El Príncipe es un libro en el cual Nicolás Maquiavelo obsequia al “Magnífico Lorenzo de Medici” una serie de consejos para gobernar. El capítulo V trata acerca “de qué manera se deben gobernar las ciudades o principados que, antes de ser ocupados, se sujetaban a sus propias leyes”. Es decir, qué hay que hacer para mantener el control sobre ciudades o principados conquistados que estaban acostumbrados a vivir en libertad. Maquiavelo ve tres maneras de conseguirlo: arruinarlos, que el príncipe conquistador vaya a vivir al territorio conquistado o establecer un gobierno reducido y leal.
Al desarrollar la idea, Maquiavelo reduce esas tres vías a una sola: “ninguna manera segura existe para poseerlas (se refiere a las ciudades conquistadas) más que arruinándolas”. Y añade: “Quien se adueña de una ciudad acostumbrada a vivir en libertad y no la desorganizare, cuente con ser destruido por ella”.
En esos párrafos, el brillante Maquiavelo observa algo que recién sería enseñado siglos después por Mises y sus discípulos: no hay libertad política por un lado y libertad económica por otro. Hay, simplemente, una única libertad.
La gestión económica de un gobierno, entonces, tiene una incidencia directa en el grado de libertad del que gozan los ciudadanos. El por qué es claro: si la economía no funciona, si es “arruinada”, la gente va abandonando las cosas más superfluas (es decir, las cosas que llegan con el desarrollo), para centrarse en lo esencial: comer. De ahí el consejo de Maquiavelo: si arruinas una ciudad, su gente estará tan ocupada en sobrevivir, que tu dominio sobre ella no correrá peligro.
El gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es el más inepto de Europa en la gestión de la crisis económica, social y sanitaria, derivada de la irrupción del coronavirus. Es cierto que la economía española está más expuesta que las de otros países al turismo y la hostelería como fuentes de empleo y actividad. Pero eso, por sí solo, no explica los peores resultados económicos de España.
La economía española está más expuesta al turismo y la hostelería, pero eso no explica los peores resultados en Europa
Las razones hay que buscarlas en las malas decisiones de política económica, que vienen de antes de la pandemia. Por ejemplo, el saltarse el objetivo de déficit fiscal de 2019 (2,8% del PIB, frente a 1,3% que habían dejado acordado con la UE Rajoy y Montoro), el aumento exagerado del salario mínimo (el servicio doméstico es la única actividad que encadena nueve trimestres perdiendo empleo), la subida y creación de nuevos impuestos (diésel, tasas Tobin y Google) y regulaciones innecesarias (teletrabajo, alquileres, etc.). Mientras el sector privado perdió 805.900 empleos en los últimos doce meses, el sector público contrató a más de 100.000 personas.
A las malas decisiones se suma la continua erosión de la confianza, ingrediente sin el cual la inversión decae y, con ella, la creación de empleo. Desde sus inicios, este gobierno amenaza con derogar la reforma laboral (lo que encarecería aún más los costes de contratación). El proyecto de presupuestos 2021 incluye la subida de casi todos los impuestos (IRPF, Sociedades, IVA, Patrimonio y especiales) y añade la creación de otros nuevos (envases de plástico). El gasto público, el déficit fiscal y la deuda pública están desbocados.
Sánchez e Iglesias están atacando nuestra libertad, al ir “arruinando” con sus políticas a un número creciente de personas. Además, se trata de un gobierno que tiene demasiados tics autoritarios (estado de alarma por seis meses, intento de control de la Justicia, “comisión de la verdad” para supervisar la libre información, pactos con quienes dicen explícitamente que van “a Madrid a tumbar definitivamente el régimen”, etc.).
Puede que Sánchez e Iglesias estén siguiendo el consejo de Maquiavelo deliberadamente o no. En cualquier caso, la ruina económica que provoca el sanchismo-leninismo y sus cuestionables decisiones políticas, nos van haciendo menos libres. Estemos atentos: eso no es algo que vayamos a poder arreglar con una vacuna.
*** Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados.