Sin embargo, ahora es el último Grimaldi, Alberto II, el que ha lanzado un grito de socorro ante lo que considera una estrategia planificada, y holgadamente financiada, para acabar con este paraíso para millonarios de todo el mundo, entre ataques fulminantes y acusaciones por corrupción inmobiliaria.

[En la imagen de arriba, Alberto de Mónaco junto con "el Club de los 4", sus asesores más cercanos, y la Torre Odeón, uno de los últimos proyectos de lujo que ha construido una de las empresas en el Principado].

Pese a la escasez de terreno, el negocio de la construcción en la Roca se calcula que puede mover hasta 2.000 millones de euros, con la fórmula de derribar y hacer edificios mejores, más altos y lujosos. De hecho, en una de las últimas torres que se han levantado, la Odeón, se ubica el apartamento más caro del mundo: un ático de 335 millones de euros.

Lo curioso es que en un miniestado, -con sólo 4,8 kilómetros de costa y 200 hectáreas de terreno escarpado y una estructura de impuestos muy especial, sobre todo para los multimillonarios, aunque formalmente no esté considerado un paraíso fiscal-, sea el sector inmobiliario el que se haya convertido en una auténtica amenaza para el sistema y para el propio Alberto II.

El origen de todo es la guerra empresarial entre tres constructoras que trabajan en el Principado, auspiciada por los propios órganos de Gobierno con la intención de limitar el poder de algunos de los magnates y que ha destapado supuestas corrupciones en licencias y proyectos inmobiliarios multimillonarios.

El protagonista principal de este tipo de negocios en la Roca siempre había sido el Grupo Pastor, dirigido por Patrice Pastor, un empresario cuya fortuna se calcula entre los 12.000 y los 20.000 millones de euros. Pero desde hace unos años, sus enemigos aseguran que este monegasco trata más de "administrar e influir" en el Principado que de construirlo.

Por eso, según ha publicado el periódico francés Le Monde en varias entregas, desde Palacio se ha intentado favorecer la entrada de otras dos grandes empresas italianas en temas de ladrillo y lujo: los Marzocco (responsables de levantar allí el segundo rascacielos más grande de Europa, la Torre Odeón) y los Caroli (a quien se le adjudicó el último terreno que Mónaco le ha ganado al mar, la Esplanade des Pêcheurs (Explanada de los Pescadores)).

Dos ejemplos de la gestión urbanística en los últimos años que no han sentado nada bien a Pastor que ha visto cómo algunos proyectos inmobiliarios adjudicados pasaban de largo por su puerta y acababan en manos de la competencia.

Su furia no se ha hecho esperar y muchos, según revela Le Monde, ven su rostro detrás de las filtraciones de informaciones, correos y mensajes de altos dirigentes políticos monegascos, -en una especie de Papeles de la Roca-, que han desatado la crisis política y económica más profunda en los últimos años del Principado.

El caso de la explanada

Uno de los casos que aparece en esas filtraciones y que más revuelo ha levantado es la llamada Explanada de los Pescadores. En 2014, el Grupo Pastor vio como era la empresa Caroli la que se llevaba el proyecto de crear este espacio junto al mar. Sin embargo, surgieron algunos problemas con el diseño (que llegaba a afectar al circuito de Fórmula 1) y, en 2018, el entonces primer ministro, uno de los llamados "pastoristas" por ser próximo a Patrice, le retiró la adjudicación a la empresa italiana, mientras Pastor anunciaba que quería comprar esos terrenos.

Los Caroli denunciaron el caso en los tribunales y justamente el Constitucional, dirigido por Didier Linotte, uno de los próximos al Príncipe acusado de ser justamente "antipastorista", condenó en junio de 2020 a Mónaco a pagar 140 millones de euros en compensación a la inmobiliaria italiana por "violar el derecho a la propiedad, la seguridad jurídica y el principio de confianza legítima".

Una decisión histórica que suponía para el microestado pagar el 10% de su presupuesto en la multa y que ponía a Alberto II en una situación delicadísima entre acusaciones de "debilidad" en su gobierno.

Aunque las cosas de palacio siempre van despacio, nunca es bueno poner a un príncipe entre la espada y la pared porque él también puede sacar el sable. En septiembre de 2020, el propio Alberto II anunció un acuerdo con los Caroli por el que les devolvía el proyecto y les permitía construir un edificio privado a cambio de renunciar a la indemnización y mantener intacto el trazado de Fórmula 1 que celebra desde 1911. Y pidió la dimisión inmediata a su primer ministro, Serge Telle.

Una web anónima

Pero los tentáculos de Pastor seguían siendo alargados y al año siguiente, en 2021, los conflictos del empresario con el Príncipe continuaron en el área de Urbanismo, lo que terminó con una decisión histórica de Alberto II: en diciembre destituyó a su gabinete directamente para acabar con los partidarios de Pastor y apostar por modernizar el microestado, cortocircuitando las vías de influencia del multimillonario constructor en los órganos de Gobierno de Mónaco.

"Hay que asegurar que, para todos los interesados en el mundo inmobiliario, constructoras, empresarios, haya un reparto equitativo. ¡Hay suficientes obras en Mónaco para satisfacer a todos! Era absolutamente necesario ir en contra de ciertas prácticas, ciertos amiguismos, que no tenían lugar", ha declarado estos días el propio Alberto II a Le Monde, el periódico que ha destapado las tensiones que están poniendo a prueba a este microestado.

Las decisiones de Alberto II lejos de parar a Patrice Pastor parece que han destapado un terremoto mayor: en estos meses ha surgido una web y un canal de YouTube, Les Dossiers du Rocher (Los dosieres de la Roca), desde la que se han publicado correos electrónicos privados y comunicaciones entre las personas más próximas al Príncipe y empresarios, políticos, abogados... con acusaciones de supuesta "malversación" y "tráfico de influencias".

¿Ejemplos? El pasado 23 de septiembre emitían un vídeo en YouTube titulado "¿Cómo Didier Linotte, presidente de la Corte Suprema de Mónaco, y su club corrompieron la justicia?". Diecinueve días después, arremetían contra otro de los hombres más cercanos a Alberto II: "Thierry Lacoste, abogado de las estrellas en Mónaco, forma parte de una red de corrupción con Didier Linotte".

Una de las publicaciones, de hecho, es una factura de medio millón de euros que el abogado del Príncipe, Thierry Lacoste, amigo a su vez del juez Linotte, le cobró a los Caroli por el juicio ganado con la explanada al Estado y que suponía una indemnización, como hemos dicho antes, de 140 millones de euros. 

Esta es una más de las acusaciones de amiguismo y aprovechamiento que se hacen contra lo que la web llama "el Club de los 4", los asesores más próximos a Palacio y que estarían dirigiendo desde hace 10 años el Principado, en la sombra y para su propio interés económico, frente a un "débil" Alberto II, según este anónimo medio inscrito en Islandia.

"El Principado es el objetivo (...) Hay toda una serie de personas que tienen interés en que mantengamos cierta forma de proceder. Espero que las investigaciones abiertas en París y Mónaco nos permitan descubrir quién está detrás de esta manipulación", ha asegurado el Príncipe a Le Monde.

Muchos de los implicados denuncian que esta operación incluye la compra de visitas en YouTube, hackeos y maniobras periodísticas falsas que suponen una inversión millonaria sólo al alcance de unos pocos. Por eso, miran directamente a Patrice Pastor y sus allegados como los promotores de este terremoto. Eso sí, no se atreven a asegurar que los correos filtrados, que tienen fecha entre 2010 y 2021, sean totalmente falsos.

El Principado ha promovido una investigación tanto en Mónaco como en París contra lo que considera "movimientos de desestabilización" contra Palacio y espera que se depuren responsabilidades. Pero sobre todo, lo que Alberto II espera es que se calmen las aguas (y las filtraciones de correos hackeados) para evitar un mayor colapso económico y administrativo.

Le Monde asegura que algunos de sus lectores se han acordado de un libro que se publicó en 2002, sólo en francés, Juce à Monaco (Juez en Mónaco) del actual director de la Agencia Anticorrupción en Francia, Charles Duchaine, en el que hablaba de su trabajo en la Roca entre 1995 y 1999. Lavado de dinero, blanqueo de capitales, intereses inmobiliarios y una justicia monegasca blanda... una realidad que, como ocurre muchas veces, acaba superando con creces a la ficción.