El PP y el PSOE avanzan en las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial. A su vez, el Ministerio del Interior ha procedido al acercamiento de más presos etarras a las cárceles vascas y Emmanuel Macron ha lanzado el inquietante mensaje de que los franceses no quieren "una guerra mundial".
La renovación del CGPJ, más cerca
Dijo ayer Félix Bolaños, ministro de Presidencia, que las conversaciones para la renovación del CGPJ "progresan adecuadamente". Es un síntoma de buena voluntad. Pero es necesario que los progresos comiencen a ser tangibles para los millones de españoles que desean que este órgano constitucional, esencial para el adecuado funcionamiento de la Justicia en España, regrese a la normalidad.
Que las distancias entre el PP y el PSOE no sean insalvables no debería ser noticia cuando lo que está sobre la mesa es un asunto de Estado. Pero, dadas las circunstancias, cabe celebrar la información que publicamos hoy en EL ESPAÑOL. Bolaños y el vicesecretario del PP, Esteban González Pons, han acordado que el CGPJ carezca de perfiles políticos muy significados. También han renunciado a los vetos cruzados. Es decir, a una nueva situación de bloqueo. Es un avance tangible.
Puede que el objetivo deseable sea abordar una reforma legal que cambie el sistema de elección de los jueces, de manera que sean ellos y no los políticos quienes los escojan. Pero no es el enfoque urgente. Hay que acordar la renovación en el marco de la ley actual para poner fin a una situación insostenible. Con estas negociaciones entre PP y PSOE, y tras más de cinco años de parálisis, el pacto está un poco más cerca.
El mercadeo de los presos de ETA
El Ministerio del Interior ha vuelto a aprobar el acercamiento de etarras a las cárceles del País Vasco y Navarra. La nueva tanda incluye a once terroristas con delitos de sangre, entre ellos el responsable de la muerte de una niña en Santa Pola en 2002 y el del atentado de la T-4 de Barajas en 2006. La operación no es condenable por sí misma. El acercamiento de presos no contradice la legislación española y está pensada en origen para beneficiar a los familiares de los presos.
La dispersión pierde sentido teniendo en cuenta que su razón de ser era el distanciamiento de los terroristas para dificultar su comunicación interna. También que la actividad armada de ETA cesó hace más de una década. Pero la realidad es más compleja y el acicate del Gobierno para impulsar estos acercamientos es reprochable.
Su política de acercamientos es inseparable de la transferencia de las competencias de las cárceles vascas al Gobierno regional, que facilita beneficios penitenciarios, y de las negociaciones parlamentarias con EH Bildu. La indignación nace, pues, del tacticismo. Si el Gobierno creyera moralmente en su estrategia, si se viera agitado por una determinación humanista, abordaría los acercamientos en conjunto y no a cuentagotas. Salta a la vista que la motivación es otra: el mercadeo parlamentario.
Nadie quiere la Tercera Guerra Mundial
Emmanuel Macron publicó ayer un escueto tuit: "No queremos una guerra mundial". Lo acompañó de un segundo mensaje: "Estamos ayudando a Ucrania a resistir en su terreno, pero no a atacar a Rusia. Putin debe detener esta guerra y respetar la integridad territorial en Ucrania". Las publicaciones del presidente de la República, que no pueden ser más inoportunas, dan cuenta de la posición de neutralidad que probablemente París nunca quiso abandonar.
El primer mensaje es evidente y el segundo, innecesario. Nadie quiere que llegue la III Guerra Mundial. El único país que la promueve es Rusia. Los Gobiernos europeos, sin excepción, deben proyectar una sola idea sobre Ucrania. La voluntad inquebrantable de seguir respaldándola con recursos económicos, inteligencia y armamento, y de disuadir al Kremlin de mantener su política criminal a fuerza de sanciones y advertencias contundentes.
Los discursos que alientan el pánico nuclear sólo favorecen a Putin. La verdadera disuasión no procede del temblor, sino de la firmeza. Es momento de aplicar, militar y discursivamente, la estrategia dura, valiente e implacable de Josep Borrell. Europa no puede ser herbívora, tampoco omnívora, en un mundo de carnívoros.
*** El Merodeador es el seudónimo colectivo de la sección de Opinión de EL ESPAÑOL integrada por Cristian Campos, Jorge Raya Pons y Víctor Núñez.