Ya ha llegado a Galicia la temporada de las cerezas, las reinas del verano
Cuando pega el sol, pocas frutas tienen tanto éxito como las cerezas. Sabrosas y fáciles de comer, te contamos todos los detalles sobre este “snack perfecto”: sus orígenes, beneficios para la salud y la mejor forma de conservarlas.
15 junio, 2021 06:00Este año el verano se presenta especialmente caluroso en Galicia, y existen pocas formas más sanas y económicas de refrescarse que comiendo fruta de temporada. Desde la llegada de mayo, y especialmente durante junio y julio, las frutas de hueso (albaricoques, melocotones, ciruelas e incluso aguacates) son los reyes de la fiesta. Sin embargo, si hay una fruta que triunfa en una tarde de playa (o piscina) son las cerezas. Las pequeñas frutas rojas son en el snack perfecto para este verano, fáciles de consumir y transportar. Pero ¿de dónde vienen?
Delicia griega
Se cree que las cerezas “nacieron” allá por el Asia Menor, pero su cultivo proviene de la antigua colonia griega de Kerasous. Allí, un general romano, Licio Linio Lúculo, decidió trasplantar varias decenas de ejemplares a Roma, donde las cerezas se popularizaron y acompañaron a los romanos allá donde iban expandiendo su imperio. Kerasous, que se volvió famoso por ser el origen de tan preciado fruto, sufrió diversos cambios de nombre hasta que acabó siendo Cerasus, que acabo derivando del latín a nuestro español como cereza.
Una delicia como la cereza, apreciada por griegos y romanos, no tuvo demasiado difícil su camino hacia el éxito hasta nuestros tiempos, especialmente en territorios templados. Países como Grecia, Italia, España, Estados Unidos o Chile son algunos de los mayores productores de cerezas actualmente, aunque el verdadero rey de los cerezos es Turquía, que produce más de un millón de toneladas al año. Otros países consideran al cerezo como un símbolo de la belleza y de la juventud, como Japón (su famosa temporada de los cerezos en flor inunda de rosa los campos nipones), aunque su fruto no es tan consumido.
Cómo comprar y conservar cerezas
A partir de mayo, las fruterías se llenan con cerezas y puede que a algunos inexpertos en el tema se vean en un apuro a la hora de elegir la variedad adecuada. Dependiendo del tipo de terreno, cultivo y árbol, podemos encontrarnos cerezas más dulces (cerasus) o ácidas (avium). Cuanto más oscuras y pesadas, más dulces. Si optamos por las ácidas, entonces deberemos buscar las más rojas del mercado. Los colores deben ser muy vivos y brillantes, ya que aquellas que muestren colores apagados o mustios, con rasguños o arrugas en su piel; tendrán que ser desechadas en el transcurso de unas horas. El tamaño también importa, ya que una cereza grande tendrá un sabor muy diluido, por su gran composición en agua. Las cerezas pequeñas o de tamaño medio, por lo tanto, tendrán un sabor más dulce y marcado.
Debemos tener en cuenta que las cerezas se recogen ya en su momento de maduración, por lo que podemos diferenciar entre aquellas que son de recolección “temprana” y “tardía”. Se trata de una fruta que no madura una vez recolectada, por lo que su vida útil es de pocos días. Para poder conservarlas al máximo lo ideal es asegurarnos de que su tallo está firmemente unido al fruto. Además, uno de los peores enemigos de las cerezas es la humedad y el agua. Por lo tanto, lavar las cerezas en exceso puede acabar por ablandarlas, favoreciendo que se pudran y pierdan sabor.
Se trata de una fruta con la piel muy fina, por lo que solo debemos lavarla con un pequeño chorro de agua y la podremos comer sin problemas. Si aun así queremos conservarlas por un par de días, la mejor forma es meterlas en la nevera (con tallo incluido) y no lavarlas hasta el momento del consumo. Para procesos más largos de conservación, podemos congelarlas, (siempre que no las hayamos lavado), y usarlas así en batidos o helados.
Cerezas o picotas, esa es la cuestión
Aunque hemos comentado la necesidad de mantener el tallo de la cereza hasta la hora de consumirla, en el caso de las picotas es diferente. Se trata de un tipo de cerezas de carácter tardío, cuyo tallo se desprende de manera natural a la hora de recolectarlas, sin que ello suponga que se echen a perder. Las picotas cicatrizan mucho mejor el agujero del pedúnculo, y suelen ser más firmes y consistentes. Se tratan de cerezas con un color muy intenso y cuyo dulzor suele estar más acentuado que en las cerezas normales.
Las picotas más valoradas son aquellas del Valle del Jerte, cuya producción de cerezas lleva consigo una Denominación de Origen Protegida desde el año 1996 que certifica el respeto por los tiempos de maduración de cada variedad y la selección manual de cada uno de los ejemplares que se ponen a la venta.
Grandes beneficios de pequeño tamaño
Disfrutar de una buena caja de cerezas es un placer al que pocos pueden negarse, pero hay que tener en cuenta que esta fruta también tiene vida entre fogones. Aquellas cerezas que nos resultan demasiado ácidas pueden usarse para realizar licores de gran calidad, y los ejemplares mas dulces pueden crear una mermelada para chuparse los dedos. Como cualquier fruta, también las cerezas tienen su papel protagonista en la repostería, funcionando especialmente bien en bizcochos y tartas, donde los golpes de horno hacen que toda la jugosidad de la cereza salga a relucir.
Además, una cereza, aunque pueda parecer pequeña en tamaño, guarda muchísimos beneficios en sus 3 centímetros de diámetro. Son una fruta que combate el envejecimiento celular, gracias a sus altos contenidos en antioxidantes y vitaminas A y C. Además, son un potente agente tonificante natural y nos proporcionan un mejor aspecto para nuestra piel y cabello. No contentas con eso, las cerezas son diuréticas, depurativas, y sirven para controlar problemas del corazón y urinarios; además de prevenir contra diferentes tipos de anemia gracias a su rico contenido en minerales.
Es más, las cerezas nos ayudan a dormir mejor e incluso nos ponen de buen humor, gracias a su elevado índice de serotonina y melatonina. Así que la próxima vez que vayas a la frutería y veas cerezas, tenlo claro: te van a alegrar el día.