1. Los del patinete. Con su chichonera, su mochilita, sus piececitos alineados como los de una bailarina del Bolshói y sus treinta tacazos a cuestas, circulando por el carril central y congestionando la ciudad entera mientras tragan CO2 a dos carrillos. ¡Cómprate un coche o camina, pedazo de haragán, que se te van a gangrenar los pulmones!
2. Los de la bicicleta, sobre todo si lleva cesta. Como los del punto 1, pero encima cursis.
3. Los que se paran a la salida de las escaleras mecánicas. Conos humanos. Parecen Messi defendiendo la salida del central rival.
4. Los que catan el vino en los restaurantes de menú y se lo piensan, frunciendo el ceño con intensidad, como si supieran qué demonios están paladeando. ¡Pero si no sabrías distinguir un Ribera del Duero de un Danonino, paladar de corcho!
5. Los artistas provocadores. Esos faltos de atención cuyo único mérito artístico es su habilidad para importarle a todo el mundo un pimiento habiendo dedicado toda su vida a hacer el ridículo. Punto extra si utilizan crucifijos, estiércol y muñecas, preferiblemente todo junto y sobre la tumba de Francisco Franco. Por originales.
6. Los que piden "más bibliotecas" para la clase trabajadora. Pero criatura, que cuesta más un gintonic con torreznos que un libro. ¿Dónde te crees que vives, en Las Hurdes de 1920? Renueva los topicazos obreristas, que este se te ha quedado viejo.
7. Los que desde Madrid nos explican a los catalanes que hemos huido de ese nido de zumbados que es Cataluña lo complejo que es el tema del procés y por qué no estamos pillando lo de la diversidad cultural española. Cuéntame más, por favor.
8. Las cazadoras de machismos. Imagina llegar a los 40 años escribiendo el mismo artículo que ya escribías en tu blog cuando tenías 15: ¿Por qué la epidural / las rotondas / el aire acondicionado / los puntos suspensivos / el Lego / la mortadela / los gatos / bostezar / el billar / la NASA / los pantalones de pana / son machismo?
10. Los que van por la vida con el móvil en alto, juegan con el sonido a toda mecha, hablan con la vecina a grito pelado o no han silenciado las teclas. Los condenaría a vivir durante un año dentro de la Campana Gorda de la Catedral de Toledo. Atados al badajo.
11. Los que comentan la película en voz alta. Yo iría más al cine si los acomodadores se pasearan por la sala con un lanzallamas en la mano y frieran en vivo y en directo, a lo Érase una vez en Hollywood, a los que hablan durante la película.
12. Los woke. La única generación en 4.000 años de civilización que no aportará nada útil, relevante, inteligente o bello a la humanidad.
13. Los enfermeros de los bailecitos.
14. La gente que no actúa de forma natural cuando le presentan a alguien por primera vez. Mira: NADIE sabe a priori si la otra persona prefiere dar la mano, dos besos o saludar con un simple "hola". Así que relájate y acepta lo que venga, porque vives en un planeta sin certezas absolutas. Pero no actúes como si el otro hubiera violado alguna ignota regla social que sólo conoces tú, puñetero friki sin habilidades sociales.
15. Los influencers. Parasitismo 2.0.
16. Los que te masacran enviándote por mensaje privado TODOS sus tuits. ¡Pero si ya te sigo! ¿Para qué me los reenvías? Plus de insoportabilidad para los que te incluyen en una lista de distribución y te fríen con sus lamentables artículos publicados en revistas con media docena de lectores. De verdad, déjame en paz, columnista de Hacendado.
17. Los intensos que ven el fin del mundo en TODO. Relájate, amigo. Eso lo hacemos los periodistas por razones evidentes, pero tú no tienes motivos para hacerlo, sobre todo si no te pagan por ello. ¿Quieres una pista para distinguir lo banal de lo molesto, lo molesto de lo grave y lo grave de lo cataclísmico? El día que los periódicos no salgan a la calle: esa sí será una señal de que algo gordo está pasando. Pero si salimos, relájate.
18. Los graciosos a tiempo completo, los que reaccionan a todo con un chiste y los que son incapaces de hablar seriamente de nada. Entiendo que es una discapacidad social, pero dan ganas de juntarlos con los intensitos del punto anterior.
19. Los que tienen el claxon sincronizado con la luz verde del semáforo. Se pone verde, su pito suena. Ni Fernando Alonso tiene tal velocidad de reacción.
20. Los que te sueltan "te lo digo por tu bien", aunque en realidad lo dicen por el suyo.
21. Los que no entienden el mecanismo de las papeleras y tiran sus papelajos al suelo. Suelen ser los mismos que no entienden el mecanismo de los WC públicos.
22. Los concienciados y los activistas. Los testigos de Jehová modernos. Más pesados que un burro en brazos.
23. Los que aparcan entre dos plazas. A ver, amigo, ¿ves esas rayas pintadas en el suelo y separadas entre sí por la longitud aproximada de un coche? Hila conceptos.
24. Los del "turista vete a tu puta casa" que luego se enfadan como monos escocidos cuando les dices que la ocupación hotelera en Madrid es del 100% y la de Barcelona, del 30%. ¿En qué quedamos, colega? ¿Quieres turistas o no quieres turistas? ¿De verdad te sorprende que la gente a la que escupes no te quiera volver a ver ni en pintura?
25. A colación del punto anterior. Los que no quieren algo para sí, pero tampoco lo quieren para los demás. O los que no quieren algo para sí, pero son incapaces de aceptar las pésimas consecuencias de su decisión. Antes se les conocía como "niños". Hoy se les conoce como "catalanes".
26. Los que te pisan lo fregao. En mi caso, mi gato. Se pasa el día durmiendo, pero en cuanto empiezas a fregar se despereza y se siente en la obligación de recorrerse todo la casa de arriba abajo sin dejarse un solo palmo de suelo por pisotear. Tiene un radar.
27. Los que tratan mal a los camareros. Existe un círculo del infierno especial para ellos.
28. Los que dejan malas críticas en el TripAdvisor. Macho, no seas miserable. Con no volver al restaurante es suficiente. Ojalá existiera un TripAdvisor inverso de clientes mezquinos. "Trató mal al camarero, devolvió un vino en perfecto estado con el argumento de que estaba picado y dijo que el solomillo tenía algo raro encima que parecía comida de gato y que no había visto jamás (era foie)".
29. Los idiotas que vacilan hasta el aturdimiento a alguien que, de buena fe, no entiende el idioma, el contexto o la situación. Sádicos sin puñetera gracia.
30. Los que escriben en mayúsculas. Queridos colaboradores de la sección de Opinión de EL ESPAÑOL, os voy a contar un secreto. Lo primero que se hace en un diario cuando se recibe un texto es darle a BORRAR FORMATO y eliminar todas las negritas, las cursivas, los márgenes, las separaciones, los colores, los subíndices… TODO. Lo único que se queda son los títulos en mayúsculas, que se han de volver a teclear de nuevo. Sólo tardamos unos segundos, pero nos los podríamos ahorrar.
31. Los periodistas que claman con los puños apretados por la deontología periodística perdida. Suelen ser los que se flipan con la sección de fact-cheking del New Yorker mientras les asoma el carnet del PSOE en el bolsillo.
32. Los que hacen tap-tap con el pie, o clic-clic con el botón del bolígrafo, o que mmmummmean una canción, o que, en general, exhiben cualquier otro comportamiento neurótico similar capaz de sacar de sus casillas a otros neuróticos como yo.
33. Los que no tienen el dinero preparado cuando llega su turno en la cola. A ver, hermano: llevas media hora esperando y tienes 38 personas detrás. ¿De verdad has de deshacerte de los céntimos de la hucha JUSTO HOY?
34. Los que dicen "en fin, Serafín".
35. Los que comen kikos en el tren. En realidad, todos los que comen en el transporte público, en general. Sobre todo si la comida es apestosa y/o hace ruido.
36. Los que se creen que los españoles somos especiales, pero sólo para lo malo.
37. Los que se creen que los españoles somos especiales, pero sólo para lo bueno.
38. Los que defienden todas las causas nobles siempre que estas sean teóricas, abstractas, vaporosas y 100% imaginarias, pero que pierden la voz, la vista y el oído en cuanto la causa se materializa en un caso concreto, con víctimas concretas y culpables concretos. Sobre todo si estos últimos son de izquierdas.
39. Aquellos a los que se les concede un espacio en los medios y lo gastan escribiendo banalidades: "Hay que formar mentes capaces de aprender a aprender y a utilizar lo que se aprende". UAO, qué 83 caracteres más bien aprovechados.
40. Los que dan lecciones sin haberse jugado la piel en ello. Cómo educar a tus hijos, aunque no los han tenido y se les mueren hasta las plantas. Cómo pagarle sueldos fabulosos a tus empleados, cuando llevan cobrando de los Presupuestos Generales del Estado desde que tenían 20 años. Cómo gestionar una empresa, cuando son liberados sindicales y no han dado un palo al agua desde 1987. Cómo extender la tolerancia, el diálogo y la empatía, cuando defienden el exterminio de la derecha. Cómo implantar el verdadero socialismo, cuando viven en una economía capitalista a costa del lomo de los españoles productivos del sector privado. Cómo ser una persona moral y equilibrada, cuando viven aturdidos por la tortilla de lexatines que se desayunan cada día. Cómo gestionar las relaciones con el sexo opuesto, cuando a duras penas logran domar ese desequilibrio emocional que les lleva a pintarrajear compulsivamente las paredes de su casa con los nombres de todos sus ex.
41. Los que te dan golpecitos cuando hablan.
42. Los politólogos.
42 bis. Los politólogos otra vez porque son doblemente insoportables.
43. Los que te citan papers churriguerescos para demostrarte que imprimir dinero no genera inflación, que topar los precios del alquiler funciona o que las mujeres no ejercen violencia vicaria sobre los hijos. Sí, hijo, sí, hay papers para todas las tonterías que se te pasen por la cabeza. No eres el único zote de este planeta.
44. Los aliados. El último estadio evolutivo del pagafantas de toda la vida de Dios.
45. Los adanistas. Todo el mundo es tonto, o malvado, o parte de una conspiración, o un crédulo, menos él. Hay que arrasarlo todo y comenzar de nuevo, a ver si en él próximo reparto de cartas le toca en lo alto de la pirámide social en vez de en el sótano.
46. Vecino de adosado con los del punto anterior, los de "TODO ESTÁ CAMBIANDO IBAI TE VA A DEJAR SIN TRABAJO PUTO PLUMILLA ÉL ES MILLONARIO Y TÚ NO JÓDETE OJALÁ SE HUNDAN TODOS LOS DIARIOS". Son el mismo tipo de tío turras que los del apocalipsis climático, sólo que a ellos les ha dado por la prensa como al Quijote le dio por los molinos. Viven esperando la llegada de la nave procedente de Raticulín, pilotada por Ibai y financiada con bitcoins, que se los llevará a él y a media docena de incels más al planeta NEOIMPERIO Ñ1492, dejándonos a los periodistas y a Pedro Sánchez en un páramo reducido a cenizas. Se sorprenden cada mañana al despertar y comprobar que la Tierra sigue girando y los periodistas, cobrando por publicar las noticias que él lee gratis. Atribuye a ayudas del Gobierno la magia negra que mantiene viva a la prensa sicaria.
47. Los que se inventan lenguas o rescatan idiolectos montaraces hablados por nadie para convertirlos en elemento diferencial de su pueblo. Serían menos nocivos si no pretendieran obligar a los hijos DE LOS DEMÁS a hablar ese español mal hablado que ellos consideran un idioma propio. No hijo, no hablas un idioma propio: hablas un español defectuoso.
48. Los que viven de sus lloros contra Madrid, pero a los que no despegas de Madrid ni con agua caliente. O sea, Gabriel Rufián y los votantes de Más Madrid.
49. Las que escriben en Twitter: "Tengo que anunciaros algo. Me retiro de Twitter por tiempo indefinido. Ha pasado algo muy grave que no quiero comentar. Por favor, no insistáis. No diré nada". ¿Pero usted quién es, señora, y por qué cree que a sus 12 seguidores les importa algo si usted desaparece por un mes o por 50 años?
50. Los que critican el brexit ("jajaja, qué paletos") pero entienden muy bien las razones de los nacionalistas vascos y catalanes. A ver, criatura, ven que te lo explico con plastidecores, a ver si así lo entiendes.
51. Los niñatos. Están por todos lados y tienen entre 12 y 80 años.
52. Los actores que hablan de política. A ver, cerebro de corchopán, no tienes la obligación de responder a todas las preguntas que te hagan, sobre todo si del tema en cuestión tienes todavía menos idea que de física cuántica. Y piensa además que, con la excepción de Ana de Armas y Javier Bardem, todos los actores españoles vivís de los impuestos de TODOS los españoles. Conviene no insultar al 50% de tus patrocinadores.
53. Los liberales socialdemócratas. O una cosa o la otra, macho.
54. Los que en el turno de preguntas de las presentaciones de libros dicen "más que una pregunta tengo una reflexión" y te pegan un rollo de mil pares de narices. A ver, señor, escriba usted un libro y deje que el mercado dicte sentencia. Está feo apropiarse de un mercado cautivo que no puede huir despavorido por educación hacia el autor del libro.
55. Los que son incapaces de reconocer patrones. El tonto del dedo y la luna, vaya. Son esos que te dicen: "Nooo, por favor, ¿cómo va a ser ERC un partido fascista si está apoyando al PSOE?". Por alguna misteriosa razón, están abrumadoramente sobrerrepresentados a la izquierda del escenario político.
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