No nos disparemos en el pie maltratando a Juan Carlos I
El autor aboga por el papel de la Monarquía en España, una de las democracias más avanzadas del mundo gracias a la contribución fundamental de la Casa Real.
En una ocasión a un dirigente comunista español le preguntaron en los años 90 en Argentina qué podían hacer para estructurar bien y con futuro su país y éste les contestó “tengan ustedes un rey”. Posiblemente la anécdota sea cierta y aunque no lo fuera la contestación encerraba la fuerza, el significado, la importancia y lo beneficioso que ha sido y es para España el haber tenido un rey y concretamente el rey Juan Carlos I. Como se ha dicho muchas veces, los españoles más que monárquicos hemos sido juancarlistas.
El rey Juan Carlos ha sido clave en la Transición, una obra de arte política y social que se consiguió realizar de manera pacífica, sin un solo muerto, rápida y eficaz, pasando de una dictadura a una de las democracias más modernas y avanzadas del mundo con el consenso de todas las fuerzas políticas y sociales y con el aplauso y la aprobación de casi todos los españoles. La Constitución española fue aprobada en referéndum con el voto afirmativo del 88,5% de los votantes, el voto contrario del 7,9% y el 3,6% de votos en blanco, la participación fue del 67,1%. La transición española a la democracia fue el ejemplo que se tomó a partir de ese momento en casi todas las transiciones mundiales a la democracia como Rusia, todos los países del Este europeo y Chile.
El rey Juan Carlos I fue clave para parar el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Es un lujo la capacidad de relaciones a nivel internacional de nuestra Casa Real y la calidad de las mismas, en todo caso se puede decir que su presencia a nivel mundial siempre es importante, llamativa y nunca pasa desapercibida. En las relaciones con Latinoamérica son especialmente importantes y significativos.
Durante muchos años he participado en las encuestas del Latinobarómetro realizadas en la mayor parte de los países iberoamericanos donde siempre la persona mejor valorada, en comparación con el resto de presidentes de América, ha sido el rey Juan Carlos I, antes de la abdicación. Sólo un año le ganó Barack Obama.
El rey emérito Juan Carlos I y el Rey Felipe VI nunca han sido sesgados ni partidistas, siempre se han mostrado neutrales. Desde los años 80 he dirigido para diversos medios de comunicación encuestas sobre el Rey, la Casa Real y el desempeño de sus funciones. Donde siempre han obtenido valoraciones muy positivas y muy por encima de cualquier otro líder social o político.
Volviendo al proverbio chino que el expresidente Felipe González nos trajo de China en su viaje en 1985 con el expresidente Deng Xiaoping “gato negro gato blanco da igual, lo importante es que cace ratones”. Lo cierto es que Juan Carlos I ha cazado muchos ratones. Él y ahora el Rey Felipe VI tuvieron y tienen mucho que hacer y no creo que cualquier otra forma constitucional de gobierno pueda hacerlo mejor, más bien considero que sería mucho peor. España es una de las democracias más avanzadas del mundo y la institución monárquica española ha contribuido enormemente, la ha fortalecido y la ha blindado. La monarquía posiblemente sea anacrónica pero nos funciona y caza más ratones que nadie.
En mi reciente libro El Mercado de las Ideas abogo por la mayor libertad, democracia y por el máximo cumplimiento de los derechos humanos, los sistemas más transparentes y democráticos son los parlamentarios, y los presidencialistas puros son los más tendentes al autoritarismo y al populismo antidemocrático. Dicen que “hasta el mejor escribano echa un borrón” y en este contexto el rey emérito ha echado uno o varios borrones, pero dentro de una gran ejecutoria larga y excepcionalmente beneficiosa para España.
Creo que nuestra Constitución y nuestra Monarquía constitucional tendrán larga vida. El rey emérito Juan Carlos I deberá pagar, y de hecho está pagando, las consecuencias de sus errores, pero con el tiempo debe volver a España y en su día debe ser despedido con todos los honores de Estado como el buen rey que ha sido para España.
*** Carlos Malo de Molina es politólogo y analista político .