El Ministerio de Asuntos Exteriores vulneró sus propias normas, los procedimientos establecidos por el Ejército del Aire y el código de fronteras Schengen de la Unión Europea para que el líder del Frente Polisario Brahim Ghali pudiera entrar en España sin pasar por el control fronterizo de pasaportes.
La noticia de EL ESPAÑOL se suma a las que hemos publicado durante estos tres últimos días y conduce a una conclusión inequívoca. La de que el Ministerio de Exteriores maniobró para que Ghali pudiera entrar de incógnito en España y sin dejar rastro.
Luego, el Ministerio mintió para desvincularse de la crisis generada después de que el espionaje marroquí descubriera que el líder del Polisario había llegado a España para ser atendido en el hospital San Pedro de Logroño.
Las informaciones de EL ESPAÑOL confirman lo que en anteriores editoriales hemos calificado de chapuza de Exteriores
Defensa contra Exteriores
El Ministerio de Defensa ha informado al Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza de que fue el gabinete de la ministra Laya el que ordenó que se permitiera a Ghali entrar en España sin pasar por el control fronterizo de pasaportes.
Luego, Exteriores falseó la realidad al decir que el líder del Polisario no accedió a la base de Zaragoza con pasaporte falso. El truco está en que nadie se lo pidió porque Exteriores así lo había ordenado. Dicho de otra manera: Exteriores mintió al fingir desconocimiento sobre un dato que el propio Ministerio escogió obviar.
El objetivo de Exteriores fue siempre el de que Ghali entrara en España sin dejar rastro. Es decir, el de ocultar a la opinión pública española la presencia en nuestro país de un personaje que Marruecos cataloga de terrorista y que era investigado por genocidio, detención ilegal y torturas.
El asunto no es baladí. Porque lo que el Juzgado de Instrucción número 7 investiga ya no es sólo la posible comisión de un delito de falsedad documental, sino también otro posible de prevaricación.
Generando confusión
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha insistido, en conversación con EL ESPAÑOL, en que no hubo ninguna situación irregular dado que el personal diplomático extranjero no tiene que pasar por el control de fronteras.
En realidad, el código Schengen obliga a todos sus países miembros a que cualquier nacional procedente de un país ajeno a la Unión Europea (y Ghali es uno de ellos) pase por el control de pasaportes para su sellado.
Lo que ha intentado Exteriores aquí es generar confusión entre el control aduanero de equipajes, del que sí puede prescindir el personal diplomático dado que sus maletas se consideran valijas diplomáticas, y el control de fronteras, por el que sí deben pasar todos los nacionales de países no pertenecientes a la UE, sean diplomáticos o no.
El juez investiga ya quién dio la orden en Exteriores y la transmitió a Defensa. Es cuestión de tiempo, en fin, que trascienda el nombre de la persona que adoptó por su cuenta y riesgo, y sin la complicidad de los Ministerios de Defensa e Interior, que Brahim Ghali entrara de incógnito en España.
De momento, todos los indicios apuntan a Laya dado que parece inconcebible pensar que cualquier otra persona bajo su mando haya podido tomar una decisión de tanta trascendencia política y diplomática. Pero lo recomendable sería, desde luego, que fuera la propia ministra Laya la que diera las explicaciones pertinentes y asumiera, en su caso, las responsabilidades que le correspondan personalmente.