1. Las fiestas de pueblo
"Uf, las fiestas de pueblo, qué vulgaridad". Sí, las fiestas de pueblo, ¿qué pasa? Borra ese mohín snob de tu cara. No hay aldea, pueblo o ciudad española que no cuente con una fiesta popular de las de oreja, rabo y vuelta al ruedo.
Las Fallas de Valencia, los Sanfermines de Pamplona, la Tomatina de Buñol, la Feria de Abril de Sevilla o los Carnavales de Santa Cruz de Tenerife son referentes internacionales de autenticidad e idiosincrasia, sin comparación posible con abarraganadores de cuerpos como el Oktoberfest o el Carnaval de Rio de Janeiro.
Somos el país de la fiesta de pueblo, los Navy Seal de la juerga flamenca, y eso nos sitúa en un plano moral muy superior al del resto del planeta.
2. Influencia cultural
Quizá podríamos compartir el podio con Italia y Francia. En menor medida, con Grecia.
Pero ni siquiera China, cuya influencia cultural es muy escasa más allá de su vecindario, o los Estados Unidos, cuya cultura, tan joven, ha de superar aún el test del tiempo, pueden competir con España.
Una España que al segundo idioma más hablado del mundo suma a Cervantes, Picasso, Velázquez, Dalí, Goya, Hernán Cortés, Pizarro, Séneca, Trajano, Isabel la Católica o Felipe II. Y esto no lo digo yo, sino la BBC.
Y si lo dicen incluso nuestros eternos enemigos es que la teoría es sólida.
3. El atún
Los que conozcan Barbate o Zahara de los Atunes habrán visto los barcos congeladores japoneses fondeados frente a la costa. Vienen a comprar en las almadrabas de la zona el famoso atún de Barbate, considerado como el mejor del mundo. Luego, ese atún es vendido en el mercado de Tsujiki, en Tokio, donde los locales lo pagan a precio de oro.
Si en tu DNI pone "España", felicidades. Tienes el mejor atún del planeta a sólo un golpe de volante.
4. El autoodio
El español medio ha sido adoctrinado, desde que ingresa en esa máquina de triturar excelencias que es el sistema educativo español, para creer que este país no es el mejor en nada.
Cuando ingresa en la universidad, el español medio es sometido a una segunda sesión de reprogramación mental. Ahí se le convence de que los españoles somos también los peores en muchas cosas.
Una vez aniquilado cualquier rastro de orgullo y de fe en uno mismo, el español ya está preparado para votar al partido socialdemócrata de turno, ya sea este de derechas o de izquierdas, y para vivir una vida consagrada al sollozo perenne, el esclavismo intelectual y la sumisión al cacique.
Este punto de la lista contradice esa creencia. Los españoles somos los Michael Jordan del autoodio.
5. El pormiscojonismo
Dile a un español que no puede hacer algo y lo hará por-sus-cojones y aunque le vaya la salud, la familia y los ahorros en ello. En España, la frase que lo consigue todo no es "por favor" sino "¿tú serías capaz de…?".
6. El flamenco
Tan aplastante es nuestro dominio en este arte que no hay guiri que ose siquiera sugerir la remota posibilidad de estar a la altura del último pelo orejero de la chinche que cayó un día de 1977 sobre el lomo de la salamanquesa que se paseaba por el jardín de Camarón.
Están los espontáneos japoneses, sí, pero lo de esa gente es inconsciencia.
7. La gastronomía
Sin un ápice de duda, la mejor del planeta en todos y cada uno de sus niveles: el casero, el popular, el de los restaurantes de nivel medio y, por supuesto, el de la alta cocina. Por variedad, versatilidad, equilibrio, originalidad, calidad de la materia prima y excelencia técnica, no hay una sola gastronomía en el mundo capaz de competir de tú a tú con la española.
8. La ingeniería
No me pregunten por qué, pero arrasamos. "3.000 de los 26.000 ingenieros de Caminos, Canales y Puertos colegiados en España trabajan en las grandes obras del mundo, tanto en empresas españolas como en las de otros países. Eso no sucede en ninguna otra profesión ni en ningún otro país y ha sido así desde hace más de tres décadas" dice Juan Antonio Santamera, presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de España, en este artículo.
Y digo yo que el hombre sabrá de lo que habla.
9. La telebasura
No es broma. Es la más divertida, canalla, ácida, popular y bien hecha del planeta.
10. Vencer al comunismo
Dice la leyenda que el comunismo sólo ha sido derrotado en el campo de batalla una vez. Adivinen cuál. Por desgracia, la alternativa a una dictadura comunista no fue en el caso de España una democracia, sino una dictadura fascista, pero la obviedad no resta verdad a la leyenda.
Y digo leyenda porque también se podría argumentar que el comunismo fue derrotado dos veces más, en los años 80. Primero a manos de Ronald Reagan, el Papa Wojtyla y la evidencia de su propio fracaso histórico, y después a manos de los muyahidines afganos.
11. Sentido del humor
En Cádiz componían coplillas cachondeándose de los franceses mientras estos bombardeaban la ciudad en 1810. Y eso lo dice todo acerca del sentido del humor del español medio, un tipo capaz de reírse de la mayor de las tragedias mientras se acuerda de todos los santos de la madre del tipo que le está crujiendo la vida.
No sé si hay muchos pueblos, salvo quizá el ruso bajo el yugo comunista, que puedan presumir de lo mismo.
12. El tenebrismo
El reverso del punto anterior. Cuando un español se pone gótico, místico, lúgubre e intenso, mejor bajarse del coche porque vienen curvas.
13. Conquistar imperios
Sólo hay que echarle un vistazo a las infinitas tierras pardas de Castilla, al "horizonte cerrado por colinas oscuras, coronadas de robles y de encinas" que describía Machado, para asombrarse de que de esa nada absoluta pudieran surgir, a finales del siglo XIV, los valientes que conquistaron un nuevo mundo y sentaron las bases de un imperio que perduró durante tres siglos.
Si algún día se descubre un planeta habitado, bastará un puñado de manchegos y de extremeños para conquistarlo, civilizarlo y explotarlo. Que los primeros marcianos con los que nos topemos acabarán hablando español ni cotiza en las casas de apuestas.
14. Los más sanos
Según el Bloomberg Healthiest Country Index, España fue en 2019 el país más sano del mundo. El índice, que fiscaliza las 169 principales economías del planeta, mide parámetros como la esperanza de vida, el tabaquismo, la obesidad y el acceso al agua potable, entre muchos otros.
Por desgracia, es de suponer que la calamitosa gestión de la epidemia de Covid-19 por parte de Pedro Sánchez y su gobierno nos hará caer 168 puestos en el ranking de 2020. Pero que nos quiten lo bailado en 2019.
15. Los peores gestores de epidemias del planeta
No hay un solo gobierno sobre la faz de la tierra, ni uno solo, incluidos los que el propio gobierno sataniza casi a diario (Trump, Bolsonaro, Johnson, Orbán) que haya gestionado peor la epidemia de Covid-19 desde el punto de vista sanitario y económico.
No desestimen la dificultad que entraña hacerlo bastante peor que los mayores incompetentes del planeta juntos. Como canta Christina Rosenvinge junto a Nacho Vegas, "hacer siempre lo incorrecto es una forma de acertar".
16. Somos casi inmortales
A día de hoy, España es el segundo país del mundo con mayor expectativa de vida, sólo por detrás de Japón. Pero la tendencia es clara. En 2040, seremos los primeros de la lista, con una expectativa de vida de 85,8 años.
Dicho de otra manera. En sólo dos décadas, los españoles seremos lo más cercano que el ser humano ha estado jamás de la inmortalidad.
17. Las fiestas religiosas
Con la Semana Santa de Sevilla a la cabeza, claro. Pero también la Procesión de las Turbas en Cuenca, la Rompida de la Hora en Calanda, la Procesión del Cristo de Mena en Málaga o la Procesión de la Diablesa de Orihuela, cuya imagen no es la de ningún santo sino, obviamente, la de una diablesa.
No hay nación en el mundo que disfrute de fiestas religiosas tan sobrecogedoras como las de España. Punto.
Y lo dice un ateo convencido al que llevaron al Vítor de Horcajo de Santiago y descubrió emociones que el pobre, tan racional él, aún anda intentando descifrar.
18. Los columnistas
Háganme caso. No hay un sólo país en el mundo, e incluyo aquí a los Estados Unidos y Gran Bretaña, que haya alcanzado un nivel tan excelso en el arte de la columna como España.
En ningún otro rincón del planeta los columnistas han desplegado un mayor abanico de recursos y una panoplia de estilos y de tonos y de humores tan variados, de tanta calidad y capaces de satisfacer los paladares de los lectores más variados.
El camino a recorrer es infinito y va desde Umbral a Camba, desde Larra a Pla, desde Nogales a Cavia y desde Ruano a Pardo Bazán, pasando por Gistau, Espada, Bustos, Azúa, Savater, Marías, Reverte, Latorre, De Prada, Olmos, Belmonte, Quintana Paz, Caballero, Jiménez, Camacho, Losantos, Bustos, Landaluce y tantos otros, por no mencionar a ninguno de mi diario, que no sería elegante.
Como dice Arcadi Espada, "la gente no se fija tanto en los que dices como en los que no dices", así que dejémoslo aquí.
19. Los mejores opinadores
Todos los españoles llevamos un seleccionador nacional de fútbol dentro, ahí junto al páncreas, y a sólo unos centímetros de ese columnista interior que opina de todo lo que le echen sin empacho y con el aplomo de un destructor de la Armada americana.
Para un español no existe tema, por oscuro y abstruso que sea, sobre el que no tenga una opinión formada, rotunda e inapelable. ¿Física cuántica? Chupado. ¿Ingeniería de puentes? Todo español nace aprendido. ¿Los niveles de la desesperación de Kierkegaard? Eso es como todo.
20. Las carreteras
Habría batalla por el primer puesto con las alemanas, pero lo de los germanos es más mito que realidad, como habrá comprobado cualquiera que haya circulado por su país. Así que, sí. Los españoles tenemos las mejores carreteras del mundo.
Salvo en Extremadura, donde añoran las carreteras y los trenes de los años 40 del siglo pasado y por eso insisten en votar lo que votan.
21. Más idiomas que en la ONU
Los españoles tenemos los cojones más grandes que el caballo de Espartero y por eso hemos acabado concluyendo que disfrutar del segundo idioma más hablado del mundo, sólo por detrás del chino, no es lo suficientemente complicado para nosotros.
Y por eso hemos convertido nuestros dialectos regionales en símbolos de patrias imaginarias que sólo existen en la cabeza de aquellos que viven del presupuesto público. Toda excusa es buena para generar un problema allí donde antes había una solución.
En realidad, el único idioma local que sería capaz de competir en proyección internacional con el español es el murciano. Pero por razones difíciles de sintetizar en un artículo como este, la fama se la han acabado llevando el catalán, el vasco, el valenciano, el mallorquín y el bable.
Prueba de que ni los propios hablantes de esos idiomas se los toman en serio es que cuando se reúnen entre ellos, el idioma en el que se entienden es el español.
22. Las familias
Hace mucho tiempo que intentan convencernos a los españoles de que el pilar de la sociedad española es el Estado. Su gobierno, sus partidos, sus sindicatos y su estado del bienestar. Y muchos han acabado creyendo que es el Estado el que nos sostiene cuando tropezamos y el que nos ayuda a levantarnos cuando caemos.
Pero si a algo se parece el Estado español no es un padre protector sino a ese que te pone la zancadilla para robarte la cartera cuando te estampas de morros contra el suelo.
En realidad, el pilar de la sociedad española no es el Estado, sino la familia. La familia entendida en su acepción moderna. Es decir, la que incluye a padres, hermanos y abuelos, pero también a los amigos.
Es la familia española la que ha sostenido a los españoles en las épocas de crisis. No un Estado que, en el mejor de los casos, sólo ha hecho que devolverle a los españoles una minúscula parte de lo que les había arrebatado antes.
23. Los deportes de equipo
Dudo que exista algún país similar en tamaño y poderío económico al nuestro que cuente con tantos equipos en la elite de tantos deportes distintos como España.
Por alguna misteriosa razón, al individualismo quijotesco español le sientan bien los deportes de equipo.
24. Los quinquis
Los quinquis españoles son el atún de Barbate del macarrismo internacional. En unas hipotéticas Olimpiadas de Chungos, el equipo nacional español ganaría todas las medallas de oro sin siquiera esforzarse más allá de lo estrictamente imprescindible. Y si no las ganara, las robaría. El resultado final sería, en cualquier caso, el mismo.
Sin duda alguna, la sede de la Federación debería estar en La Línea de la Concepción, en Cádiz.
25. El chonismo
No confundamos chonis con quinquis porque se trata de dos tribus urbanas españolas distintas, aunque existan numerosos ejemplos de hibridación entre ambos destinados a producir el superhombre nietzschiano español perfecto.
Los chonis españoles son la reserva espiritual de Occidente y los últimos mohicanos de la españolidad desacomplejada. Su diosa es Cristina Pedroche y su profeta, Rosalía. Ojalá dios les conceda a ambas una vida más larga que la de la reina de Inglaterra.
26. Calidad de vida
Sólo los extranjeros más anómalos, que haberlos haylos, responderían con un no a la oferta de vivir en España.
Cosa diferente son los españoles educados en el autoodio, que preferirían vivir bajo un puente en Caracas antes que en cualquier ciudad española. O los extranjeros que han tenido la desgracia de caer en las garras de la maquinaría de propaganda nacionalista.
Pero salvo esas excepciones, en este punto no hay debate posible. En España se vive como en ningún otro país del mundo.
27. El campo español
Toda una vida lidiando con los peores gobiernos sobre la faz de la tierra. Y ahí tienen a los agricultores españoles, resistiendo contra todo y todos, entregando un producto de calidad excelsa y soportando su demonización por parte de unos partidos populistas de izquierdas cuyo modelo económico para 47 millones de españoles es el huerto urbano pocho.
Que le pregunten a los mejores fabricantes italianos de dónde salen las olivas con las que hacen su venerado aceite de oliva, que las risas se van a oír hasta en Jaén.
28. Los topicazos
Somos el único país del mundo en el que los topicazos describen algo muy parecido a la vida ideal. Sol, playa, paella, vino, siesta, toros y flamenco. Si eso es lo malo, cómo será lo bueno.
Si hasta cuando ironizamos sobre España, como hace Joe Crepúsculo aquí –"España, paella sol y playa, te quiero, España, ginebra y marihuana, España, paella, sol y rayas", nos sale una oda.
29. La modestia
La modestia es la mayor de las muchas virtudes que atesoran los españoles. Y sirva como prueba esta lista, que podría tener 100, 200, incluso 1.000 puntos, pero que ha quedado reducida a sólo 29 por no hacer sangre con el resto de naciones.