Clara Ponsatí, Victoria Beckham, José Luis Martínez-Almeida y Pablo Urdangarin.

Clara Ponsatí, Victoria Beckham, José Luis Martínez-Almeida y Pablo Urdangarin. Guillermo Serrano Amat

EL BESTIARIO

Rebelde Ponsatí, Victoria la pija, el alcalde casadero y el hijo de Urdangarin

Clara Ponsatí, José Luis Martínez-Almeida, Victoria Beckham y Pablo Urdangarin; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.

8 octubre, 2023 03:48

Clara Ponsatí

Clara Ponsatí.

Clara Ponsatí. Guillermo Serrano Amat

Ponsatí soñaba que vivía en un mundo feliz, pero se equivocaba. La utopía le quedaba grande. Clarita era una niña de sonrisa blanca y cabello helado que iba al cole con su cabás de "indepe" y en el recreo jugaba a peinar el flequillo de su amiguito Puigdemont y a celebrar el 1-O repartiendo tarta de aniversario entre los niños de su clase.

Un día Ponsatí enseñó la zarpa, como el lobo de Caperucita. No hace mucho de eso. La que fuera inseparable amiga del ex president, con quien compartía las lentejas del exilio, decidió ponerlo firme y cantarle las cuarenta. Razones no le faltan. Clara afea a su antiguo jefe que negocie con los socialistas el perdón de los pecados y la resurrección de la carne, por decir algo. La política no se compra ni se vende, ya lo dice ella con la boca grande.

Hace unos días, en Europa se detectó la presencia de algunos correos del zar que, procedentes de Madrid, pedían audiencia en Waterloo. Circularon los nombres de Albares y Bolaños, pero finalmente se impuso el nombre de Santos Cerdán, por ser del partido y no del Gobierno. Ponsatí frunce el ceño y comenta: "Yo no he estado seis años en el exilio para votar otro Estatut, por muy mejorado que sea". Ergo, se teme la Ponsatí que cualquier iniciativa que emprendan Puigdemont y sus muchachos será "para volvernos a confinar en la política española" remata la doña.

Dicho queda.

José Luis Martínez-Almeida

José Luis Martínez-Almeida.

José Luis Martínez-Almeida. Guillermo Serrano Amat

El alcalde de Madrid es feliz. Tiene dos excelentes motivos para ello. Uno, el engalanamiento de la capital con motivo del abrazo constitucional de la princesa de Asturias. Y otro, el destape social de su noviazgo con una chica veintidós años más joven que él.

Vamos por partes.

Madrid es una ciudad con tendencia a engalanarse. Lo hace a la mínima. Y a la máxima no digamos. No hay más que recordar los elegantes maceteros que decoraban el centro de la ciudad con motivo de la boda de Felipe y Letizia, hoy reyes de España. Aquel día cayeron chuzos de punta, pero el arreglo floral se mantuvo impecable. Milagro.

Ahora el alcalde ha soñado un engalanamiento similar con motivo de la jura de la Constitución el 31 de octubre, cuando la princesa de Asturias cumplirá su mayoría de edad.

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El acto, muy relevante institucionalmente, se celebrará en una sesión plenaria de Congreso y Senado. A continuación, tendrá lugar en el Palacio Real la imposición del collar de la Orden de Carlos III a la princesa Leonor, momento que dará paso al almuerzo.

Ese día, la familia celebrará en Zarzuela un piscolabis íntimo con objeto de que tenga cabida toda la familia, en especial el Rey emérito, otras veces marginado por mal comportamiento.

El segundo motivo de felicidad para el alcalde Martínez-Almeida será la presencia (o cuando menos la cercanía) de su novia Teresa Urquijo, con la que tiene previsto casarse en 2024. Será un matrimonio de alta gama. La chica de ICADE (actualmente analista de JP Morgan) se casará con el abogado del Estado que gobierna el Ayuntamiento de la capital y medio Madrid echará la casa por la ventana. Teresa tiene 22 años menos que el alcalde, el hombre de ojos azules. La novia también incorpora a la familia el apellido Borbón. Y es que la chica tiene parientes notables por todas partes.

Victoria Beckham

Victoria Beckham.

Victoria Beckham. Guillermo Serrano Amat

Victoria Beckham (Adams de nacimiento) era aquella chica que llegó a Madrid acompañando a su marido, David, que acababa de instalar en el Bernabéu su condición de "galáctico". El Real Madrid siempre ha sido un equipo pródigo en estrellas, pero pocos han dado tanto juego como Beckham y otras a las que se le iluminaba el muslamen cuando pisaban el césped. David Beckham era un crack. A su lado, Ronaldo, Roberto Carlos, Guti, Sergio Ramos y algún otro no sabían hacer la O con un canuto. David al menos daba el pego.

Con él llegó Victoria Adams, su chica, aunque ella esperó un tiempecito para incorporar a la prole. A Vicky no le hacía ninguna gracia venir a España, pero no le quedó más remedio que seguir a su marido y adaptarse a la doctrina de los fichajes.

Cuando David le contó a su esposa el plan español, a Victoria casi le dio un yuyu. Ella, que era una chica pija acostumbrada a ir al cole en Rolls-Royce, estaba horrorizada. Aquí no tenían casa, ni colegio, ni nada de nada. En la docuserie que la familia ha rodado para Neftlix, David y Victoria cuentan su infancia y las penurias familiares (más en el caso de David que en el de Victoria, nacida en el seno de una familia pudiente).

Madrid transformó la vida de la pareja, especialmente la de ella, que había triunfado con la banda de las Spice Girls y vivía rodeada de caprichos. La presión (y los celos) que sufrieron en Madrid no la olvidarán nunca. En España completaron la familia (4 hijos). Ella recuerda dolorosamente lo mal que lo pasó. "Fue la etapa más infeliz de mi vida", dice.

Al principio se alojaron en un hotel de Zurbano, Vicky iba al gimnasio y allí coincidía con Ana Obregón. Las dos mujeres se llevaban fatal. Cuando Obregón se descuidaba, Vicky ponía a parir todo lo español. Sobre todo el ajo. Ahora que lo pienso, a la reina Victoria Eugenia también le daba asco el ajo. En cambio, el chocolate con picatostes le encantaba.

Ahora los Beckham viven en Londres. Ella diseña y él siente intensamente el futbol. De vez en cuando miran el cielo y se dan cuenta de que no ha salido el sol.

Lástima que no se enteraran de lo bien que se vive en España.

Pablo Urdangarin

Pablo Urdangarin.

Pablo Urdangarin. Guillermo Serrano Amat

Aquí donde lo ven, mejor dicho, donde no lo ven pero lo imaginan, Pablo Urdangarin es un asiduo de las revistas del color. Al principio todo el mundo lo tenía por un number one del balonmano, digno heredero de Iñaki Urdangarin, que a punto estuvo de ser príncipe.

Durante una época, la prensa siempre le pisaba los talones a Pablo. Él solía contestar, pero dentro de un orden. Tenía un discurso fácil, como de contar las cosas sin acabar de decirlas. En eso les pasaba por delante al resto de los hermanos, que no decían ni mu.

Pablo jugaba en Barcelona y su padre le hacía de mánager. Ahora el chico juega en el Granollers, pero a su padre le he perdido la pista. No sé si sigue siendo el mánager de Pablo o el de Ainhoa Armentia. En fin, ellos sabrán.

Pablo también tiene novia, como papá. Se llama Johanna Zott, un apellido que se mire por donde se mire es original y como venido del otro lado de los Cárpatos.

Los pijos de Barcelona llevan apellidos de una rama muy pegada a la tierra, nacional como Busquets, Ripoll, Balaguer o Santa Perpètua de Mogoda. En Madrid, en cambio, los pijos llevan ristras de apellidos compuestos de esos que no acaban nunca y tienes que respirar doble para pronunciarlos.

[El apasionado beso de Pablo Urdangarin y Johanna Zott del que todo el mundo habla]

Pablo se casará el día menos pensado. En realidad el día menos pensado se casarán todos, hasta Froilán. Las bodas de los nietos nuevos serán un acontecimiento y en ellas se juntarán todos los apellidos.

Últimamente hemos visto a la mamá de Pablo, la infanta Cristina, asistiendo a muchos eventos nupciales, uno detrás de otro. Después de tantos años de aburrimiento en el exilio, se conoce que la infanta estaba echando a faltar las bodas. Al revés de la infanta Elena, que ya estaba de casamientos hasta el gorro.

La infanta Cristina asistió a la boda del hijo de Borja Prado (sin Colón de Carvajal) con Catalina Vereterra, celebrada en Medina Sidonia. Entre los invitados se encontraban Nicolas Sarkozy y Carla Bruni, que atravesaron media Francia y España entera para ir al enlace, los Aznar, Miriam Ungría, Carlos Sainz. Alberto Cortina y Elena Cué, Nuria Fernandez Tapias, Cari Lapique y en ese plan. Borja Prado iba de prota (no en vano fue presidente de Endesa durante unos cuantos años y se sentía un pavo real). Sin embargo, nadie osó felicitarle por el actual cargo de presidente de Mediaset, donde las cosas no acaban de salir bien. Por cierto, algunos echaron de menos a Vasile

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