Ni uno solo de los muchos frentes abiertos por el 45º presidente electo de EE.UU. contra propios y ajenos tiene atisbos de perder intensidad cuando, el próximo 20 de enero, tome posesión del cargo. Más bien al contrario. Donald Trump, el grotesco multimillonario que batió a Hillary Clinton contra pronóstico, el hombre que desprecia la prudencia y gobierna a través de Twitter, ha vuelto a pisar todos los charcos en su primera rueda de prensa este miércoles en Nueva York.
Tras improvisar un discurso deslavazado, inconexo y ayuno de la visión panorámica y la consistencia que cabría esperar en un presidente de EE.UU. -más aún en contraste con el de despedida de Obama horas antes en Chicago-, Trump recurrió al enemigo interior para afrontar las polémicas que él mismo protagoniza y aviva desde que se lanzó a la carrera por la Casa Blanca.
La comparecencia
Preguntado por sus hits más controvertidos, el magnate y presidente arremetió de nuevo contra la prensa por "deshonesta" y por publicar "invenciones de gente enferma", en alusión a las informaciones que advierten de que Rusia podría intentar chantajearle con material de contenido sexual en una suite de Moscú. Volvió a cuestionar la fiabilidad de las agencias de inteligencia de su propio país, a las que acusó de filtrar sus reuniones. Y humilló a México asegurando que acabará pagando su muro antiinmigrantes porque "se ha aprovechado de EEUU".
También amenazó a las multinacionales estadounidenses que mantienen fábricas en el exterior con imponerles fuertes aranceles fronterizos. Y, sin embargo, disculpó al Kremlin y a su admirado Vladimir Putin pese a que reconoció que el espionaje ruso hackeó a los demócratas para interferir en las presidenciales de EEUU.
Empieza el 'show'
Todo indica que el show de Trump no ha hecho más que empezar. Ni una propuesta concreta, sólo generalidades grandilocuentes. Y ni un indicio de que vaya a mover un dedo para restañar heridas en un país polarizado desde las elecciones, o para tranquilizar a la Comunidad Internacional sobre el rumbo aislacionista que pueda tomar EE.UU. bajo su mandato. Si algo ha dejado claro Donald Trump es su determinación de entrar a cara de perro en el Despacho Oval.