La llamada de Podemos, por boca de Rafael Mayoral, a "correr a gorrazos" al gobernador del Banco de España (BdE) tras su informe sobre los efectos de la subida del salario mínimo interprofesional son de una extraordinaria gravedad por dos razones evidentes para cualquier demócrata.
La primera, por haber sido ejecutada por el portavoz del partido morado en el Congreso de los Diputados. Es decir, por uno de los dos partidos que forman parte de la coalición de Gobierno.
La segunda, porque introduce de nuevo una cuña antisistémica en el corazón del Ejecutivo en un momento en el que lo que menos le conviene a España es ser percibida en la UE como un país gobernado por ultramontanos y fundamentalistas del populismo antifinanciero.
Es imprescindible recordar aquí que el BdE se ocupa de la supervisión del sistema financiero y que lo hace por delegación del Banco Central Europeo. Y que entre sus funciones principales está la de la vigilancia de la banca con el objetivo de evitar excesos financieros de los que tanto nos hemos arrepentido en el pasado.
Pero también está entre sus funciones la de anticipar problemas sistémicos que puedan derivar en una crisis financiera a través del análisis del sector.
Solvencia y profesionalidad
No hace falta recordar lo vivido en la crisis de 2007 y los problemas sufridos por muchas Cajas de Ahorro españolas. Problemas que derivaron en el rescate de muchas de ellas. La anticipación del BdE, por ejemplo, evitó un problema mayor con Caja Castilla la Mancha. Es sólo un ejemplo de la utilidad del BdE, de su profesionalidad y de su solvencia.
Es cierto que algunas de las actuaciones del supervisor han sido criticadas en algunos momentos del pasado. Pero, en líneas generales, su trabajo ha sido de una utilidad evidente y ha evitado problemas mayores que los que habría provocado su inacción.
Los análisis de su servicio de estudios ayudan también a analizar el impacto de las decisiones políticas en la economía. Dichos análisis se limitan a constatar hechos empíricamente demostrados. En ningún caso emite opiniones o recomendaciones. Simplemente valora qué tipo de medidas podrían ayudar a mejorar la evolución económica del país.
En muchos casos, esas opiniones no coinciden con lo que le conviene al Gobierno, sea este del signo que sea, y es habitual entonces politizar sus informes para arrojárselos a la cara. Algo que debería evitarse, pues si estos se estudiaran con detenimiento podrían tomarse decisiones con mayor fundamento por parte de los distintos Ejecutivos.
Un actor desconocido
Hay que tener en cuenta, además, que la labor del Banco de España es completamente desconocida por la ciudadanía. Un aspecto que el actual gobernador, Pablo Hernández de Cos, ha intentado mejorar desde que llegó al cargo.
Su obsesión es que se entienda su trabajo y el del BdE. No sólo en materia de supervisión financiera, sino también respecto a su papel en la emisión de billetes, en las operaciones de cambio de divisas, en la gestión de reservas oficiales del Estado y en el buen funcionamiento del sistema de pagos de la zona euro.
Pero no sólo eso. El nuevo gobernador ha reforzado también la estructura del supervisor para aumentar la vigilancia temprana de posibles crisis financieras y económicas.
Que Podemos haya considerado como un ataque a su peculiar visión de la economía y del mercado de trabajo la constatación de que la subida del salario mínimo interprofesional haya derivado en la pérdida de entre 90.000 y 170.000 empleos roza lo esperpéntico.
Si algo demuestran los ataques de Podemos es que el problema no lo tiene Podemos con el BdE, sino con la realidad.