Ante el primer, y posiblemente único, debate entre la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, demócratas y republicanos tenían preocupaciones diferentes.

A los republicanos les preocupaba que Trump pudiera caer en insultos personales en lugar de centrarse en criticar las impopulares políticas de la administración Biden, especialmente en materia económica.

Los demócratas querían que Harris pudiera definirse mejor a sí misma y su visión política ante el público estadounidense. Con las encuestas en empate, los demócratas también se preguntaban si una buena actuación en el debate podría traducirse en votos.

Kamala Harris y Donald Trump durante el debate celebrado en la cadena ABC.

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Los republicanos tenían buenas razones para estar preocupados por la conocida incapacidad de Trump para mantener una argumentación disciplinada y centrar sus ataques. Aunque esto no fue un problema frente a la incoherencia del presidente Biden en junio, se convirtió en un problema esta vez.

Harris provocó con éxito a Trump al principio del debate, diciendo: 

"Voy a invitarle a asistir a uno de los mítines de Donald Trump porque es algo realmente interesante de ver. Habla de personajes de ficción como Hannibal Lecter. Hablará de molinos de viento que causan cáncer. Y lo que también notarás es que la gente abandona sus mítines antes de tiempo por agotamiento y aburrimiento. Y te diré que de lo único que no le oirás hablar es de ti". 

Trump, famoso por el tamaño de sus mítines y notoriamente susceptible, se pone nervioso fácilmente ante cualquier insinuación de que sus actos son algo menos que estadios abarrotados llenos de fans que le adoran.

A partir de ese momento, Harris se mantuvo principalmente a la ofensiva, dejando a un Trump nervioso y enfadado a la defensiva.

Un indicador importante del éxito de Harris fue la reacción de los medios de derechas. Breitbart acusó a ABC News y a los moderadores David Muir y Linsey Davis de aliarse con Harris contra Trump. Megyn Kelly, antigua personalidad de Fox News, expresó su indignación contra los moderadores por comprobar los hechos de Trump, pero no los de Harris.

Era previsible, pues Trump ya se había quejado de la ABC en los prolegómenos del debate (Trump ha demandado a ABC y al presentador de noticias George Stephanopoulos por difamación).

A pesar de las quejas, Trump habló seis minutos más que Harris, aunque ella pareció lanzar ataques más efectivos.

Algunas de las declaraciones más extravagantes de Trump hablan por sí solas:

- "Ella (Harris) quiere hacer operaciones transgénero a extranjeros ilegales en prisión".

- "Pero su candidata a la vicepresidencia dice que el aborto en el noveno mes está absolutamente bien. También dice que la ejecución después del nacimiento (es ejecución, ya no aborto, porque el bebé ha nacido) está bien".

- "En Springfield, se están comiendo a los perros. La gente que entró. Se están comiendo a los gatos. Se están comiendo las mascotas de la gente que vive allí".

- "Permítanme hablarles acerca de los líderes mundiales. Viktor Orbán, uno de los hombres más respetados, lo llaman 'un hombre fuerte'. Es una persona dura. Inteligente. Primer ministro de Hungría".

- "Putin la apoyó (a Harris) la semana pasada". 

Como de costumbre, Trump era Trump, y Harris lo aprovechó hábilmente. Aunque a veces Harris no dio muchos detalles políticos, logró articular algunos planes concretos, sobre todo en relación con el apoyo a las familias y las pequeñas empresas.

Es cierto que muchos votantes, especialmente los indecisos, creen saber mucho sobre Trump, pero mucho menos sobre Harris. Este debate le brindó una importante oportunidad a Kamala Harris para presentarse al electorado. 

Sin embargo, hace mucho tiempo que los estadounidenses no asisten a un debate centrado en la política de fondo. Catorce años, para ser exactos, cuando Barack Obama y Mitt Romney compartieron escenario. Como sabemos por el famoso debate Nixon-Kennedy, la imagen a menudo importa más que la política. 

Harris concluyó con un mensaje esperanzador: "Pasemos página y sigamos adelante". Poco después del debate, Taylor Swift la apoyó en un post de Instagram, firmándolo como "Taylor Swift, mujer con gato y sin hijos".

Fue sin duda la noche de Harris, pero ¿se traducirá esto en votos?

Eso está por ver.

A pesar de la mayor atención que ha recibido desde el 21 de julio, Harris no ha recibido un gran impulso en la convención, y las encuestas siguen mostrando un empate. Aunque sus resultados mejoran los de Biden, los republicanos siguen teniendo una ventaja estructural en el Colegio Electoral, ya que los pequeños estados rurales rojos obtienen más votos por habitante que los grandes estados urbanos azules como Nueva York y California.

La campaña de Harris tiene razón al calificarse a sí misma de perdedora en esta carrera.