Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, este miércoles.
Sánchez tiene miedo
Quien provoca el miedo de Sánchez no es Feijóo, ni Abascal, ni la "galaxia digital ultraderechista". Muchos menos Manos Limpias. Es un juez en concreto.
Pese a que parezca escrito a medio camino del lloro del adolescente herido y la furia del narcisista contrariado, el diario íntimo que Pedro Sánchez ha compartido con la "ciudadanía" no es fruto del amor ni del derrumbe personal.
Tampoco lo es de una genial táctica de distracción, dirigida a permitirle sacar del foco mediático el protagonismo judicial de su mujer.
Ni de una maquiavélica estrategia electoral, enderezada a dar el arreón final a la campaña catalana con las dosis habituales de victimismo y polarización, marca de la casa.
Pedro Sánchez junto a Begoña Gómez.
La carta de Sánchez es fruto del miedo.
Quien provoca su miedo no es Feijóo, ni Abascal, ni la "galaxia digital ultraderechista". Ni, muchos menos, Manos Limpias. Tampoco los jueces, así, en abstracto.
De hecho, el nombre del verdadero protagonista de la carta no aparece siquiera en ella.
Se llama Juan Carlos Peinado, y es el magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid.
Sánchez le teme porque, por primera vez, se encuentra solo frente a quien puede determinar su destino. Sabe que en esta ocasión su futuro no depende del apoyo que siempre ha podido recabar de su militancia y de sus socios habituales.
"El destino judicial de Begoña Gómez determinará el destino político del presidente del Gobierno"
Por primera vez, su destino no está en sus manos, ni en las de su ejército de feligreses, entusiastas jubilados de su condición de ciudadanos.
Ni siquiera en las de su camarilla de líderes tribales, siempre dispuesta a ayudarle para dañar un poco más a España.
Esta vez, el destino de Pedro Sánchez no lo marcarán las urnas. Ni unos pactos antinatura que remedien el resultado de las urnas.
El destino judicial de Begoña Gómez determinará el destino político del presidente del Gobierno porque, siendo corrupción el delito denunciado, su responsabilidad política (como mínimo) sería insalvable.
Sánchez lo sabe y, por tanto, sabe también que su futuro lo marcará el juez Peinado.
Por eso, la carta va dirigida, única y exclusivamente, a él.
Y lo que el presidente le cuenta al juez en ella es la descripción precisa de cómo será su martirio si no se enmienda:
"Esta será la última vez que no te nombre" [traducción libre del idioma sanchista].
En definitiva, el lunes Sánchez no se irá.
Pero la vida de los que nos quedemos cambiará. Y no será para mejor.
*** Marcial Martelo de la Maza es abogado y doctor en Derecho.
