Sí. El de las notas (el profesor Higgins) acaba aceptando una complicada apuesta con el caballero Pickering. Consiste en transformar en pocos meses a una pobre muchacha, La florista, haciéndola pasar, si es necesario, por una duquesa en la soirée o en la garden party de una embajada. “Digo más: le podría proporcionar una colocación de dama vendedora en una tienda elegante, para lo que se exigen modos de expresarse”. Y añade: “Con decirle a usted que me dedico a desbaratar a millonarios advenedizos, a nuevos ricos, creo haber dicho bastante. Con lo que me pagan prosigo mis trabajos científicos en fonética y lingüística”.
Los lectores más avisados en literatura se habrán percatado de que la trama y los entrecomillados pertenecen a Pigmalión, de George Bernard Shaw, obra en la que se recrea uno de los mitos de la Grecia clásica, según el cual un escultor, Pigmalión, acaba enamorándose de su obra. Shaw añade un concepto más: todo, si te lo propones, puede conseguirse en la vida. Es el we can de nuestros días.
Una semanas después de iniciada la tarea de adoctrinamiento, cuando la florista Elisa Doolitle está a punto de estrenarse en su primera prueba de fuego en sociedad, Higgins explica uno de los consejos que ha dado a su fiel alumna: “Le he recomendado que no hable más que de dos cosas, del tiempo que está haciendo y de la salud de cada uno, como se suele hablar en sociedad, y que no se lance a generalidades por nada en el mundo”.
G. B. Shaw no podía imaginar que estaba recreando con anticipación la situación actual del PSOE, con un profesor Higgins, que es el zorro Felipe González, Pigmalión de una política florista con enormes lagunas de conocimiento pero con un potencial indiscutible, que es Susana Díaz, dispuesta a seducir a una sociedad entre desesperanzada y asustada por la desidia de unos y el populismo de otros.
Durante meses, según ha sabido este Preguntón, Susana Díaz se ha reunido una vez a la semana, generalmente los viernes por la tarde, con Felipe González, con el propósito de adquirir sustancia, discurso y peso pero del bueno, todo políticamente hablando. Sin estar segura de si finalmente daría el paso para intentar liderar el PSOE, la presidenta de Andalucía ha sacado tiempo de donde ha podido ante lo que pudiera venir, preparándose para el futuro, aunque nunca pensó que llegaría a ser tan incierto para su partido. Fuentes próximas a lideresa andaluza, la Pacheca, como algunos enemigos la llaman feminizando su segundo apellido, afirman que también lleva meses tomando clases diarias de inglés, con un profesor particular. Tan es así que aunque probablemente no se entendería aún con George Bernard Shaw, si lo tuviera delante, sí desde luego con un llanito de Gibraltar. Inglés por inglés.
Pero la noticia que quiero dar no es ni el té vespertino con Felipe ni el tercer idioma (el segundo sería el andaluz que habla, como la ridiculizaba con un tuit un militante del PSOE de Madrid próximo a Pedro Sánchez: “Queremo un PZOE ganadó”). La noticia es que, según mis fuentes, Susana Díaz anunciará en cualquier momento que competirá por la secretaría general del PSOE frente a Pedro Sánchez y Patxi López.
La decisión está tomada, así como la estrategia inmediata que se seguirá: primero lo proclamará aprovechando un acto en los próximos días y, después, se montará un gran circo (en loor de multitudes se decía antes, aunque ahora cabría hablar de en olor de perdedores) como arranque de su campaña para convertirse en líder nacional del PSOE y candidata a la presidencia del Gobierno en las siguientes elecciones legislativas.
En un arriesgado intento de ser “susanólogo” por un día, el Hosanna con el que el anuncio de la señora Díaz sería recibido por los suyos iba a producirse el próximo domingo, 19 de marzo, o tres días después, el 22. El 19, además del día del Padre (el padre en casa de Susana es José Moriche, alias El tieso), se cumplirán 10 años de la aprobación de la revisión del Estatuto de Andalucía, en el que se concedió a la región categoría de “nacionalidad histórica”. “Andalucía por sí, para España y la Humanidad”, dice la inscripción del escudo de Andalucía, con un Hércules que bien podría ser la poderosa, en todos los sentidos, Susana.
El 22 de marzo se cumplirán dos años de su victoria inesperada en las últimas elecciones autonómicas. Tampoco era mala fecha, aunque el anuncio de su salto a la política nacional será el 26 de marzo en un acto en Madrid.
¿El coro de la tragedia griega?
Sí. Todo en la situación actual del PSOE conduce a Grecia. Desde el Pigmalión del que hablábamos antes al sentimiento de fatalidad que embarga el estado anímico de numerosos dirigentes y votantes del PSOE. El sentimiento de fatalidad era el papel que representaba el coro en las obras de Sófocles, por ejemplo, con un líder, el corifeo, que advertía a los personajes del peligro que corren con su conducta y de las desgracias que se ciernen sobre ellos.
Ellos son Pedro Sánchez, Patxi López, Susana Díaz…, pero también el resto de dirigentes del partido, quienes por acción o por omisión han llevado al PSOE a una situación límite. Este 2017 tampoco es un año cualquiera. En octubre, se cumplirán 35 años de la victoria aplastante de Felipe González en 1982. Por eso, Felipe, otro mito en declive, busca el recambio de aquel cambio. Evitar así que este aniversario histórico para el PSOE se convierta, a la vez, en el año de defunción del partido.
Como Susana Díaz prepara con su equipo la intervención del gran anuncio, no estaría mal que ella o sus asesores leyeran la Antígona de Sófloces. Puestos a dar profundidad y lustre al discurso de la política, tan elemental y somero tantas veces, hay algunas frases antológicas de Antígona: “No sufriré nada tan grave que no me permita morir sin honor” (muy apropiada para explicar por qué da el paso como candidata); “Mi persona no está hecha para compartir el odio, sino el amor” (adecuada para cuando tienda la mano a sus rivales). El problema de Antígona, como referencia, es que la protagonista muere en el intento, al enterrar el cuerpo de su hermano al que amaba tanto como Susana Díaz al PSOE.
¿Pedro Sánchez es la salvación?
No. Este sí sería el enterrador del PSOE, coinciden los líderes políticos del PSOE de Andalucía, Castilla-La Mancha, Valencia, Extremadura, Aragón... Personalmente, no me fío un pelo de Sánchez. Pero no es por lo que haya dicho o estuviera a punto de hacer. Es por una razón más simple. No puedo quitarme de la cabeza un retrato de Pedro Sánchez publicitario con la biblioteca de su casa detrás. En las baldas, hermanados, juntos y revueltos, convivían sin orden y con desconcierto, libros como Amigos absolutos, de John Le Carré, La Guía del Plano de Texeira, Las Memorias de Alcalá Zamora, el Diccionario de Citas, Mario Puzzo, Stanley Kubrick, La Alhambra y el Generalife, Madrid la suma de todos, El largo camino hacia la libertad, de Nelson Mandela, o Nuevos versos viejos, de Francisco Vighi, uno de cuyos versos dice: “Las lechugas de mi huerto / se recogen las enaguas / Y todos admiramos a los árboles / que siempre tienen abierto el paraguas”.
¿Se puede confiar en un candidato (El candidato, de Jorge Bucay, es otro de los libros que exhibía) que hace propaganda con este desorden en sus lecturas? Eso sin entrar en sus gustos literarios. Yo, no. Cada biblioteca es la cara del alma de su dueño.