Donald Trump regresa a la Casa Blanca gracias al voto rural y latino
¿Asistiremos a la vuelta de una política internacional americana errática y marcada por el proteccionismo económico y el unilateralismo diplomático? ¿Qué pasará con Ucrania? ¿Y con Palestina? ¿Dimitirá Kamala Harris?
Tras una campaña marcada por la constante aparición de influencers y estrellas del pop en uno y otro lado del tablero, las elecciones estadounidenses las han decidido los votantes del mundo rural y los latinos, que han cantado rojo y le han dado las llaves de la Casa Blanca a Donald Trump.
"Hablan de un fraude masivo en Filadelfia" decía Donald Trump sobre las seis de la tarde (hora de la costa oeste americana). Como si estuviese preparando el caldo de cultivo para lo que pudiese venir.
Cerraban los primeros colegios electorales en Estados Unidos, y Texas y Florida eran los primeros Estados en teñirse de rojo.
Al filo de las 20:00 de la tarde, y ya con la mayoría de colegios electorales en proceso de recuento, Donald Trump se disparaba hasta los casi cien votos de los doscientos setenta que necesita en el colegio electoral para ser proclamado presidente.
"La noche es larga", "el voto rural siempre se recuenta primero y ese siempre beneficia a Trump, pero hay que esperar a las zonas urbanas", decían los expertos.
Antes de la noche electoral, la proclama de la noche estaba clara. La batalla iba a estar en los estados bisagra o swing states. Ganar esos estados, o gran parte de ellos, supone asegurarse casi matemáticamente la victoria en las elecciones. Y a estos estados se encomendaron ambos candidatos.
El primer jarro de agua fría llegó pasadas las 23:00 de la noche. Trump ganaba Carolina del Norte y hacía revolverse en la silla a los demócratas.
Al margen de la decepción de perder un estado bisagra, la mayor preocupación en el Partido Demócrata era lo que quedaba por venir. Donald Trump mejoraba todos sus números en todos los condados de los estados bisagra restantes, mientras que Kamala Harris no conseguía ni siquiera acercarse a los números de su compañero Joe Biden.
El siguiente (y casi definitivo) mazazo llegó a la 1:00 de la mañana. Donald Trump ganaba Georgia, el Estado que Joe Biden le ganó en 2020 por unos escasos 11.000 votos y que motivó el famoso "encuentra esos 11.000 malditos votos dónde sea" del magnate neoyorquino a sus miembros de su campaña.
A las 2:00 de la mañana, Donald Trump asestaba el golpe definitivo y se llevaba el premio gordo. Pensilvania, con diecinueve electores del colegio electoral. Cuatro votos electorales separaban al magnate de Nueva York de convertirse de nuevo en presidente. Irremontable para Kamala Harris. Jaque mate.
"Donald Trump ha completado una remontada electoral (desde su derrota en 2020) sin precedentes y ganado una de las elecciones más polémicas de la historia"
Sin la confirmación oficial (pero sí oficiosa) de esos cuatro votos, a las 2:25 de la mañana, hacía su aparición en público Donald Trump, ya anunciado como "presidente electo", y se desataba la locura republicana.
Donald Trump será el próximo presidente de los Estados Unidos. El neoyorquino completa así una remontada electoral (desde su derrota en 2020) sin precedentes y gana una de las elecciones más polémicas de la historia.
La noche electoral nos dejaba algunos datos muy interesantes.
En primer lugar, el magnate neoyorquino ha obtenido un 45% de voto latino. De confirmarse definitivamente esta cifra, sería la mayor cifra de voto latino a un candidato republicano desde que existen datos. Superando de hecho a George W. Bush, que en 2004 se llevó el 44% del voto latino.
En segundo lugar, Donald Trump ha entendido a la perfección que el ciudadano americano sigue votando con el bolsillo.
En 1992, George H. W. Bush se presentaba a la reelección como presidente de los Estados Unidos con el fantasma de la recesión acechándole. La economía estadounidense mostraba síntomas de mejora, pero esas mejoras no llegaban todavía al bolsillo del americano medio.
Bush Padre perdió las elecciones contra Bill Clinton porque el ciudadano americano no quería promesas. Quería hechos.
Como si de un espejismo se tratase, el americano le vuelve a decir a su presidente y a su candidato, Joe Biden y Kamala Harris, que no quiere noticias halagüeñas sobre la economía y buenos indicadores macroeconómicos. Quiere rebajas de precios que alivien el elevadísimo coste de la vida al que se enfrentan.
Y Trump ha sabido pescar en río revuelto.
En tercer lugar, el Partido Republicano ha sabido leer mejor la demografía americana. En la campaña de los influencers y las estrellas del pop, Donald Trump ha conseguido conectar con la ciudadanía que reside en las zonas rurales a través de un mensaje centrado en sus verdaderas necesidades.
En una batalla electoral donde los candidatos trataban de imponer su agenda, la del candidato republicano se ha mostrado más efectiva: economía, inmigración e inseguridad han demostrado ser asuntos más sensibles para los americanos. Especialmente para los de las zonas rurales, que se han lanzado en masa a votar al expresidente.
La configuración definitiva de Congreso y Senado tardará unos días en ser definitiva, pero a estas horas ya sabemos que Donald Trump será presidente de los Estados Unidos de América. Estados Unidos ya tiene la respuesta que buscaba, a la vez que el mundo se llena de preguntas que tardarán en responderse.
¿Asistiremos a la vuelta de una política internacional americana errática y marcada por el proteccionismo económico y el unilateralismo diplomático? ¿Qué pasará con Ucrania? ¿Y con Palestina? ¿Dimitirá Kamala Harris?
Los republicanos celebran, los demócratas se echan las manos a la cabeza y el Capitolio de los Estados Unidos respira tranquilo, sabedor de que al menos su actual presidente no incitará una vergonzosa insurrección como la de 2021.
Vuelve Donald Trump. God Bless America.
*** Gabriel Rodríguez es abogado y diputado del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid.