Pedro Pardo de Cela, el noble que Galicia convirtió en uno de sus mayores símbolos
La historia del famoso noble gallego que se enfrentó a los Reyes Católicos
2 enero, 2022 06:00Todas las culturas del mundo tienen y han tenido sus propios héroes, aunque la primera referencia escrita sobre uno de ellos se puede encontrar en el Poema de Gilgamesh, que relata las aventuras y hazañas de un antiguo rey en su búsqueda de la inmortalidad. Este ancestral poema heroico sembró las bases de la narrativa épica, iniciando muchas de las tradiciones de estos relatos, como las batallas contra bestias sobrenaturales, las hazañas imposibles y la intromisión de los dioses en la vida de los mortales. Los héroes estaban por encima de los humanos comunes e incluso muchos de ellos eran semidioses. En Galicia también hemos tenido nuestros propios héroes que han forjado la historia de esta tierra. Uno de estos héroes no luchó con bestias mágicas y era un simple mortal, pero fue capaz de realizar gestas y proezas imposibles y se enfrentó a los dioses de su época, los Reyes Católicos, convirtiéndose en un símbolo y uno de los personajes más míticos y legendarios de Galicia: Pedro Pardo de Cela.
Pedro Pardo de Cela Aguiar e Ribadeneira nacía en el año 1425. Era de una familia de la baja nobleza gallega. Su padre, Juan Núñez Pardo era el Señor de la Torre de Cela y su madre era Teresa Rodríguez de Aguiar. Todo parece indicar que Pedro se mantuvo durante sus primeros años de vida cerca de los señores de Andrade, con los que su familia mantenía vínculos de parentesco, y que era una de las casas nobiliarias más antiguas y poderosas del Reino de Galicia.
En 1441 Pedro se casa con Isabel de Castro, hija de los primeros Condes de Lemos. Su tío era el Obispo de Mondoñedo, Pedro Enríquez, que le entregó como dote de boda todas las rentas del obispado, así como todas las propiedades, castillos y fortalezas que de él dependían. El obispo fue tan generoso que no quedó claro si todo este patrimonio era del obispado o si era propiedad del propio obispo. Pedro se convertía así una de las figuras más poderosas de toda Galicia, juez y administrador del Rey en la ciudad de Mondoñedo.
Pero cuatro años después, el tío de Isabel fallecía y un nuevo obispo llegaba al poder. El obispado reclama a Pedro la dote de Isabel, al considerar que los bienes donados estaban a nombre de la iglesia, por lo que no podían haberse entregado en donación. Comienzan los litigios, reclamaciones y juicios, que Pedro pierde. Pero el noble se niega a entregar sus bienes y comienza un enfrentamiento que le llevaría a su propia muerte. Para evitar problemas mayores decide mudarse a Viveiro, donde es nombrado alcalde en 1464.
Entre 1467 y 1469 se producen las “Revoltas Irmandiñas”, que enfrentaron al pueblo llano con la mayoría de los nobles gallegos. Durante las revueltas Pedro mantiene su posición en Foz y Viveiro, evitando que los rebeldes tomen la Fortaleza de A Frouxeira, un punto de alto valor estratégico. Su valentía y actuación contra los Irmandiños le valdría la concesión en 1474 del título de Mariscal de Castilla.
Ese mismo año, fallece el Rey Enrique IV de Castilla, lo que da inicio a una guerra de sucesión entre Isabel La Católica y Juana la Beltraneja, y que involucró a Castilla, Francia y Portugal. Algunas fuentes afirman que Pedro apoyaba a Juana, en cambio otras indican que era partidario de Isabel. Ésta última se hace finalmente con el poder y junto con Fernando II de Aragón, se convierten en los Reyes Católicos.
Por motivos que a día de hoy todavía se desconocen, los Reyes toman duras medidas contra Pedro. En 1478 lo destituyen de la alcaldía de Viveiro, lo destierran de la ciudad y además prohíben su entrada en las villas de Ortigueira y Mondoñedo. Estas duras decisiones nos hacen imaginar que quizá los reyes pensaban que el Mariscal estaba intrigando contra ellos o qu, ostentar las rentas de la iglesia de Mondoñedo le convertían en una persona demasiado poderosa y por tanto peligrosa. Los auténticos motivos de estas decisiones siguen siendo una incógnita.
Pedro se instala en el castillo de A Frouxeira, una fortaleza inexpugnable, mientras los Reyes envían en 1480 a Fernando de Acuña como Capitán de Galicia, para hacerse con el control total de la zona, pacificarla y tomar posesión de algunas propiedades de la nobleza local, entre ellas las de Pedro que, además, había sido condenado a muerte por rebeldía al negarse a devolver las propiedades de la iglesia.
Acuña toma las armas para detener al gallego, pero es derrotado una y otra vez, incapaz de tomar A Frouxeira, a pesar de contar con los servicios de un mercenario francés, Luis Mudarra, al frente de una formidable fuerza de 300 jinetes.
Finalmente, tras sobornar a varios de los defensores, la fortaleza es tomada por Acuña, pero Pedro consigue huir al Castillo de Castrodouro, en Alfoz, donde finalmente es apresado. Era septiembre de 1483. El noble y su hijo son conducidos a Mondoñedo, donde serían ejecutados el 3 de octubre de 1483, frente a la majestuosa Catedral de Mondoñedo.
Su violenta muerte y su épica resistencia al poder de Castilla crearon las condiciones idóneas para convertir a Pedro en el mártir perfecto y máximo representante de la poderosa nobleza gallega que se extinguió con su desaparición. La figura de Pedro Pardo de Cela se convirtió en un mito que empezó a ser cantado en las ferias y mercados del siglo XV, y su historia comenzó a ser usada habitualmente como ejemplo de la resistencia de la nobleza gallega frente a la castellana. Es considerado por muchos el precursor del galleguismo y un símbolo del nacionalismo gallego contra el poder de los Reyes Católicos.
Realmente la muerte de Pedro parece que poco tuvo que ver con los reyes, sino más bien con sus enviados a Galicia y también con la iglesia local, que ansiaba recuperar como fuera los bienes que había perdido debido a su dote de boda.
Y como en todo mito no puede faltar una preciosa, aunque triste leyenda. Días antes de su ejecución, la esposa de Pedro decide viajar a Castilla para pedir el indulto de su amado a su prima, Isabel la Católica. Los reyes aceptaron la petición e Isabel de Castro partió inmediatamente para presentarlo en Mondoñedo y así salvar la vida de su esposo. Pero al llegar al “Ponte dos Ruzos”, antigua entrada a la ciudad por el Camino Real, a pocos metros de la Catedral, es retenida y entretenida deliberadamente por varios clérigos y soldados enviados por el obispo para evitar que el indulto real llegara a tiempo y evitar así la decapitación. Repentinamente suenan las campanas. El Mariscal había sido ejecutado. Cuando por fin la aterrorizada Isabel pudo entrar en la ciudad ya era demasiado tarde. Desde entonces este puente es conocido como “Ponte do Pasatempo”.
Pedro y su hijo fueron enterrados en la misma Catedral de Mondoñedo, aunque su tumba fue olvidada hasta mediados del Siglo pasado, sus bienes fueron confiscados y la fortaleza de A Frouxeira fue completamente arrasada.
La enorme cadena que se dice que tuvo puesta durante su cautiverio en Mondoñedo, conocida como “la mariscala”, se conserva en la actualidad en el Museo Provincial de Lugo.
¿Es el relato de su vida una leyenda, un mito, un cuento, una fantasía? ¿O todos estos acontecimientos se basan en hechos históricos? ¿Fue Pedro realmente un legendario noble defensor de Galicia? ¿O tan solo defendía sus intereses? Posiblemente fue ambas cosas, un hombre que amaba a su tierra y a su familia, que defendía lo que él creía suyo, y al que le tocó vivir una de las épocas más convulsas de la historia, y que acabó convirtiéndose, sin pretenderlo, en uno de los mayores símbolos de Galicia, y que ya forma parte para siempre de nuestras Historias de la Historia.
Iván Fernández Amil
Referencias:
- es.wikipedia.org
- mariaberini.es
- misteriosleyendasdegaliciayasturias.wordpress.com
- elconfidencial.com
- descubrirgalicia.wordpress.com
- elcorreogallego.es
- galiciamaxica.eu
- elpais.com
- pangalaica.com
- amarinalucense.gal
- dbe.rah.es
- espanafascinante.com