Juan Carlos I altera su rutina cada vez que pisa Galicia, acostumbrado a levantarse todos los días a la misma hora y a cuidar su dieta minuciosamente en su exilio en Abu Dabi. Estos días en la pontevedresa localidad de Sanxenxo, por tanto, están siendo de tregua para el cocinero de origen español que lo acompaña desde que llegó a su primera morada árabe, en la isla de Nurai, y para el nutricionista que le ha establecido una dieta a medida para que rinda más y se encuentre mejor a sus 85 años.
Días de navegación, cálidas tertulias y buenos crustáceos, algo tan sólo ensoñable en los Emiratos Árabes Unidos, donde los alimentos hipocalóricos son norma. "Estos días aprovecha para comer todo el buen marisco que no tiene allí. Deja los batidos de proteínas y las verduras para disfrutar del percebe y las navajas, que es lo que más le gusta en el mundo", apunta a EL ESPAÑOL | Porfolio un amigo del padre de Felipe VI. Además, toma varios suplementos de vitaminas para fortalecer el organismo.
Y es que la salud es, precisamente, uno de los puntos más examinados por los medios de comunicación durante esta y su anterior visita. A diferencia de hace un año, el padre de Felipe VI ha intentado esta vez guardar un perfil más bajo, que su presencia sea poco visible y no genere la polémica que generó la última. Sus recorridos por el pueblo se han limitado a ir de casa de su amigo Pedro Campos, donde se ha alojado, a los muelles del Real Club Náutico de Sanxenxo para embarcar en El Bribón. Esta vez, a diferencia de su última visita, el barco echa el ancla en una zona del embarcadero donde la prensa no puede acceder, al final del espigón del muelle.
Esta misma semana, en una tertulia radiofónica matinal de alcance nacional, el sanedrín periodístico se preguntaba cómo era posible que un anciano octogenario quiera competir en la Copa del Mundo de la clase 6mR que se celebrará del 31 de agosto al 8 de septiembre en la isla de Wight, en Inglaterra. Los contertulios, entre risas, charlaban sobre la capacidad física de Juan Carlos. Sin embargo, con su historial médico, edad y situación, son asombrosas sus ganas de estar en la competición del próximo verano. Y esta es la única y poderosa razón que le ha llevado estas jornadas a las rías gallegas, su obsesión por entrenar.
El padre de Felipe VI vive por y para este objetivo, marcado a fuego en su calendario. Aunque los contertulios puede que no recuerden la primera imagen que se captó de Juan Carlos en suelo de Emiratos Árabes, su movilidad, como se ha podido ver estos días, incluso bajando las escaleras del muelle, ha mejorado muchísimo.
"Está hecho un toro"
Un día cualquiera en Abu Dabi. Tras un buen desayuno, basado en cereales, grasas buenas y fruta, Juan Carlos lee la prensa y espera a que llegue su rehabilitador. Desde que le operaron de la cadera para colocarle una prótesis tras caerse en Botsuana, hace una hora al día de ejercicios para ganar musculatura y movilidad en la zona. Después llega el momento del fisioterapeuta, al mando del mismo equipo que lo trató durante su llegada al país y que lo trataba en el hotel, que acude hasta su casa para estar acompañarlo en sus ejercicios durante dos horas.
Desde que decidió que iba a intentar llegar al campeonato mundial de vela, los entrenadores se han centrado en que focalice sus entrenamientos en fortalecer la parte superior del torso. Muy poco de cardio, basado en la bicicleta estática y mucha fuerza en torso y brazos, sobre todo ejercicios con mancuernas y pesas. "Físicamente está hecho un toro, en serio. Mejor que nunca. Si le dejan entrar en mar, con su tripulación las veces que necesite, lo van a hacer genial. No descartes que vuelva a conseguir la copa del mundo. Entonces, además de ser un rey recordado por todos, será un deportista laureado", sentencia el amigo del Rey Emérito anteriormente citado.
Juan Carlos I ganó el campeonato del mundo de esta categoría en 2017 en Vancouver (Canadá) a bordo del velero El Bribón, cuyo patrón es Pedro Campos. En 2019 revalidó el título en la ciudad finlandesa de Henko. Tras el parón que supuso la pandemia para todos los deportes, el padre de Felipe VI quería participar en el campeonato pasado, que tuvo lugar en junio, precisamente en su amada Sanxenxo. Y en pecado, la penitencia: ese fue su castigo por el espectáculo mediático que se organizó en torno a su presencia en la localidad gallega entre el 19 y 22 de mayo anterior.
[El Rey Juan Carlos finaliza su primer entrenamiento a bordo del Bribón remolcado hasta Sanxenxo]
El disgusto de Zarzuela consiguió que el emérito renunciara a volver para competir, como tenía inicialmente previsto. "Y vaya varapalo se llevó, con la ilusión que le hacía, fue un castigo en toda regla. Pero esta vez no le vuelve a pasar. Nada de declaraciones a la prensa, de casa al entrenamiento y del entrenamiento a casa. Necesita volver para seguir entrenando con El Bribón, así que no puede montar follón. Aunque todos sigamos pensando que es una cosa muy injusta. Él está feliz estando aquí y no necesita más. Ya ha demostrado todo lo que tiene que demostrar, ahora solo quiere navegar", confiesa uno de esos amigos que le esperan con los brazos abiertos en tierras gallegas.
Parece claro, por tanto, que este segundo regreso a España desde que se marchó en agosto de 2020 rumbo a Abu Dabi no será la última. "Si consigue lo que quiere, volverá al menos dos veces de aquí a agosto para poder entrenar. Viene a ver a los amigos, pero él quiere entrenar, necesita hacerse otra vez a la embarcación. Le han hecho un asiento especial, acolchado, al lado de la caña para que él esté cómodo", sigue esta última fuente. "Lo cierto es que es increíble, con los años que tiene, las ganas y el empeño que siente en sentarse en la caña de El Bribón, a la que se aferra como si se tratara de su último trono, su última batalla por ganar por un país, ya que competiría representando a España, que le ha dado completamente la espalda", añade.
Muchas horas de trabajo, mucho deporte, mucho esfuerzo físico en su casa de Abu Dabi, en la que ha montado un pequeño centro de preparación para el mundial en el que se ha cuidado su cuerpo tanto en el ejercicio como en la nutrición, para, entre otras cosas, poder volver. Porque, además de la edad, Juan Carlos arrastra un historial de lesiones e intervenciones médicas que le ayudan poco a la hora de prepararse para realizar cualquier tipo de deporte.
Hay que recordar que en 2011 pasó dos veces por el quirófano. La primera para revertir una rotura del tendón de Aquiles. La segunda, tres meses después, para implantarle una prótesis en la rodilla derecha: era la primera operación de muchas derivadas de sus problemas de artrosis. "Eso sumado a la rotura de cadera famosa de Botsuana. Eso le da muchos problemas de movilidad, pero para estar en la caña no necesita moverse. La la parte inferior del cuerpo no tiene que moverla, pero sí que necesita fortalecer la zona superior, sobre todo brazos y abdominales", insiste el amigo del Rey Emérito sobre sus necesidades físicas. En eso han consistido los últimos meses de Don Juan Carlos en Abu Dabi.