"Muy bueno el disco de Charly, hay que escucharlo entero y contentos". Andrés Calamaro (63 años), hiperactivo esta temporada en X y de gira por Mallorca, escribió esta semana sobre su maestro, el legendario Charly García, que a sus setenta y dos años editó el pasado miércoles La lógica del escorpión.
"Todas las canciones son buenas, la grabación está muy bien presentada, una producción muy adecuada y elegida. La pelícana, con Luis Alberto Spinetta, es una obra de arte, de las mejores grabaciones de Charly de siempre".
Para mi tocayo, El escorpión compite con Piano bar, el legendario disco de García de 1984 que incluía himnos como Demoliendo hoteles, Promesas sobre el bidet o Raros peinados nuevos, y estoy de acuerdo.
El disco, en tiempos en los que todo se lista, entró directo al tercer lugar de las listas y en Argentina no se habla de otra cosa. En Argentina se respeta a sus artistas, se cuida a sus ídolos y se les acompaña en sus subidas y bajadas.
España tiene mucho que aprender de cómo cuidar a sus talentos y respetar los meandros de su trayectoria. Francia, Italia y Argentina son buen ejemplo de respeto artístico.
En una primera escucha, lo que se siente es que el repertorio tiene canciones formidables y un sonido poderoso. Pero lo que más sorprende es que la voz de Charly es apenas un hilo. Pero también cantan así Bob Dylan y Joaquín Sabina, y también grabó así Tony Benet.
No importa. El disco se siente poderoso y melódico. El disco es magnífico. Y las voces que lo arropan están todas en su sitio, no aspiran a camuflar la falta de voz de Charly. Funciona.
"Sí, le cuesta más cantar que hace treinta o cuarenta años, me gusta como queda" escribe Calamaro. "Canta en caja, las melodías, canciones muy buenas. Pero no está sobrado y eso me gusta". Y a mí.
"Este soy yo ahora" pretende gritarle al mundo Charly en el que quizá sea su ultimo disco, y es así. Es Charly con su historial de éxitos y "desapariciones". Es un superviviente de una época y de un país complicado, de haber sido internado en un psiquiátrico, de ser una farmacia andante.
Estar en silla de ruedas es muy duro para una estrella del rock de 1,94 m. de alto.
He escuchado el disco atento y a todo trapo con libreta y lapicero. Las letras se entienden bien a pesar de la voz de Charly. Son directas y poéticas, con picardía y ternura, marca de la casa García. Son textos de purito rock & roll. "Voy a ver a mis amigos Brian Jones y Kurt Cobain / Brian Jones será testigo de que los Stones siguen igual (wait for it) / Como a Lennon a tu hijo, lo van a crucificar (wait for it)".
Sonido de disparos para acabar El club de los 27. Y un mantra: "Number 9, number 9", en claro homenaje al Beatle muerto.
Siete años después de Random, su último disco nace con una duración escasa, corta, treinta y cinco minutos, trece canciones, siete del lado A y seis del lado B. Editado por Sony entre inéditos, descartes de otras grabaciones y versiones, como el Watching the Wheels de John Lennon y Rock and Roll Star de The Byrds, los dos adaptados al castellano.
Entre los colaboradores, Fito Páez, que ahora anda viviendo en Madrid; David Lebón (El club de los 27); su legendario colaborador el guitarrista Pedro Aznar (que en América mete también voces y batería); y la voz del fallecido Spinetta en La pelícana y El androide.
Charly anuncia que llega el lado B con su propia voz y se escucha Juan Represión con una canción de Sui Generis que se quedó fuera de su disco Pequeñas anécdotas de las instituciones en 1974.
Una edición de lujo en vinilo circula ya con sólo siete mil copias y prevé agotarse, con arte de Renata Schussheim.
La banda es la fija de Charlie, al menos en los últimos años. Son músicos desconocidos en España, pero grandes allá: Fernando Samalea en los tambores, Kabusacki en las guitarras, y Hilda Lizarazu y Rosario Ortega en los coros.
Habrá que esperar algo de tiempo para hacerse con el disco. Las copias de lujo con el escorpión de la portada en relieve ya se cotizan en eBay por encima de los cien euros, y en Amazon no venden el disco. No te molestes en buscar en Discogs, no hay nada.
Será cuestión de tiempo, pero me parece raro que Sony no haya hecho un lanzamiento mundial, al menos en su tienda online.
Cómo canta en La medicina Nº9, yo también "voy a comprar un alfajor, y aunque no pierdo la esperanza, a veces con vivir no alcanza".
Grande Charly.