Primeras damas a la espera, Alcaraz Superstar y adiós a Marta Chávarri
Eva Cárdenas, Begoña Gómez, Carlos Alcaraz y Marta Chávarri; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.
Eva Cárdenas
Las elecciones ya están a punto de caramelo. Solo falta la votación y el recuento. Con un poco de suerte, esta noche ya sabremos quién será el presidente del Gobierno. O no, depende de los números. Y donde hay un presidente también hay una primera dama, resultado de casar a los primeros ministros con lo mejor de cada casa. Yo me quedo con Eleanor Roosevelt, Jackie Kennedy y Eva Perón.
Eleanor Roosevelt nació en el seno de una familia rica, aunque triunfó su inteligencia y su generosidad. Se casó con su pariente, Franklin, y tuvo cinco hijos. Participó en la política del Partido Demócrata y en muchas reformas sociales. Defendió los derechos humanos y fue una escritora compulsiva. Truman dijo de ella que era la "primera dama del mundo". No fue la única. Otra que triunfó en el mundo fue Jackie Kennedy, de soltera Jaqueline Bouvier. Se casó con John y juntos formaron una de las parejas más sexys de la Casa Blanca. Cuando corría el mes de noviembre de 1963, el presidente Kennedy fue asesinado por un matón llamado Oswald que le disparó desde lo alto de un edificio. Murió al instante. Jackie se abalanzó sobre su marido para protegerlo pero ya nada pudo hacer. El traje chanel que vestía quedo manchado de sangre para la historia.
Eva María Duarte, conocida mundialmente como Evita Perón, siempre mostró más arrojo que su marido, Juan Domingo, al que no se le ocurría otra cosa que admirarla y profesarle devoción. El pueblo argentino vivía para ella. La adoraba. Si de él hubiera dependido, la habría hecho santa. Se quedó en símbolo de los descamisados. Murió de cáncer a los 33 años, en julio de 1952. La nombraron "Jefa espiritual de Nación" después de haber sido embalsamada. Luego su cuerpo fue secuestrado en una macabra operación que duró diecisiete años. Durante ese tiempo, Eva Duarte estuvo enterrada en falso en un cementerio de Milán. Volvió a Buenos Aires y recibió sepultura en La Recoleta.
Nuestras ultimas primeras damas sido variadas. Algunas de ellas, bastante ajenas a la política, y otras entregadas a la tarea de sus maridos. A Eva Cárdenas, la aspirante, no la conocía nadie hasta que Amancio Ortega le ofreció la dirección de Zara Home. Había estudiado economía en Santiago de Compostela y ya era una reconocida empresaria con un pintón admirable. Fue dando saltos por a Galicia: en Inditex, en Sargadelos, en todos los departamentos del grupo donde hubiera algo que decorar. Tenía mano y sobre todo, cabeza. En su largo recorrido empresarial no le quedo nada por tocar. Con su hija Gabriela, de 21 años, fundó una inmobiliaria y en ella sigue. Un día, en un vuelo Madrid-Santiago, conoció a Núñez Feijóo y hubo flechazo. Ahora viven en Madrid con el hijo común, que se llama como el padre pero con diminutivo incorporado: Albertiño.
Eva es admirada por su capacidad empresarial. Además es discreta e interesante, tiene un rostro muy expresivo y nadie le quita el ojo de encima. Si llega a primera dama, dará que hablar.
Begoña Gómez
Mientras los números de esta noche no digan lo contrario, Begoña Gómez sigue siendo la titular, como acredita su fotografiado beso de amor de anteayer en Getafe, donde Pedro Sánchez cerró la campaña del PSOE.
Chica de Bilbao trasplantada a Madrid. Casada con Pedro (no consta flechazo), estaba llamada a ser una nueva Michele Obama, pero pasaron los años y se quedó a medio camino, Begoña pertenece a un género que está a caballo entre Ana Botella y Sonsoles Espinosa, entre Amparo Illana y Carmen Romero. No sale en ¡Hola!, ni tiene más ambiciones que las que convienen a su pareja. Se sabe que a los dos les gusta la música indie, el Falcon (crest) de ida y vuelta a Benicasim y las playas de Mojácar. Begoña no expone a sus hijas y se ignora quien le cose los vestidos para las cenas de Estado.
Pedro y Begoña se casaron por lo civil en 2006. Los casó la entonces concejala madrileña, Trinidad Jiménez. Y se fueron a vivir al piso de ella (de Begoña, no de Trini), en La Latina. Ahora viven en Pozuelo, como Zapatero, como Aznar, como Rajoy y como Carmen Romero.
La primera niña, Ainhoa, había llegado en 2005 y la segunda, Aitana, llegó en 2007. Iban a un colegio público y no hacían ostentación de padres famosos. Como decía su padre, había que proteger la privacidad.
Ha llovido mucho desde entonces. Ahora Bego trabaja lo justo. Dirige una cátedra en la Complutense sobre "Transformación social competitiva", que suena raro pero importante. Además cobra un sueldo superior a los 85.000 euros de su marido. El de Begoña es un sueldo bajo sospecha, dicen los que entienden. Suerte que tiene la chica.
Además de besar a Pedro públicamente, pues eso siempre lo agradecen los fotógrafos, le gusta pasear con él de la manita mirando de reojo los escaparates. Sin embargo, Begoña desapareció cuando su chico compitió por primera vez con Rajoy en las elecciones de 2015. A ella no le hizo ninguna gracia que se la escondiera, pero los jefes de campaña decidieron que debía dar un paso atrás y Pedro lo entendió. Desde entonces, Begoña ha estado más bien fuera de los focos. También en la campaña felizmente cancelada el viernes por la noche.
Carlos Alcaraz
Ni Pedro ni Alberto. El verdadero ganador de la insufrible campaña ha sido Carlos Alcaraz, Charly para los amigos y Carlitos para todos. Nos hemos acostumbrado a unos tenistas cortados todos por el mismo patrón. En cambio Charly pertenece a la estirpe de Santana, que dio origen a los "irrepetibles" (Iniesta, Gasol, Nadal y por ahí). Carlos tiene 20 años, no rompe raquetas, tiene una presunta novia que recuerda a esas barbies de la tele presentadas por Sandra Barneda, y sonríe como si hubiera inventado la felicidad.
No hay otro como él. Eso dicen en El Palmar, su pueblo, la pedanía más grande de Murcia, donde aprendió a devolver las primeras pelotas. Heredó la afición al deporte de su abuelo y en especial de su padre, que desde hace treinta años dirige las instalaciones del club de campo El Palmar y la escuela de tenis donde han aprendido los cuatro hermanos.
Carlos obtuvo sus primeros premios a los catorce años. Fue entonces cuando recibió las primeras lecciones de humildad. Sus padres le hablaban de la importancia de tener siempre los pies en el suelo. No fueron lecciones aprendidas en balde. Charly estaba preparado ya para salir de casa y decidió mudarse a Villena, donde Juan Carlos Ferrero dirige una escuela para la formación de futuros tenistas profesionales. Hoy, Ferrero es su entrenador, y en la Academia de Villena pasa su día a día.
Las horas libres se desplaza a casa de sus padres, en El Palmar, donde se reencuentra con sus tres hermanos. Son los momentos más gratos de la vida. No necesita nada más. Si acaso, su última novia, la cantante malagueña Ana Mena, seis años mayor que él, por la que está bastante colado, dicen. Antes de Mena Carlos tuvo una relación con la tenista María González Giménez, pero se rompió en 2021 y Carlos tuvo que apresurarse a cambiar de novia. Entonces se fijó es una de las espectaculares modelos de La isla de las tentaciones llamada Melodie Peñalver. Es hora de deshojar la margarita.
Marta Chávarri
Confiamos en que ha ya sido una muerte apacible, dentro de lo que cabe. Marta Chávarri (en vísperas de cumplir 63 años) se acostó, y cuando de buena mañana puso los pies en el suelo, era demasiado tarde para el infarto cerebral y demasiado pronto para avisar a los servicios médicos. Al llegar estos encontraron el cuerpo de la exmarquesa de Cubas desplomado en el suelo y no pudieron reanimarlo.
En su casa del barrio de Salamanca, Marta vivió en silencio durante los últimos años de su vida. Cuando se retiró de los focos ya era una mujer prácticamente invisible. Nadie volvió a saber de ella. Solo sus íntimos: su hijo Álvaro, su hermana María, su nuera Isabelle. Y quizás Philippe Junot, con el que Marta Chávarri mantuvo una amistad callada que se parecía mucho a un amor de juventud.
Una de sus últimas comparecencias se produjo precisamente en la boda de su hijo Álvaro, que contrajo matrimonio en el extremeño palacio del marqués de Mirabel, un espléndido monumento del siglo XV que alojó a todos los invitados. Aquel día, en Plasencia, Marta guardó silencio y evitó posar en las fotos, aunque su presencia había sido uno de los grandes reclamos para la prensa del corazón.
[La intensa vida de Marta Chávarri, la 'Lady España' que protagonizó las portadas de los 80 y 90]
Medio Madrid estuvo presente en aquella boda de primavera (abril, 2022). En un gesto típico de las novias hacia sus amigas casaderas, Isabelle Junot, la nuera, regaló el ramo de novia a Tamara Falcó, que al fin ya ha acariciado la suerte y se ha casado por todo lo alto.
Aquel día, Marta Chávarri llevaba un traje azul marino y tenía una mirada leve, y un poco apagada. Apenas se prestó a las fotos y se mantuvo todo el rato en un segundo plano. Diez años atrás la vida le golpeó duramente con un accidente doméstico a resultas del cual una parte de su rostro quedó seriamente dañado, con signos de parálisis facial. Marta ya nunca volvió a ser la misma. Dejó de salir, de asistir a fiestas y rodearse de amigos.
Es verdad que Lady España, coronada en 1988 por la duquesa de Alba, se había vuelto invisible. Pero la vida le había hecho un último regalo: acababa de nacer su nieta, Philippa. Con esa alegría se ha ido Marta Chávarri.