1. Take back control (Retoma el control, 2016)
El eslogan con el que los partidarios del brexit lograron ganar en 2016 un referéndum que la mayoría de las encuestas daban por perdido. Su genialidad radica en la palabra retomar, que sugiere la idea de que la Unión Europea ha arrebatado al Reino Unido algo que siempre le había pertenecido. Es muy probable que el eslogan Toma el control no hubiera tocado la fibra nacionalista del elector británico con la misma eficacia.
2. Estamos mal, pero vamos bien (1991)
Popularizada por Carlos Menem en 1991, la frase, todo un tratado de Ciencia Política Argentina en cinco palabras, ha acabado convirtiéndose con los años en uno de los eslóganes políticos más plagiados, frecuentemente de forma literal, en Sudamérica. La frase, que cuenta con tantas virtudes –el impacto de su oxímoron– como defectos –es fácilmente ridiculizable al estar dividida en dos partes de sentidos contrapuestos–, es hoy el lema oficioso del presidente de la República Argentina Mauricio Macri.
3. It's the economy, stupid (Es la economía, estúpido, 1992)
En 1992, George H.W. Bush gozaba de un 90% de popularidad en las encuestas y su victoria en la Guerra del Golfo lo convertía en un rival prácticamente imbatible para Bill Clinton. De ahí que el asesor del candidato demócrata, James Carville, propusiera centrarse en temas cotidianos, como la economía. Carville colgó en las oficinas de Clinton un recordatorio con los tres puntos básicos de la campaña: 1) Cambio contra más de lo mismo; 2) La economía, estúpido; 3) Recordar el sistema de salud. Con el tiempo, La economía, estúpido acabó convirtiéndose en Es la economía, estúpido y en uno de los eslóganes más exitosos de la historia.
4. Cien años de honradez (1979)
"Cien años de honradez y cuarenta de vacaciones", exclamó Ramón Tamames, buen conocedor de la historia del PSOE, cuando las vallas con el eslogan, que en realidad rezaban Cien años de honradez y firmeza, aparecieron en las calles de la España de la Transición. No ha sido Tamames el único en ridiculizar el eslogan, sobre todo a la vista de la habilidad con la que el PSOE ha conseguido encadenar un caso de corrupción tras otro a lo largo de cuarenta años de democracia. Pero a la frase hay que reconocerle el mérito de haberse convertido en uno de los memes políticos más exitosos de la historia de nuestro país.
5. I like Ike (Me gusta Ike, 1952)
Antes del cambio hacia ideas más modernas y sofisticadas, los eslóganes políticos solían ser juegos de palabras que ahora nos parecerían no ya infantiles, sino lisa y llanamente estúpidos. Como Keep cool with Coolidge, el eslogan utilizado por Calvin Coolidge en 1924, un juego de palabras intraducible pero que, literalmente, significa algo así como Quédate tranquilo con Cool. O como Who but Hoover, el eslogan de Herbert Hoover en 1928, otro juego de palabras traducible como ¿Quién si no Hoover? Pero, de acuerdo a su impacto popular, quizá el más exitoso de todos ellos fuera ese I like Ike (Me gusta Ike) de la campaña de Dwight D. Ike Eisenhower que ahora no esperaríamos encontrar ni siquiera en la votación del delegado escolar de una clase de Secundaria.
6. Yes we can (Sí, nosotros podemos, 2008)
Muchas personas creen que este fue el eslogan oficial de la primera campaña electoral a la presidencia de Barack Obama, la de 2008. Pero el eslogan oficial de Obama, mucho menos brillante que Yes We Can, fue Change we can believe in. Es decir, El cambio en el que podemos creer. Pero fue tanto el impacto del Yes We Can –en realidad una canción del rapero will.i.am grabada en apoyo de la campaña de Obama, pero sin apoyo oficial de esta– que ahora muy pocos recuerdan el eslogan verdadero. De su popularidad dan fe las docenas de imitaciones que han brotado por doquier desde 2008, entre ellas el Sí se puede de Podemos.
7. Make America Great Again! (¡Hagamos América grande de nuevo!, 2016)
Probablemente muchos lectores asocien este eslogan a Donald Trump, ya sea en su forma extensa o en su forma simplificada como MAGA. Pero Make America Great Again!, en alguna de sus muchas versiones –como por ejemplo Let's Make America Great Again–, es ya un viejo eslogan político habitual en EEUU, y que ha sido utilizado por, entre otros, el mismo Ronald Reagan en 1980. Vox replicó el eslogan para su campaña electoral de 2016 traduciéndolo como Hacer España grande otra vez.
8. Don't swap horses in the middle of the stream (No cambies de caballo en medio del río, 1864)
En 1864 todavía no existía el marketing electoral tal y como lo conocemos ahora, pero algunas frases pronunciadas en discursos podían llegar hasta las páginas de los diarios y desde ahí convertirse en memes primitivos hasta quedar asociados a un candidato electoral en concreto. Ese fue el caso de este Es mejor no cambiar de caballo en medio de la corriente que Abraham Lincoln pronunció durante un discurso frente a una delegación de la National Union League en referencia al riesgo de cambiar de presidente con una guerra civil en marcha. En realidad, la frase era un proverbio popular harto conocido, pero acabó quedando asociada a la figura de Lincoln y considerada como uno de los primeros eslóganes políticos de la historia moderna.
9. ¡Proletarios de todos los países, uníos! (1848)
Una frase del Manifiesto comunista de Marx y Engels que ha acabado convirtiéndose, en sus distintas formas –Trabajadores del mundo, uníos, la principal–, en el eslogan no oficial del comunismo. A veces, la frase es citada con un anexo, Trabajadores del mundo, uníos. No tenéis nada que perder más que vuestras cadenas, que ha acabado convirtiéndose en la plantilla de muchos de esos eslóganes marxistas con chiste incluido que suelen aparecer en las paredes de las ciudades occidentales.
10. Labour isn't working (Los laboristas no están funcionando, 1978)
Uno de los mejores carteles políticos de la historia y el que acabó llevando a Margaret Thatcher hasta el puesto de primera ministra del Reino Unido. En 1978, la coyuntura política hacía pensar que el Partido Laborista, que por aquel entonces gobernaba el país, acabaría convocando elecciones generales en breve. Así que el Partido Conservador decidió adelantarse a la jugada encargando un cartel a la agencia de publicidad Saatchi & Saatchi. El eslogan, que puede traducirse indistintamente por Los laboristas no están funcionando o El trabajo no está funcionando, iba acompañado de la imagen de una gigantesca cola de ciudadanos frente a una Oficina de Empleo. Y añadía una segunda frase: Gran Bretaña estaría mejor con los Conservadores.
11. La derechita cobarde (2016 en adelante)
Aunque no ha sido utilizado como eslogan oficial por ningún partido –si acaso, extraoficialmente, por Vox–, el de la derechita cobarde es una de las armas de demolición masiva más efectivas en el terreno del centro y el centro-derecha español. En este eslogan funciona todo: el diminutivo acabado en -ita, el humillante adjetivo cobarde, pero, sobre todo, el mensaje implícito de que la derecha en España no ha ejercido históricamente de tal sino, más bien, de socialdemócrata por desarmarizar. Y todo ello por miedo a una demonización por parte de la izquierda que habría acabado dándose igual aunque esa derechita cobarde hubiera ejercido de derecha valiente. La frase tiene muchos matices, pero en política no importa tanto la realidad como la percepción, y este eslogan pulsaba las percepciones correctas.
12. No taxation without representation (No hay impuesto sin representación, 1750)
El lema de los revolucionarios americanos que, a partir de 1760, se negaron a pagar los impuestos decididos por el Parlamento Británico con el argumento, incontestable, de que sin derecho a obtener representación en el órgano legislativo británico, los tributos decididos por él no les obligaban. La frase, o más bien la idea que conceptualizaba, acabó convirtiéndose en pilar esencial del derecho constitucional moderno y sigue utilizándose aún hoy en día como baremo de la legitimidad de cualquier impuesto decidido por una autoridad cualquiera.
13. Ils ne passeront pas! (No pasarán, 1916)
Una arenga militar habitual a principios del siglo XX y cuyo origen se suele situar en la batalla de Verdún y en la boca del general francés Robert Nivelle. En España, la Pasionaria lo tradujo como No pasarán, convirtiéndolo en el lema extraoficial del bando republicano y, muy especialmente, de la resistencia madrileña. La frase con la que Franco contestó tres años más tarde –Hemos pasado, perfeccionada luego por Celia Gámez con su Ya hemos pasao– no tuvo sin embargo el mismo éxito que la primera. A veces no es necesario que un eslogan conduzca a la victoria para ser recordado en los libros de historia.