Una llamada, el desconcierto por lo absolutamente inesperado, darse una oportunidad a pesar de los muchos prejuicios... Atravesar con paso firme y retador el hall del Palace, una breve conversación y una afirmación rotunda: si te gusta la comedia, es tuya.
Y claro, me enamoré perdidamente de ella.
Tres años largos de gira, pisar cientos de veces escenarios diferentes, siempre con el paso firme y retador que le presté a Lola. Con ella reí y mucho, y aprendí aún más. Ella me enfrentó con el fantasma de un padre ausente. El teatro como un espejo, esta vez de mí misma.
Y tú a mi lado, también traspasando el papel de la ficción. Siempre atento, presente, a veces con tus silencios, observando cómo atravesaba mi propia tormenta.
Horas de viajes, ensayos, camerinos, comidas que se prolongaban... porque tu vida era tu tesoro más preciado, y escucharte embelesada; cada aventura, cada relato de una vida plagada de emociones, no tenía fin y me hacía sentir la mujer más afortunada de la tierra.
Tu historia contada a través de tus perros, Jandro dio nombre a tu empresa; Roco, 50 kilos de amor puro que dormía a tu lado; Sinatra, Pipo...
La infancia en Gijón, siempre José Manuel, tu amigo del alma, a tu vera. Lola, tu "mamina", tu gran amor…
Cómo "el destino" te llevó a ser actor. Cómo amaste y fuiste amado, casi con devoción por tu público, que nunca te abandonó. Cómo formaste una familia maravillosa que te ha adorado y que era tu mayor orgullo. Cómo amabas esta vida, nunca había oído decir con tanta rotundidad "soy profundamente feliz".
Entonces pensé que todo lo que había vivido merecía ser contado. Y así he recordado y compartido con entusiasmo esta experiencia única que tuve el privilegio absoluto de vivir. Mi "montaña rusa".
Como tú me decías, "hay algunos que se van, pero yo soy de los que me voy a quedar".
Que así sea.
Te quiero infinito.
*** Carmen Del Valle es actriz y compañera de reparto de Arturo Fernández en numerosas obras.