España, 2023
En este artículo, la primera parte de una serie de dos, la autora describe cómo sería una España distópica de la que hubiera desaparecido Ciudadanos y en la que el bipartidismo no tuviera contrapeso.
Adéu, Espanya! La campaña ha comenzado. La Rambla de Cataluña ha amanecido cubierta de carteles electorales que piden el sí a la independencia en el referéndum que se celebrará a final de mes. En un mensaje a través de la televisión pública, Carles Puigdemont ha anunciado que cruzará la frontera tan pronto como se proclame la independencia y ha dicho que “cuenta las horas” para abrazarse con sus seguidores.
ERC ha celebrado esta tarde su primer mitin con Oriol Junqueras como estrella principal. 150.000 personas han abarrotado el Camp Nou para escuchar al líder independentista, que ha comenzado su discurso agradeciendo al “presidente español”, Pedro Sánchez, que cumpliera la promesa dada. Sánchez había garantizado a ERC que concedería el indulto a los presos del procés y permitiría un referéndum vinculante sobre la independencia de Cataluña a cambio de su apoyo en una nueva investidura.
El presidente le debe mucho a Junqueras. Aunque el partido más votado en las elecciones de abril fue el PP, Isabel Díaz Ayuso no tuvo apoyos suficientes para gobernar. El Congreso de los Diputados se ha balcanizado. Las fuerzas nacionalistas, localistas y minoritarias suman 60 de los 350 escaños y su peso sirvió a Sánchez para formar una nueva mayoría con Podemos.
Desde la desaparición de Ciudadanos, el PP sólo puede contar con el respaldo de Vox y eso reduce casi a cero sus opciones de gobernar. Además, Sánchez ya no necesita excusas para pactar con Podemos y los independentistas. Sus pactos ya no abren telediarios.
Sánchez ha cultivado la imagen de líder invencible y la prensa internacional ya habla del PSOE como “el PRI español”. Eso, a pesar de que España continúa sin superar la crisis económica que sobrevino con la pandemia. El fin de los ERTE supuso un incremento dramático del desempleo en nuestro país. Miles de empresas quebraron y la deuda española se aproxima ya al 200% del PIB. El referéndum catalán tampoco ha ayudado a la economía. La bolsa se ha desplomado y la prima de riesgo bate récords históricos.
Por su parte, el PP sigue sumido en una grave crisis interna, agravada tras la nueva victoria de Sánchez, que enfrenta a partidarios y detractores de una fusión con Vox. Los más conservadores aducen que unificar la derecha es su única oportunidad si quieren derrotar al PSOE, y creen que el crecimiento de Vox amenaza la supervivencia del PP a medio plazo.
Sin embargo, los liberales creen que sería un grave error. El ala moderada del partido lleva tiempo expresando su incomodidad con el giro que ha dado el PP para competir con los de Santiago Abascal y ya ha empezado un goteo de bajas: “No puedo seguir respaldando esta competición delirante por ver quién es la derecha pata negra” dijo un histórico dirigente al presentar su dimisión.
El pacto de gobierno en Madrid con Vox llevó a la supresión del Orgullo Gay y del 8-M, sacó del currículo académico la educación cívica e impuso el pin parental en la escuela pública. La Unión Europea ha mostrado su preocupación por el retroceso de los derechos de las minorías en la región y la deriva autoritaria de la coalición genera malestar entre muchos populares.
La mala relación entre los líderes del PP se remonta a la operación que descabalgó a Pablo Casado e impuso a Ayuso como candidata en las pasadas generales. Tras el buen resultado de la madrileña en las elecciones autonómicas de mayo del 21, Ayuso vio la oportunidad de dar el salto a la política nacional y desmarcarse así de los escándalos de corrupción que marcaron su último año al frente del ejecutivo madrileño.
En Madrid, el PP se quedó cerca de la mayoría absoluta hace dos años, pero su gobierno de coalición con Vox ha dilapidado toda su popularidad. La ausencia del contrapeso moderado y la vigilancia contra la corrupción que en su día garantizó Ciudadanos han permitido el retorno de los viejos malos hábitos al gobierno regional. Hay una investigación judicial en marcha que afecta a miembros de la cúpula del gobierno madrileño, aunque no es el único caso de corrupción que acapara las portadas.
El escándalo por el reparto de los fondos europeos también está en los tribunales. Los jueces creen que hay indicios de que el Gobierno de la nación usó el dinero de la recuperación económica para regar a las empresas de sus amigos y conocidos. Podemos ha negado las acusaciones y las ha calificado de vendetta de los jueces. En su opinión, la Justicia, que ha calificado de “franquista y patriarcal”, busca resarcirse por la reforma del Poder Judicial que ha dejado en manos del Poder Político la elección del CGPJ.
Su plan fue desde el principio lograr la desaparición de Ciudadanos
También ha arremetido contra los periodistas que destaparon el caso, acusándolos de ser “la voz de su amo” y de “estar al servicio del IBEX”. A pesar de las excusas, la noticia ha sido la chispa del estallido social en un país asolado económicamente, y las protestas, algunas de ellas violentas, se han sucedido en las calles de las principales ciudades españolas durante los últimos meses.
La situación es grave, pero no preocupante. Al menos para Sánchez. El gobierno de PSOE y Podemos continúa trabajando en su programa. Sobre la mesa se encuentra ahora el rescate del Banco de la Gente, la caja pública que puso en marcha el ejecutivo en 2022, y que ha quebrado. Además, el Gobierno estudia cómo abordar la cuestión de la vivienda, después de que su política de fijación de precios diera lugar a un mercado negro de inmuebles que ha disparado los precios y los casos de okupación.
Fuentes próximas a Moncloa aseguran que Iván Redondo está tranquilo: el PSOE cree que el referéndum de Cataluña no se les irá de las manos. Con la presencia de las formaciones nacionalistas en el Congreso y la ausencia de un partido de centro, la derecha nunca conseguirá apoyos suficientes para plantear una alternativa al Gobierno. Además, la cronificación de la polarización es beneficiosa para la perpetuación de Sánchez. Por eso, su plan fue desde el principio lograr la desaparición de Ciudadanos.
Todavía no ha pasado. Tú puedes evitarlo.
*** Begoña Villacís es vicealcaldesa de Madrid.