El pacto para la composición de la Mesa del Congreso es el primer acuerdo que sellan Rajoy y Rivera desde que Ciudadanos llegó al Parlamento. Tiene, por tanto, un gran valor simbólico y corrobora que el centro derecha suma en esta legislatura más diputados (169) que la izquierda (156). Eso no garantiza que Ana Pastor, la persona propuesta para presidir la Cámara, vaya a ser la elegida, pues todo dependerá de lo que hagan las demás minorías.
Es significativo, en ese sentido, que la hasta ahora Convergència de Artur Mas dependa de una lectura favorable de la Mesa para obtener grupo parlamentario propio, y habrá incluso quien pueda ver en la decisión de la Fiscalía de no acusarle por el único delito que podría llevarle a la cárcel en relación a los hechos de la consulta del 9-N una forma de propiciar su apoyo o abstención. Este martes tendremos la respuesta.
El acuerdo es beneficioso tanto para el PP -que recuperaría la Presidencia que perdió a manos del PSOE tras las elecciones del 20-D- como para C's -que mantendría dos puestos, uno de ellos la vicepresidencia primera-. Y hay que tener en cuenta que la Mesa del Congreso tendrá un papel fundamental en un Parlamento que, dada la dificultad de obtener mayorías, va a convertirse en el centro de la actividad política del país.
Capacidad de veto
Lo más relevante del acuerdo entre PP y C's es que Rajoy ha concedido a Rivera el derecho a veto. Las primeras opciones de los populares para presidir la Cámara eran Cospedal y Fernández Díaz. C's no aceptó a ninguno de los dos: a la primera por haber quedado salpicada en el caso Bárcenas y al segundo por estar bajo sospecha en la denominada operación Cataluña. Tal y como señaló Rivera tras hacerse público el acuerdo, su partido aceptó a la ministra en funciones de Fomento por ser una dirigente "sin tacha de corrupción".
Con su gesto hacia C's, Rajoy pretende seguramente tratar de convencer a Rivera de que pase de la anunciada abstención al sí a su investidura, de forma que este primer punto de encuentro pudiera dar paso a un pacto de legislatura. Sin embargo, de las palabras del líder de C's en El Escorial se infiere que eso es muy complicado. Rivera fue rotundo al afirmar que podrán contar con ellos siempre que haya "cambios de nombres y de políticas", y está por ver que el PP pudiera llegar a tanto. En este sentido, Rajoy, ante la dirección de su partido, dijo este martes que está dispuesto a gobernar aunque sea en minoría con sus 137 diputados.
32 escaños decisivos
Si al final la propuesta de PP y C's para la Mesa del Congreso prospera, Rivera habrá hecho una buena operación, pues se garantiza que no será una fuerza irrelevante en la legislatura y demuestra, con hechos, que su problema para llegar a acuerdos con el PP no son las siglas, sino los nombres y el compromiso de regeneración, como no se ha cansado de repetir y como ya puso de manifiesto con el pacto en La Rioja a cambio de que Pedro Sanz no repitiera como presidente autonómico.
Los hechos están dando la razón a quienes sostuvimos que los 32 escaños de C's en esta legislatura iban a ser más decisivos que los 40 de la anterior. Cuando durante la campaña le preguntaron a Girauta, portavoz parlamentario de C's, por posibles nombres del PP que podrían ser aceptados por su formación en una hipotética investidura, uno de los cinco que aportó fue el de Ana Pastor. Está claro que Rajoy tomó nota.
Ahora bien, al sacrificar a Cospedal y a Fernández Díaz, Rajoy convierte a Rivera en árbitro de la política española, como ya estuvo a punto de serlo de haber prosperado su acuerdo con el PSOE en la pasada legislatura. Desde luego, y en las actuales circunstancias, es una suerte para el país que esa capacidad de influencia y ese poder para moderar la política española la tenga un partido de centro y no formaciones radicales o nacionalistas, como en otros momentos.