En este fin de semana largo, Madrid se adentra en un oscuro túnel que se veía venir. El decreto de estado de alarma dictado unilateralmente por el Gobierno en un Consejo de Ministros extraordinario no es más que el reflejo, con sello de real decreto, de una guerra política que hace demasiadas semanas que deja atónitos a los ciudadanos.
Ya no es sólo que la protección de la salud se haya relegado al barro político; o que incluso la judicialización de la sanidad haya añadido una escena más al drama largo de siete meses de pandemia con decenas de miles de muertos. Es que los principales antagonistas de la batalla, Isabel Díaz Ayuso y Pedro Sánchez, aún seguían decidiendo este viernes sobre la vida y el futuro de los madrileños como en una partida de ajedrez.
Cerrojazo vía BOE
Al cerrojazo vía BOE de Pedro Sánchez hay que sumar el victimismo personalista de la presidenta de la Comunidad, que entiende la aplicación del estado del alarma como un ataque personal del presidente del Gobierno.
Pero si los datos sanitarios -aunque puestos en duda- comienzan a dar un respiro, el riesgo llega ahora de las cifras económicas de una larga secuencia de hechos que no es más que la consecuencia de una gestión llevada a tumbos sobre los baches del juego partidista: según cálculos de la Comunidad de Madrid, la aplicación de esta restricción gubernamental tendrá un coste en tan solo 15 días de 4.000 millones de euros; datos que fueron consignados en el recurso que la Comunidad presentó ante la Audiencia Nacional para evitar el cierre por parte del Ejecutivo central.
La puntilla
Es más, otro cálculo de la misma Administración estima que un confinamiento duro podría hacer perder a Madrid cerca de un 18% del PIB del año y en torno a 60.000 puestos de trabajo. La puntilla definitiva a la economía de la capital, de la que es dependiente el resto del país. Un desastre quizás amplificado por la tardanza en actuar, producto de haber incluido el juego político en una ecuación meramente sanitaria.
Se mire por donde se mire, este vodevil arriesga la condena al motor económico de nuestro país. Esta contienda no sólo desconcertó a comerciantes, hosteleros, consumidores y trabajadores, sino que ya está afectando a nuestra imagen ante el mundo. La OMS ha lanzado este mensaje sobre la batalla de Madrid y en plena víspera del puente del Pilar: "Cuando los gobiernos difieren, la gente muere".