Los socialistas y la mayoría de los españoles esperábamos más del nuevo presidente del Partido Popular.
Muchos esperábamos que Alberto Núñez Feijóo supiera encontrar un adjetivo distinto a "pésima" para calificar la gestión de un Gobierno que, por ejemplo, ha alcanzado el máximo histórico de cotizantes a la Seguridad Social, ha modernizado radicalmente la Formación Profesional abriendo nuevas oportunidades a nuestros jóvenes, y ha atraído inversiones punteras de Intel en microprocesadores y de Volkswagen en baterías.
Otros seguramente esperaban que Feijóo fuera capaz de evitar que Isabel Díaz Ayuso siguiera marcando el paso del PP oponiéndose de forma automática a todas y cada una de las medidas de ahorro del Gobierno, aunque las estén tomando la mayoría de los países europeos y vengan recomendadas por la Comisión Europea.
Se podría pensar que incluso la propia presidenta madrileña estaba esperando a alguien que le aguantara mejor el tipo que Pablo Casado.
Pero Feijóo no ha tenido ni siquiera el valor de defender las medidas más evidentes y menos dolorosas para empezar a ahorrar energía, como debemos hacer. Ya sea para ayudar a Ucrania mermando los recursos de Vladímir Putin, para solidarizarnos con los países de la Unión Europea dependientes del gas ruso y de cuya generosidad nos hemos beneficiado tanto, para luchar contra el cambio climático o, si todo lo anterior le importa poco, para mejorar la balanza de pagos de España.
[El Gobierno se abre a "mejoras" al decreto energético y a tramitarlo como proyecto de ley]
Como Casado, Feijóo sólo utiliza calificativos negativos en grado superlativo que no dejan margen a la crítica constructiva. Como Casado, Feijóo fija la atención en los partidos con los que se pactan los proyectos de ley y no en su contenido.
Como Casado, Feijóo da palos de ciego que generan los únicos momentos de unión en el independentismo.
Y como Casado, y como todos sus predecesores y sucesores, el PP critica y judicializa los avances de nuestra sociedad que sólo el PSOE convierte en derechos de ciudadanía, como la eutanasia o la interrupción voluntaria del embarazo.
En todas estas cuestiones, el Gobierno puede realizar su labor legislativa y de gestión sin la colaboración del principal partido de la oposición.
"¿Veremos algún día a un señor Feijóo distinto del señor Casado?"
En cambio, sí hay asuntos en los que la colaboración del PP es imprescindible para mantener a España en los mejores estándares de las democracias plenas. La negativa del PP a cumplir con la Constitución y renovar el Consejo General del Poder Judicial es de una irresponsabilidad imposible de exagerar. Sólo beneficia los intereses de los que quieren revertir decisiones de jueces españoles en tribunales europeos.
Con otra actitud del PP, sin duda, el clima político del país cambiaría. Y tendría más efecto el esfuerzo común necesario para superar la inflación y la crisis energética globales que estamos afrontando.
Reconociendo las cosas que España está haciendo bien y que reciben la felicitación de Ursula von der Leyen, miembro del Partido Popular Europeo, Feijóo no solamente reforzaría nuestra creciente influencia en Europa, sino que contribuiría a asentar un muy merecido sentimiento de orgullo nacional, además de su propia credibilidad.
¿Veremos algún día a un señor Feijóo distinto del señor Casado? Cuantos más días pasen y más tuits de Ayuso leamos, más difícil lo tendrá.
*** Eva Granados es portavoz del PSOE en el Senado.