La forma en la que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han planteado el proceso de renovación del consejo y del presidente de RTVE se ha convertido ya en una escándalo nacional. Después de haber pregonado en la oposición que el canal público no podía ser utilizado como un juguete político, a la hora de la verdad PSOE y Podemos han multiplicado los vicios de sus predecesores.
Las consecuencias están ahí: las redes sociales hervían este viernes con críticas al intercambio de cromos que han protagonizado Sánchez e Iglesias, por el que un amigo del líder de Podemos, el periodista Andrés Gil -sin experiencia en la gestión y con un marcado sesgo ideológico- se convertía en el candidato a presidir el Ente. Las protestas arrecieron incluso entre los propios trabajadores de la cadena, que volvieron a vestir de negro.
Gil, en el aire
Todo ello ha dado paso a la primera gran crisis del Gobierno de Sánchez, que ha empezado a recular después de que PNV y Esquerra Republicana manifestaran sus objeciones a apoyar el resultado. "Todo está abierto", afirmaba la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá en mitad del escándalo, dando a entender que el nombre de Gil, que ya había confirmado públicamente Iglesias, pasa a estar en el aire.
Para más inri, este viernes se conocía que Andrés Gil había borrado sus tuits, en un intento de eliminar mensajes que ahora pudieran perjudicarle. Hoy EL ESPAÑOL publica el contenido de algunos de sus artículos -que no ha podido borrar- en los que muestra sus evidentes preferencias por Pablo Iglesias y su antipatía hacia Felipe Vl, el PP, Ciudadanos y la aplicación del 155 en Cataluña.
Oscurantismo y frivolidad
La filtración de cómo se han negociado los nombres para confeccionar el nuevo consejo de RTVE, con total oscurantismo, como si se tratara del reparto de un botín y atendiendo únicamente a intereses partidistas, causan vergüenza ajena, pero son coherentes con la forma que tiene Podemos de entender los medios de comunicación: "los instrumentos de politización más importantes en el siglo XXI", en palabras de Iglesias.
Lo sorprendente es que el PSOE haya tratado este asunto con la frivolidad y la ligereza con la que lo ha hecho, lo cual lleva a pensar que se trata de una de las cesiones pactadas con Podemos cuando se negociaron los apoyos de la moción de censura a Rajoy. El Duopolio debe de estar frotándose las manos: con estos planteamientos tiene chollo para rato.