El intervencionismo de la UE no basta para estabilizar los precios de la energía
El intervencionismo energético acabará por distorsionar el comportamiento natural del mercado de la UE y perjudicará su futuro.
Aunque el coste de la electricidad en Europa se estabilizó en 2023, la posibilidad de que vuelvan a subir los precios sigue siendo considerable en muchos Estados miembros de la UE, como Polonia, Hungría, República Checa, Austria, Lituania, Letonia y Rumanía.
La dependencia de las importaciones en toda Europa, unida al incremento de la demanda energética, sigue siendo una amenaza para la estabilidad del mercado.
Además, los costes unitarios, aunque no fluctúan tanto como el invierno pasado, siguen siendo tercamente elevados en muchos países. Entre ellos, Dinamarca, Italia, los Países Bajos y la primera economía de la UE, Alemania.
Con el propósito de mitigar parte de los riesgos que afrontan los Estados miembros, la Comisión Europea acaba de prorrogar las ayudas aprobadas por primera vez en 2022.
El 20 de noviembre acordó prolongar seis meses más varias normas, entre ellas el marco temporal de crisis y transición, lo que permite que los Estados miembros puedan ayudar a las entidades nacionales cuando los precios de la electricidad superen los niveles anteriores a la crisis energética.
Después ha habido varias propuestas para prorrogar otras medidas anticrisis hasta el próximo año, como las medidas de solidaridad en caso de escasez de gas, el mecanismo de corrección del mercado y las normas relacionadas con la concesión de permisos para proyectos de energías renovables.
Esta estrategia intervencionista ha sentado bien en muchos Estados miembros de la UE y varios gobiernos están aprovechándola en su propio beneficio con vistas a las elecciones al Parlamento Europeo de mayo.
"El hecho de que se mantengan las medidas de crisis causa cada vez más frustración en algunos países de la UE"
El mes pasado, la coalición gobernante en Alemania aprobó diversas normas para ayudar a los sectores industriales de gran consumo energético. El programa se prolongará hasta 2028, con un presupuesto estimado de 28.000 millones de euros.
También Francia y Polonia, entre otros países, son partidarios de mantener las subvenciones, y el gobierno polaco a punto de constituirse ha anunciado que mantendrá la congelación de los precios de la electricidad y el gas para determinados grupos de consumidores en 2024.
Aparte de proteger a los consumidores de electricidad más vulnerables, los principales argumentos para mantener las ayudas son, entre otros, el miedo a perder competitividad y el peligro de que, debido a los altos precios de la energía, las empresas europeas se planteen trasladar sus centros de operaciones a Estados Unidos o China.
No obstante, el hecho de que se mantengan las medidas de crisis causa cada vez más frustración en algunos países de la UE.
En Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Estonia y Finlandia, los políticos alegan que los precios de la electricidad se han estabilizado este año y que mantener las normas especiales sobre ayudas estatales perjudica al mercado comunitario.
Aunque existe el riesgo de que los precios de la electricidad suban durante el próximo año en la UE, y aunque la prórroga de algunas medidas anticrisis hasta 2024 parece totalmente justificada, a largo plazo la UE debería tratar de reducir el alcance de los subsidios por varios motivos.
En primer lugar, subvencionar los precios de la electricidad resulta muy caro. Según el Informe 2023 sobre el estado de la energía, las subvenciones aumentaron en toda la UE hasta los 181.000 millones de euros en 2022 y podrían alcanzar los 194.000 millones en 2023.
En segundo lugar, mantener a largo plazo la posibilidad de subvencionar los precios de la electricidad puede tener repercusiones negativas en el mercado energético de la UE y agravar las desigualdades entre los Estados miembros como consecuencia de la competencia por los subsidios, que beneficia de forma desproporcionada a los países más ricos.
Así lo demuestran las cifras correspondientes a 2022, que revelan que, del importe total de las ayudas estatales aprobadas por la UE, el 53% fue a parar a Alemania y el 24% a Francia.
Si este comportamiento se vuelve habitual, veremos más divisiones y quebraderos de cabeza a partir de 2024. Además, esto podría poner en peligro la propia existencia del mercado europeo si la Comisión Europea señala insiste en ampliar aún más determinadas normas anticrisis sin evaluarlas como es debido.
Si las autoridades de Bruselas quieren mantener la política intervencionista a medio y largo plazo tendrán que garantizar que se va a evaluar con rigor la legitimidad de la concesión de ayudas estatales en casos concretos.
"Si los países de la UE renuncian a las subvenciones como solución automática, tendrán la oportunidad de estabilizar los precios de la electricidad en Europa durante mucho tiempo"
Por su parte, los Estados miembros deberían asegurarse de culminar cuanto antes las modificaciones legislativas del diseño del mercado de la electricidad.
En 2022, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enumeró algunas de las reformas necesarias para una Europa más resiliente. El nuevo diseño del mercado de la electricidad tiene como objetivo crear un entorno más flexible, competitivo y favorable al consumidor, capaz de acoger mejor una proporción cada vez mayor de energías renovables en la mezcla energética de la UE.
Ahora son los Estados miembros los que deben concretar los detalles de esta propuesta de cambios legislativos y proponer normativas que especifiquen, entre otras cosas, las reglas para invertir y ampliar la capacidad de generación, como el almacenamiento de energía renovable y la energía nuclear.
Si lo consiguen y se apartan de las subvenciones como solución automática, tendrán la oportunidad de estabilizar los precios de la electricidad en Europa durante mucho tiempo. También, de reducir la dependencia de los combustibles fósiles como fuentes primarias de energía.
Además, si los miembros de la UE-27 tomaran estas medidas, estarían fomentando las inversiones en Europa como líder mundial en energías verdes.
Pero, sobre todo, afianzarían la UE y reforzarían su capacidad para soportar futuras convulsiones geopolíticas.
*** Szymon Kardaś es investigador senior sobre política energética en el programa European Power del European Council on Foreign Relations (ECFR).