La llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del PP y el cierre de las heridas generadas en el partido por la guerra entre Génova e Isabel Díaz Ayuso han tenido un efecto balsámico en los populares. Según el sondeo que hoy publica EL ESPAÑOL, el PP ha recuperado tres puntos de voto en un mes y se sitúa a sólo cinco escaños del PSOE de Pedro Sánchez.
Hay dos buenas noticias más para Feijóo. La primera es que, apenas aterrizado en el liderazgo de su partido, los españoles le prefieren ya como presidente (en un 17% de los casos) por delante de un Sánchez que se queda en un 15,7% y a significativa distancia de la tercera en disputa, Yolanda Díaz, que se debe conformar con un 14,4%.
La tercera es que la pacificación del partido, y más concretamente su alianza con la presidenta de la Comunidad de Madrid y su no-intromisión en el pacto de Alfonso Fernández Mañueco con Vox en Castilla y León, le han permitido al PP recuperar buena parte del voto que había huido a los de Santiago Abascal durante los últimos meses.
Los datos son incuestionables. Si durante la guerra de Génova con Ayuso un 10,7% de los votantes del PP se declaraba dispuesto a votar a Vox, ese porcentaje se ha reducido ahora al 7,8%. Es más, un 7,6% de los votantes de Vox dice ahora querer votar a Feijóo, demostrando que parte del voto a Abascal, el menos extremista, es prestado y volverá al PP en cuanto este sea visto de nuevo como alternativa firme de gobierno al PSOE.
La marca PSOE
Pero no todos los datos son buenos para Feijóo. Porque el PSOE sigue por delante del PP en intención de voto, con un 25,9% por el 23,1% de los populares.
Es cierto que la ley electoral hace que ese 2,8% de diferencia se concrete en sólo cinco escaños menos. Pero también lo es que la marca PSOE sigue siendo hoy la que salva a Pedro Sánchez de un resultado peor, mientras que no ocurre lo mismo, o no lo hace en la misma medida, en el caso de Feijóo con la marca PP.
Un último dato. Aunque la suma de las tres derechas (PP, Vox y Ciudadanos) sería hoy muy superior a la de las tres izquierdas (PSOE, Unidas Podemos y Más País), los 169 escaños de las primeras podrían ser insuficientes frente a los 137 de unas izquierdas que contarán, con casi total seguridad, con el apoyo de las fuerzas nacionalistas de ERC, EH Bildu, JxCAT y la CUP.
Este último dato es el que explica, por otro lado, la insistencia de la izquierda en demonizar cualquier posibilidad de pacto del PP con Vox. Porque sin esa posibilidad de pacto con Abascal, el PP queda condenado (a diferencia del PSOE) a conseguir una mayoría absoluta que le permita gobernar en solitario o un resultado muy similar al de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Es decir, una casi-mayoría absoluta.
Empieza la carrera
Si algo demuestra el sondeo de EL ESPAÑOL es que el escenario electoral está más abierto que nunca y que la carrera por la presidencia se ha reiniciado desde un nuevo punto de partida. Porque Feijóo no es ese Pablo Casado al que tanto le costaba generar una imagen presidencial, sino un político que atesora cuatro mayorías absolutas a sus espaldas y un aplomo muy alejado de esa imagen de "derecha cobarde" que Vox intenta cuajar ahora a marchas forzadas.
El diagnóstico sigue siendo sin embargo el mismo para Feijóo que para Casado. Si el nuevo líder popular consigue asentar en la mente del votante liberal, conservador y de centroderecha que el PP es la única alternativa viable y posible al PSOE, es decir que el PP es el voto útil, el camino a la Moncloa quedará despejado para Feijóo.
La apuesta de Sánchez por centrar el debate político en la economía, donde el socialismo es visto por los españoles más como un lastre que como un activo, y no en el terreno de lo social, donde el socialismo sí puede esgrimir victorias significativas, podría ser el último error de su presidencia y la primera victoria de Feijóo.
Si, en cambio, las mejores previsiones económicas del Gobierno se hacen realidad, el PSOE tendrá más fácil ser visto como un gestor a la altura de la derecha y con una sensibilidad social de la que esta carece en el imaginario de una buena parte de los ciudadanos.
Feijóo depende así no tanto de la realidad de la crisis como de la percepción de esta que se asiente entre los españoles. Y ese será su principal hándicap. Porque si algo explica el éxito de Sánchez durante los últimos años es su capacidad para generar percepciones entre los ciudadanos muy alejadas de la realidad estricta de las cifras.