El Gobierno ha convocado este viernes al embajador de Estados Unidos para comunicarle su "rechazo frontal" a la decisión de Donald Trump de imponer aranceles a productos españoles. España "reaccionará de forma inmediata, con firmeza y claridad" para defender tanto a los ciudadanos como a sus empresas, según el Ejecutivo. Esa respuesta será "multilateral", pues se coordinará con la Unión Europea.
Trump justifica esta guerra comercial por la supuesta compensación de 11.000 millones de euros que la UE debería dar a Estados Unidos por las ayudas que destinó en su día a Airbus. Lo curioso del asunto es que la propia UE tiene en marcha un proceso similar por las subvenciones que Washington otorgó a Boeing.
Vino y aceite
Trump pretende gravar una serie de productos europeos que, en lo que atañe a España, afecta a las exportaciones agrícolas. Si no eran ya pocas las incertidumbres para la economía mundial -y europea en particular-, este paso añade nuevos nubarrones. Vino, aceite y aceituna serán los principales damnificados por un valor estimado de mil millones de euros.
Trump vuelve a hacer gala de su desprecio a las leyes que rigen el mercado, que son las que han permitido un desarrollo de la economía mundial en las últimas décadas. Intentar sustituirlas por un proteccionismo trasnochado pone en peligro muchos de los logros alcanzados.
Aranceles
Esa posición atrabiliaria de Trump no deja otra salida a la UE que responder con la misma moneda y desenterrar los aranceles a los productos estadounidenses. Y aquí, el Gobierno de Sánchez hace bien al asumir su cuota de protagonismo europeo.
En un mundo en el que los populismos abogan abiertamente por quebrar el libre mercado, es necesario dar la batalla en el terreno de la economía pero también en el de las ideas. No debe permitirse que líderes miopes empobrezcan a millones de ciudadanos con sus rancias recetas.