La reunión de líderes europeos que ha tenido lugar este viernes ha marcado el inicio de una nueva etapa para la Unión Europea. El objetivo de la cumbre de Bratislava, a la que han acudido representantes de todos los países de la UE excepto Reino Unido, era trazar la estrategia que deberá seguir la Unión tras el trauma que ha supuesto el brexit. La cumbre ha descartado dar un salto a una mayor integración, y en su lugar ha abordado tres áreas prioritarias: la inmigración, la lucha antiterrorista, y la reactivación económica.
Los líderes europeos han pedido dejar de lado las diferencias y buscar la unidad ante estos retos. No será una tarea fácil. Los 27 (Londres ya queda fuera) se encuentran fundamentalmente divididos sobre cómo abordar los desafíos a los que se enfrenta el continente. Esas divisiones han aflorado en las declaraciones que los participantes han hecho tras la cumbre: mientras Polonia, Eslovaquia y Hungría han puesto el énfasis en la inmigración y han solicitado más restricciones en la acogida de refugiados, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, ha mostrado su frustración por cuanto la declaración no es ambiciosa en lo que se refiere al crecimiento.
Crisis de refugiados
Según el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, sería un error asumir que el brexit representa un problema específicamente británico. "Mucha gente, no sólo en Reino Unido, cree que formar parte de la UE es un obstáculo para la estabilidad y la seguridad", escribió a los líderes europeos en la carta de invitación a Bratislava.
La crisis de refugiados es una de las principales causas de tensión. Esta misma semana, el ministro de Exteriores de Luxemburgo pidió la expulsión de Hungría de la UE por tratar a los refugiados "peor que a animales salvajes". Las cuotas obligatorias también han sido motivo de fricción, ya que muchos países del este de Europa se han opuesto a asumir su parte del reparto.
Como manera de intentar salvar estas divisiones, los líderes europeos se han comprometido en Bratislava a seguir reduciendo la entrada a Europa y a no permitir que se repita el "caos" de 2015.
Mensaje a Reino Unido
A pesar de que esta cumbre se convocó en respuesta al brexit, los líderes europeos no le han dedicado demasiado tiempo. El gesto más elocuente ha sido el de no invitar a Eslovaquia a la primera ministra, Theresa May, pese a que técnicamente Reino Unido sigue siendo un estado miembro. La posición de la UE es firme: no se va a negociar con Londres hasta que no se active la cláusula de divorcio. Se pretende así que los británicos empiecen a asumir las consecuencias de su decisión.
Los líderes europeos han optado esta vez por una hoja de ruta minimalista, poco ambiciosa y con propuestas muy concretas. Visto el resultado que dieron los grandes propósitos, tal vez sea lo más oportuno. La confianza de los ciudadanos en el proyecto europeo se ha deteriorado. Sólo el tiempo dirá si este intento por relanzarlo da resultado.