El resultado del último CIS -conocido este viernes- ha generado una pequeña convulsión en el escenario político y obligará a todos los partidos a revisar sus estrategias de cara al otoño. De celebrarse ahora elecciones, el PP ganaría con el 28,8% de los votos, tres puntos menos que hace tres meses; el PSOE se dispararía hasta casi el 25%; Unidos Podemos obtendría el 20,3% de los sufragios y Cs lograría el 14,5%.
En términos globales, este barómetro consolida a Pedro Sánchez como alternativa a un Mariano Rajoy en caída libre, enfría las expectativas de Pablo Iglesias y no colma las aspiraciones de Albert Rivera, que se ve obligado a replantear su relación con el PP.
Acelerón del PSOE
El nuevo PSOE se queda a sólo cuatro puntos del PP, que llegó a tener 17 de ventaja en octubre, cuando los barones defenestraron al redivivo secretario general. Es decir, el ascenso acelerado del PSOE no se produciría ni a costa de Podemos ni de Ciudadanos, lo que hace pensar que Sánchez no sólo moviliza al electorado de izquierda que estaba en la abstención, sino que podría estar beneficiándose de un trasvase de votos del PP.
Estos datos avalarían el rumbo acertado -en términos estratégicos- del líder socialista pese a las campañas en su contra y suponen un revulsivo para las bases que noquearon al establihment político y mediático heredero del felipismo en las primarias del partido.
Bloque de izquierda
Por primera vez, los partidos de izquierda sumarían más porcentaje de apoyo que los de derecha. Sin embargo, el dirigente socialista tiene motivos para pensar que actuar con cautela y mantener distancias respecto de Podemos resulta más eficaz que echarse en sus brazos. De hecho, este CIS desarbola la principal estrategia de Pablo Iglesias, que no saca rédito de la moción de censura de junio.
Por lo que refiere a Ciudadanos, el estudio se realizó entre el 1y el 10 de julio, por lo que no recoge del todo el efecto de su último logro político: haber obligado al Gobierno a adelantar a 2018 la rebaja del IRPF. Con todo, parece evidente que su cercanía al PP -que no saca rédito de las buenas perspectivas económicas- lastra sus posibilidades pese a su probada utilidad parlamentaria.