales. Hay quien se ha servido del programa para hacer una prospección sobre el porcentaje de varones circuncidados en España. El otro aliciente sociológico, calibrar la extensión de los tatuajes y la depilación, ya nos venía dado por las alineaciones de la Selección Española y la nómina de concursantes de Supervivientes.
Nos habremos quedado antiguos. Pero cuesta ver algo distinto a un mercado de la carne. El mensaje oficial habla de formato avanzado, pero la percepción es que, si acaso, llega tarde. Cuando algo así habría hecho furor hubiera sido hace treinta o cuarenta años.
Imaginen a Esteso o Antonio Ozores como presentadores. Y a un transportista de Badajoz o a una administrativa del Instituto Nacional de Industria evaluando el género. Sospecho que a Ibáñez Serrador le habría encantado. Pero en ese caso sí que hubiera sido indispensable sacar un paraguas.