Si los sondeos no fallan esta vez -y el margen de error en las elecciones vascas y gallegas ha sido tradicionalmente pequeño-, Feijóo y Urkullu serán reelegidos presidentes; el dirigente popular con mayoría absoluta, y el líder nacionalista con el apoyo del PSOE o del PP. Sin embargo, aunque los gobiernos no cambien, los flecos de estos comicios pueden resultar decisivos en la política nacional.
Dado que, de entrada, Rajoy tiene muchas posibilidades de anotarse el triunfo de Feijóo, quien más tiene que perder es el líder del PSOE. Los socialistas pueden ser superados en Galicia y el País Vasco por las Mareas y Podemos, y eso después de que Pedro Sánchez haya impuesto a sus candidatos en ambas comunidades, no sin fricciones.
Los riesgos
Así las cosas, unos malos resultados podrían cargar de nuevos argumentos a los barones para presionar al secretario general e incluso servirles en bandeja la excusa para solicitar su dimisión. Hasta ahora, Sánchez ha podido contener a sus opositores internos y mantenerse firme en su no a la investidura de Rajoy. Se ha parapetado en la dirección -órgano en el que aún tiene mayoría- y no ha descartado una consulta a las bases que pasaría a convertirse en un plebiscito sobre su liderazgo.
Está claro que Galicia y el País Vasco se juegan mucho en estas elecciones. Un pinchazo de Feijóo, por ejemplo, dejaría la Xunta en manos de esa mezcla de izquierda radical y nacionalista que encarnan En Marea, Podemos y el BNG, con todos sus grupúsculos. En el País Vasco está por ver cómo responde el voto abertzale después de que Otegi se haya puesto al frente de Bildu, y también hay que estar muy pendientes de cómo responden las fuerzas constitucionalistas.
Situación excepcional
Sin embargo, la excepcionalidad que vive la política española, con la amenaza cierta de tener que convocar unas terceras elecciones generales en menos de un año, obliga a considerar ambos comicios en clave nacional. En Galicia y el País Vasco se juega esta vez la gobernabilidad del país. Si Urkullu acaba necesitando los votos del PP en la Cámara vasca, el PNV podría dar un empujón casi definitivo en el Congreso a la investidura de Rajoy. Pero si eso no ocurre y el PSOE resiste en las urnas, se consolidaría Sánchez y también el bloqueo institucional.
En cualquier caso, el líder socialista es quien tiene la llave para resolver la situación. Por tanto, pase lo que pase, el foco y la presión van a seguir estando sobre él. Seguramente nunca antes ha habido una jornada de reflexión con tantas variables a considerar. Todos, candidatos y electores, tienen motivos para meditar.