La serie de documentales de Tucker Carlson Patriot Purge que se ha estrenado este mes en el servicio de streaming Fox Nation promueve muchas de las falsas teorías conspirativas que el periodista estadounidense alimenta en su programa en Fox News.
Entre ellas, la de que la Administración Biden ha montado una cacería humana de conservadores. La de que el FBI tuvo un papel clave en la insurrección del 6 de enero. La de que el Ejército estadounidense quiere purgar a cualquier soldado cuyas opiniones difieran de las del Gobierno actual. Y, por último, la de que la nueva "segunda guerra contra el terror" está dirigida contra los que Carlson llama "estadounidenses históricos". Ciudadanos que, según el periodista, serán etiquetados como terroristas domésticos, registrados en una base de datos del Gobierno y encarcelados en régimen de aislamiento.
Patriot Purge (purga de patriotas en español) habla de estas conspiraciones en un intento cínico y peligroso de convencer a los conservadores y a los partidarios de Donald Trump de que están siendo atacados y de que la insurrección del 6 de enero fue una acción de falsa bandera orquestada por el Gobierno federal para acabar con los conservadores.
La manipulación de las imágenes y de las fuentes por parte de Carlson sugiere a los espectadores que hay una guerra en Estados Unidos y que deben estar preparados para contraatacar. A la vista de que estas peligrosas teorías conspirativas son a menudo discutidas por extremistas de derecha en foros de internet, y a la vista de que la insurrección del 6 de enero se desató por teorías conspirativas similares, parece obvio que las tesis de Carlson podrían conducir a la violencia en el futuro.
"Carlson afirma que las personas involucradas en la insurrección no son responsables por sus acciones de ese día. En cambio, difunde teorías que han demostrado ser falsas"
Aunque Carlson define Patriot Purge como un documental, la serie (que consta de tres partes) carece por completo de objetividad y elude con frecuencia la verdad. Las entrevistas y las imágenes utilizadas (que incluyen grabaciones de nazis marchando durante la Segunda Guerra Mundial superpuestas a comentarios sobre la Administración Biden) pretenden dibujar un cuadro de represión gubernamental y peligro inminente para los conservadores estadounidenses.
Algunas de las tácticas de Carlson en la serie son:
1. Las fuentes y los entrevistados en la serie (más adelante hablo de ellos) comparten una misma perspectiva política e incluyen a personas que aparentemente estuvieron involucradas en los sucesos del 6 de enero. Al menos cuatro de ellos están siendo investigados por sus acciones ese día y dos de los reporteros utilizados como fuente han promovido la desinformación sobre el 6 de enero y otros temas.
2. Carlson afirma que las personas involucradas en la insurrección no son responsables por sus acciones de ese día. En cambio, difunde teorías que han demostrado ser falsas: por ejemplo, que el FBI y/o otros agitadores y agentes provocadores estaban detrás de la insurrección.
3. Cuando Carlson presenta datos mayoritariamente aceptados, a políticos demócratas o a portavoces que se opusieron a la teoría del fraude electoral y a la insurrección, siempre es para demostrar que estas fuentes están en contra de los partidarios de Trump o del propio Trump (o que están pidiendo investigaciones sobre el extremismo conservador).
4. Carlson afirma cínicamente que la Administración Biden defiende el relato de que el 6 de enero fue protagonizado por un ejército del terrorismo blanco doméstico y pretende vincular el terrorismo nacionalista blanco con los votantes de Trump, ligando así a millones de estadounidenses “respetuosos de la ley” con grupos terroristas como parte de un complot para lanzar una “segunda guerra contra el terror” contra los ciudadanos estadounidenses y los “patriotas”.
5. A lo largo de la serie, Carlson y sus fuentes argumentan que la Administración Biden persigue a los “buenos” estadounidenses: los veteranos que lucharon por su país, las autoridades que querían proteger a la gente y al país, las "madres y padres enfadados", los "propietarios estadounidenses de mediana edad" o las "abuelas" que solo se preocuparon por unas elecciones "injustas".
"Carlson insinúa que los terroristas del 11-S fueron víctimas, al igual que los acusados del asalto al Capitolio del 6 de enero"
6. Carlson afirma repetidamente que los terroristas del 11 de septiembre y las personas detenidas por sus acciones del 6 de enero reciben el mismo trato. De ahí deduce una equivalencia entre los dos grupos, alegando que ambos sufrieron abusos y fueron torturados y maltratados. Él y los invitados al programa sostienen que el Gobierno de los Estados Unidos (entonces y ahora) es peligroso. Haciendo eso, Carlson insinúa que los terroristas del 11-S fueron víctimas, al igual que los acusados del 6 de enero. El tercer capítulo de la serie de Carlson juega con este punto al mostrar, durante un debate sobre los acusados del 6 de enero, imágenes de prisioneros de Abu Ghraib siendo torturados.
7. La serie glorifica sistemáticamente a las personas que asaltaron el Capitolio, cometieron actos de violencia e intentaron impedir la elección democrática de un presidente, y demoniza a los oficiales que protegieron al Congreso ese día.
8. Carlson termina su serie afirmando que el Gobierno de Biden cree que “la democracia significa declarar la guerra a tu propio pueblo” e intenta “a propósito” empujar a la gente hacia la violencia. Recomienda a sus espectadores que no caigan en eso y que “sean la luz”.
La mayoría de las fuentes utilizadas en Patriot Purge son activistas de derecha y partidarios de Donald Trump que han promovido el fraude electoral o han minimizado de diversas formas la insurrección. Algunos desempeñaron un papel activo en ella.
Ali Alexander es un activista de extrema derecha, provocador y teórico de la conspiración. Fue organizador de las mítines Stop the Steal (detengan el robo) posteriores a las elecciones. También ayudó a planificar la manifestación proTrump del 6 de enero en Washington D. C.
Richard Barnett es un autoproclamado nacionalista blanco que fue detenido tras su participación en la insurrección del Capitolio del 6 de enero. Barnett fue fotografiado sentado con los pies en el escritorio de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Darren Beattie, redactor de discursos en la Administración Trump, se vio obligado a dimitir en 2018 después de que se revelara que fue ponente en un evento nacionalista blanco. Beattie dirige Revolver, una publicación digital que difunde las teorías de conspiración, especialmente sobre la insurrección del 6 de enero. Beattie aparece con frecuencia en Tucker Carlson Tonight, el programa del presentador en Fox News.
Tayler Hansen es un periodista independiente que ha escrito para la conspirativa publicación de derecha Gateway Pundit. En repetidas ocasiones ha difundido teorías de la conspiración sobre la insurrección del 6 de enero y pedido "justicia" para Ashli Babbitt. Él estuvo en el edificio del Capitolio el 6 de enero y filmó el momento en que le dispararon a Babbitt.
Paul y Marilyn Hueper están siendo investigados por el FBI en relación con la insurrección del 6 de enero, aunque todavía no han sido acusados. A finales de abril de 2021, el FBI asaltó su casa en Alaska en busca de un ordenador portátil perteneciente a Nancy Pelosi. Los Hueper sostienen que Marilyn no se llevó el portátil. Admiten haber estado en las cercanías del Capitolio el 6 de enero, pero niegan haber entrado en el edificio.
Mark Ibrahim es un exagente de la DEA que fue arrestado en julio de 2021 por su presunta participación en la insurrección del Capitolio del 6 de enero. Según la documentación judicial, Ibrahim posó para múltiples fotos mientras mostraba su placa de la DEA y su arma de servicio. Afronta cargos por ingresar en zonas restringidas portando un arma letal y por mentir a los agentes federales. Probablemente no entró en el Capitolio.
Joseph McBride es el abogado defensor de Richard Barnett, acusado de insurrección en el Capitolio. Durante una aparición en julio en la CNN, McBride comparó el trato del Gobierno estadounidense a los insurrectos del 6 de enero con el de los nazis y los gulags soviéticos. En junio, él y Barnett aparecieron en VGTRK, una cadena de televisión estatal rusa, donde hablaron del próximo juicio de Barnett y se quejaron de las condiciones de las cárceles estadounidenses.
Emily Grace Rainey es capitán del Ejército estadounidense, con base en Fort Bragg. El Ejército abrió una investigación sobre su participación en la insurrección del 6 de enero en el Capitolio. No está claro si fue sancionada por el Ejército, pero el FBI no la ha acusado penalmente en relación con el 6 de enero. Rainey ayudó a dirigir un grupo de unas cien personas desde el condado de Moore, en Carolina del Norte, hasta Washington D. C. el 6 de enero.
Elijah Schaffer es reportero de la cadena de TV Blaze y copresentador (con Sydney Watson) del programa You Are Here. El mes pasado, Schaffer tuiteó un meme neonazi en el que aparecía Mark McCloskey (el hombre que el año pasado apuntó con su arma a los manifestantes de Black Lives Matter) con una máscara de calavera y de pie frente a un sol negro con la leyenda I just wanted to grill (Sólo quería hacer una barbacoa). Lo borró poco después. Schaffer entró en el Capitolio el 6 de enero, pero no ha sido acusado. Ha promovido afirmaciones sobre el fraude electoral (escribiendo que la “decisión de certificar las elecciones fue su propia insurrección”) y desinformación sobre la Covid-19.
J. Michael Waller es un analista del Centro de Política de Seguridad, antiguo instructor de la Escuela Naval de Postgrado y profesor del Centro y Escuela de Guerra John F. Kennedy en Fort Bragg. Waller comenzó a promover las teorías de la conspiración del 6 de enero a los pocos días de la insurrección, escribiendo en un artículo del 14 de enero para la revista The Federalist que veía “agentes provocadores” y “falsos manifestantes de Trump”.
** Marilyn Mayo es investigadora sénior del Centro sobre el Extremismo de la Liga Antidifamación (ADL).