La 'amistad' de Putin y Kim Jong-un convertirá a Rusia en un Estado paria

El único motivo del cortejo de Moscú a Pionyang es la guerra en Ucrania. Rusia, país fundador de las Naciones Unidas y miembro permanente de su Consejo de Seguridad, ha participado en ocho de las sanciones de la ONU contra Corea del Norte.

Hoy, sin embargo, Rusia firma acuerdos armamentísticos con el país asiático dado que la invasión de Ucrania ha escalado hasta convertirse en un conflicto europeo más amplio.

Rusia se enfrenta ahora a la escasez de proyectiles de artillería y otros recursos de guerra.

El dictador norcoreano Kim Jong-un, durante unos ejercicios militares. EFE

Las ramificaciones del acuerdo son más serias de lo que parecen. El pacto, que concede tecnología nuclear y misiles avanzados a Rusia a cambio de que esta contrate a cientos de miles de trabajadores norcoreanos, creará ondas de choque que podrían sacudir los cimientos del orden internacional.

Los acuerdos entre Rusia y Corea del Norte han sido suficientes para que el Kremlin viole las ocho resoluciones sancionadoras vigentes de la ONU contra el país asiático. Rusia no sólo estaría abandonando el Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT, según sus siglas en inglés), sino que también estaría revirtiendo así su postura sobre las sanciones que aprobó como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

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Las autoridades rusas han negado oficialmente cualquier acuerdo militar con Corea del Norte. Pero esa negación ya no puede sostenerse cuando incluso la televisión estatal rusa ha mostrado a las tropas de Moscú utilizando proyectiles de artillería de 152 mm y cohetes de 122 mm fabricados en Corea del Norte.

Según el análisis de las imágenes por satélite, el número de proyectiles proporcionados por Corea del Norte a Rusia oscilaría entre cientos de miles y más de un millón. Cifra que también ha sido confirmada por Washington y Kiev.

"Según los medios de Corea del Sur, Corea del Norte envió cientos de trabajadores al extremo oriente ruso después de la cumbre de septiembre entre Moscú y Pionyang"

Entre las contrapartidas que Moscú ha proporcionado a Pionyang se incluye tecnología para sus satélites espías. Kim Jong-un, líder de Corea del Norte, se reunió con Putin en el Cosmódromo Vostochny, en Rusia, en septiembre de 2023, y dos meses después Corea del Norte lanzó con éxito un satélite espía en su tercer intento.

Los dos lanzamientos anteriores habían fracasado, lo que lleva a pensar que Rusia ha proporcionado apoyo tecnológico para el tercer intento. El asunto de la asistencia tecnológica para los satélites espía fue uno de los puntos centrales de la agenda de la reunión entre la ministra de Exteriores de Corea del Norte, Choe Son-hui, y Vladímir Putin, lo que ha hecho más difícil para el Kremlin negar que haya proporcionado ayuda para los programas nucleares y de misiles balísticos de Pionyang.

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Aún más importante es el envío de trabajadores norcoreanos a Rusia. Según los medios de Corea del Sur, Corea del Norte envió cientos de trabajadores al extremo oriente ruso después de la cumbre de septiembre entre Moscú y Pionyang. El medio francés Intelligence Online ha informado de que Rusia planea traer hasta 500.000 trabajadores de Corea del Norte.

El interés de Rusia en los trabajadores norcoreanos crece cuando el país sufre por la escasez de mano de obra, que el Kremlin necesita con urgencia para la reconstrucción de los territorios ocupados de Ucrania. El 24 de diciembre de 2023, el diario ruso Izvestia informó de que las necesidades de mano de obra del país se estiman en 4,5 millones de trabajadores.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha adoptado tres resoluciones para impedir que los ciudadanos norcoreanos trabajen en el extranjero, dado que Pionyang utiliza sus ingresos en divisas para financiar sus programas nucleares.

En particular, la Resolución 2397 pide a los Estados miembros que repatríen a los nacionales norcoreanos que trabajaban en sus países.

Rusia hizo un gesto simbólico y repatrió temporalmente a algunos de sus trabajadores norcoreanos. Sin embargo, existen crecientes sospechas de que Corea del Norte ha seguido enviando trabajadores a Rusia por medios clandestinos y engañosos.

Por ejemplo, en 2019, después de que entraran en vigor las sanciones de la ONU, Rusia expidió 26.000 visados de turista y de estudiante a ciudadanos norcoreanos. Más de cinco veces más que el año anterior, lo que permite sospechar que muchos trabajadores norcoreanos han ingresado en Rusia con pretextos.

La razón fundamental por la que Rusia no debería aceptar trabajadores norcoreanos es la gravedad de las violaciones de derechos humanos. Se sabe que los norcoreanos que trabajan en el extranjero son explotados como esclavos de la edad moderna, trabajando doce horas al día, desde las 8:00 de la mañana hasta las 20:00. Algunos incluso trabajan hasta veinte horas al día en peores condiciones que las de los campos de refugiados.

Putin junto a Kim Jong-un durante una cumbre reciente. Reuters

También hay pruebas de que los trabajadores norcoreanos en Rusia huyen del país.

Mientras tanto, miles de trabajadores norcoreanos en la provincia china de Jilin organizaron una huelga y se amotinaron en protesta por las condiciones laborales intolerables y la explotación salarial.

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La comunidad internacional ha exigido a Rusia medidas contundentes para mitigar los riesgos de su cooperación con Corea del Norte. Para Rusia, hay mucho en juego. Alinearse con Pionyang podría provocar pérdidas significativas e irreversibles para los intereses nacionales rusos.

En primer lugar, la posición de Rusia en la guerra en Ucrania corre el riesgo de debilitarse todavía más. Si el único medio por el cual Rusia puede sostener el esfuerzo de guerra es mediante el apoyo de un régimen sujeto a sanciones muy graves por parte de la ONU, eso envía un mensaje claro al mundo de que las capacidades rusas están efectivamente al límite.

"Cuanto más consolide su cooperación militar con Corea del Norte, más aislada se encontrará Rusia tanto en Europa como en Asia"

Segundo, Rusia pasará a la historia como un Estado que ha violado el Derecho y las normas internacionales y que ha utilizado con fines espúreos su asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. La invasión rusa de Ucrania es una clara violación de la soberanía estatal y sus tratos encubiertos con Corea del Norte la alejan del espíritu del Derecho internacional.

Finalmente, Rusia podría quedar relegada a un estatus menor en el escenario mundial. Cuanto más consolide su cooperación militar con Corea del Norte, más aislada se encontrará tanto en Europa como en Asia.

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El régimen de Kim Jon-un parece empeñado en revisar el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación entre Corea del Norte y Rusia firmado en 2000 para avanzar hacia una alianza militar. Alianza que debería llegar a tiempo para la visita de Putin a Pionyang a finales de este año y que consolidaría el bloque Corea del Norte-China-Rusia frente al bloque formado por Corea del Sur-Estados Unidos-Japón. 

Informaciones recientes sugieren sin embargo que Rusia está reduciendo su cooperación militar con Corea del Norte dado el creciente rechazo global, así que no es descartable que los líderes del Ejecutivo ruso acaben eligiendo un camino más racional que se alinee con sus intereses nacionales.

La solución al conflicto entre Ucrania y Rusia depende de que el Kremlin recupere su dignidad como miembro fundador de las Naciones Unidas, momento en el que es probable que cese su actual e ilógico acercamiento a Pionyang.

*** Min Yong Lee es catedrático de la Facultad de Servicio Global de la Universidad de Mujeres Sookmyung.