Los insultos de Vox a Ciudadanos desde su cuenta oficial de Twitter son el síntoma de la degradación a la que está llegando la política, cuyo deterioro se ve ya como uno de los grandes problemas de España, según refleja ahora el CIS.
El partido de Santiago Abascal ha llamado "acojonado", "sinvergüenza" y "lameculos de Macron" a Albert Rivera. Ese intolerable desprecio por las formas y las mínimas normas del respeto se produce, además, en medio de las negociaciones para conformar gobiernos en plazas vitales como la Región de Murcia o la Comunidad de Madrid, con lo que queda mancillada la imagen de las instituciones.
Nerviosismo
La reacción de Vox sólo se explica desde el nerviosismo, lo que da credibilidad -al menos en este punto- al barómetro de Tezanos, que indica que esta formación habría perdido desde las elecciones del 28 de abril nada menos que la mitad de sus apoyos.
Porque cualquiera diría que el CIS ha vuelto a ser un instrumento en manos del Gobierno para condicionar las negociaciones de cara a la investidura. ¿Quiere Tezanos que creamos que los cinco puntos que pierde Abascal y los tres que pierde Pablo Casado han ido a recalar al PSOE?
Bloqueo
El paso del tiempo y el estancamiento de las negociaciones están demostrando que hay una estrategia de Moncloa de forzar la investidura de Sánchez sin contrapartidas y con la amenaza de una nueva convocatoria de elecciones generales como única solución al bloqueo parlamentario. Enfrente, la actitud de resto de partidos de enrocarse en cálculos cortoplacistas no le anda a la zaga al plan de Sánchez.
El espectáculo que están ofreciendo los partidos es lo suficientemente deplorable como para que Vox lo emponzoñe todavía más con una dialéctica propia de barra de bar y muy alejada de lo que debiera ser el debate político. Que no se quejen luego de las precauciones hacia ellos del resto de formaciones.