La niñera colocada o el militar y el preceptor. El Bachillerato frente a la niñera podemita y su pedagogía pedestre para con los bambinos Iglesias Montero. El relato del chalet amparado por las bases y la niñera, y todo esto, ay, frente a una princesa de Asturias que habla catalán mejor que Gabriel Rufián en siete programas de inmersión que estudiara el charneguito chulapón. Si se pusiera...
Sucede que Podemos, aquí, poco puede discutir a la Corona por mucho que el Emérito haya sido en cuerpo y alma Jepp Gambardella mientras la Historia pasaba, entre Totana y princesitas nórdicas, y España (sin embargo) avanzaba. Adolfo Suárez jugaba al tenis con los siete asesores y quizá con Juan Carlos y Díez de Rivera. La barrabasada histórica es que hoy, neño, hay asesores que ni conocen al líder, pero ahí andan colocados a perpetuidad.
Podemos quiere reventar la Monarquía y así tienen envenenados todos los sectores, del Ejército a donde casan por lo civil, que hay funcionarias podemitas solteronas y de la cuerda y a las que el arribafirmante les desea un buen crucero y a ver si nos dejan casarnos tranquilamente; por lo civil y por lo criminal (me pasó el jueves).
Pero volvamos al lío. El podemismo triunfante, entre la escoliosis y el papel judicial, es esto que pasa y que nos pasa. Jamás el egoísmo ha dado más, pero Pedro Sánchez sabe, como Rasputín, que a las dinastías hay que mantenerlas vivas: aun sea en espíritu para vampirizarlas y disputarle el brillo del cuché del ¡Hola!
El republicanismo chufla de Podemos va a mantener a Leonor per secula seculorum como a las reinas británicas; las de allí por la ginebra y las de aquí por las gallofas republicanas que se han venido financiando con paellas los domingos y a la sombra del Che Guevara o de Sánchez Gordillo. A mí, entre la cara angelical de Leonor y el abrigo de entretiempo de Podemos, lo que me subyuga es eso de la formación en línea y el culto a un líder que cabalga contradicciones y teléfonos. Mientras una tiene que ser en unos años capitana de los Tres Ejércitos (Iglesias), el otro va por la jungla ciscándose en el jefe del Estado. Vistalegre no es Suecia, precisamente, y Pablo Iglesias debe saberlo.
Lo que duele es la juventud creadora de Podemos, de Echenique a Iglesias, de la niñera al cono, del cono a una cinta de Eskorbuto y de ahí a Irene Montero. Lo que duele, digo, es todo ese tiempo perdido en una ciencia abstrusa como la Politología y en un hombre que pudo ser Javier Sardá y se quedó en un vicepresidente dedicado a emponzoñarle la vida a una quinceañera.
Pero la foto de este domingo de reflexión en Polonia es Leonor, o sea. Y como diría Umbral hay que hacerla (sic) una sinfonía borbónica mientras la hiel populista quiere ir a por ella y los del 15-M no saben si Azaña se escribe con "h" y con "s". Podemos es un vodevil cutre metido en Zarzuela, donde hasta el Belén hay que colocarlo con ironía.
Lo sustancial en todo este pie de foto es que mientras Leonor curse sus estudios, en lo de Galapagar van a volar papeles, manifiestos, dinas y troyanos en un carnaval carnal de puñales y de peleas felinas en barro. Mientras Leonor se cuadrará frente al borrego, habrá un divorcio silente en el chaletazo, una SIM restaurada y una izquierda que ni está ni se le espera. En Galapagar hay un apeadero sonoro y un restaurante de bodas con Raphael, aunque los acordes del de Linares no llegan al palacete de los marqueses de los de Abajo.
Los que fuimos del PCE en los tiempos de Aznar nos los liábamos con el papel del Manifiesto Comunista. Y nos dio por los toros y por España. Y hasta por la Corona y por Camilo José Cela.
El pacto de los botellines no es el Abrazo de Vergara. Saturno devora a sus hijos y Mahou casa a los traidores. Mientras, la monarquía, con el Emérito en el vertedero de la Historia, alcanza días y luceros como la mejor embajada de este país de todos los demonios.