Todo el fin de semana, Podemos ha tratado de pasar de puntillas en el caso de Pilar Baeza, su candidata a la alcaldía de Ávila pese a haber sido condenada en su día a 30 años por asesinato.
Este lunes, Pablo Echenique ha tratado de blanquear a la candidata, aduciendo que sólo se trata de "un caso de hace 35 años" y "de una mujer que fue violada". El líder de Podemos da por buena la versión de Baeza y justifica sus actos, pese a que la Justicia nunca ha probado que la víctima fuera responsable de una agresión sexual.
Delitos
Con este caso Podemos dinamita el pacto tácito entre los partidos de no incluir en sus listas a personas sospechosas de delitos. Lo hace además una formación política que se jacta de ser adalid de la ejemplaridad frente a otras siglas.
Tan insólito es este respaldo de Echenique a la candidata de Ávila que, de confirmarse su nombramiento, sería la primera vez -con la sabida excepción de los abertzales o los separatistas de la CUP- que la dirección de un partido avala a un candidato con delitos de sangre.
Ejemplos
Sería conveniente poner la oración en pasiva: no es difícil imaginarse el grito en el cielo de Podemos si Luis Bárcenas o Rodrigo Rato, que no han matado a nadie, decidieran volver a la política una vez saldadas sus cuentas con la Justicia. De hecho, sólo por una conversación entre la ministra Delgado y el ex comisario Villarejo de hace diez años, Podemos ha exigido reiteradamente la dimisión de la titular de Justicia.
Si Cristina Cifuentes se vio ella misma fuera de la política cuando se divulgó un vídeo en el que aparecía hurtando unas cremas, al entender destruidas su imagen y reputación, ¿cómo va a representar a la ciudadanía una condenada por asesinato? La doble moral de Podemos se ha puesto en evidencia, aunque en sus manos está acabar con un escándalo que amenaza definitivamente su credibilidad.