Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid por Ciudadanos, ha pedido a su partido que conceda libertad a los candidatos de la formación naranja para integrarse en las listas del PP o concurrir en solitario a las elecciones municipales y autonómicas del mes de mayo.
Villacís, prácticamente el único activo de peso que le queda a Ciudadanos, excepción hecha de Inés Arrimadas, ha abierto así la puerta a la disolución final del partido naranja. Porque si ella, una de los pocos altos cargos en Ciudadanos que cuenta con opciones electorales y protagonismo mediático, evidencia de esta manera la debilidad de la formación, ¿qué pensarán de sus palabras candidatos con mucha menos proyección?
Es probable que no exista una manera razonable de desmantelar un partido que da sus últimas bocanadas. Pero las palabras de Villacís han tenido la virtud de enfadar a todo el mundo. En Ciudadanos, a aquellos que, como Edmundo Bal, aspiran a revitalizar el partido. Bal, de hecho, le ha deseado de forma irónica "buena suerte" a Villacís desde su cuenta de Twitter, dando por sentado su salto al PP.
Pero también a un PP al que no le interesa la opción que parece ahora mismo prioritaria para Villacís: la integración en los populares como "corriente liberal interna". Y no le interesa porque la correlación de fuerzas es hoy muy diferente a la de hace dos años.
Esa posibilidad, eso es cierto, podría haber resultado interesante para el PP de Pablo Casado. E incluso para el de abril de 2022, cuando Alberto Núñez Feijóo accedió a la presidencia del partido. Pero no para el PP actual, que ve cómo los sondeos confirman una y otra vez la escasísima fuerza electoral de Ciudadanos, y que sabe que la necesidad de optimizar la utilidad del voto de centroderecha juega a su favor.
La idea de Villacís llega, en fin, tarde. Muy probablemente por las dudas y la tardanza de la de Ciudadanos en asumir lo inevitable. Y es que la hemeroteca rebosa declaraciones de la vicealcaldesa en las que esta afirma con rotundidad que jamás se integrará en el PP.
Si Villacís quiere dar ahora el salto al PP, deberá hacerlo de la única forma que podría resultarle interesante a los populares: con todas las consecuencias y sin condiciones de ningún tipo. Desgraciadamente para los naranjas, los cargos de Ciudadanos no están ya en posición de exigir nada al PP de Feijóo.
Es evidente que la incorporación de Villacís al equipo de José Luis Martínez Almeida podría convertirse en el elemento que le garantizara al PP la victoria en las próximas elecciones municipales madrileñas. Especialmente a la vista de que Rita Maestre, la candidata de Más Madrid y principal rival del PP en las urnas, está demostrando una inteligencia política más sutil y afilada que la que se le suele suponer al populismo de izquierdas que ella representa.
Prueba de ello es ese tuit en el que Maestre se ha desmarcado de Reyes Maroto, la candidata del PSOE, y de sus elogios a un programa de TV3 que ha hecho bandera de los insultos a Madrid y los madrileños.
Villacís, como explica hoy EL ESPAÑOL, ha abierto la espita que podría provocar una fuga masiva de candidatos de Ciudadanos al PP. La gran pregunta no es ya si la vicealcaldesa dará ejemplo en persona, sino cuándo. Porque ¿qué sentido tendría haber hecho una declaración como esa si la posibilidad de dar al salto al PP no está ya madura en su cabeza?