Nerea Pallares, escritora gallega: "Me interesa lo terrorífico como revulsivo"

La pandemia no es un tema sobre el que escribiría Nerea Pallares, una joven escritora lucense que, a sus 32 años, acaba de publicar su segundo libro de relatos, Los Ritos Mudos. Un libro que proyecta una mirada hacia los nuevos ritos contemporáneos que sustituyen a aquellos ancestrales, tal y como nos explica Pallares en una entrevista concedida a este medio.

La gallega regresa estos días a su tierra natal, Lugo, donde hoy, sábado, presentará su libro en O Vello Cárcere. Aprovechando su visita a Galicia, mantenemos una charla con esta escritora y periodista que busca "sacudir" a los lectores con su obra.

¿Qué se van a encontrar los lectores en ‘Los ritos mudos’?

Una poética del terror cotidiano. El que aparece cuando nuestros universos conocidos se pervierten. Una inversión continua de categorías entre lo bello y lo siniestro, entre el espacio de seguridad y el espacio de amenaza. Una mirada hacia los nuevos ritos contemporáneos que sustituyen y toman elementos de los rituales ancestrales. Y un pánico que surge de lo que habita en el hueco, de lo que no se dice.

¿Qué son los ritos mudos?

Secuencias silenciosas y cotidianas que nos delatan. Las prácticas colectivas que nos definen como grupo y las prácticas individuales que revelan lo que somos. Esos pequeños ceremoniales en medio de los que, de pronto, asoma una verdad terrible.

¿Qué efectos buscas provocar en el lector?

Me gusta cuando la gente me cuenta que es un libro que le ha agitado, que lo ha sentido muy próximo y que al mismo tiempo le ha hecho reflexionar. Para mí es deseable producir esa sacudida en quien lee, pero no de forma gratuita: me interesa lo terrorífico como revulsivo para hacernos pensar desde otro lugar.

¿En qué te has basado para escribir este segundo libro?

En preguntas que me interesan (qué adoramos como sociedad, qué rituales nos conforman, cuáles son nuestras obsesiones, cómo nos vinculamos, en dónde buscamos la redención y si ésta es posible…). Pero también en imágenes muy plásticas que sirven como punto de partida en algunas historias. O en sensaciones a las que quiero conducir con la lectura.

Y tú, ¿tienes algún ritual de escritura?

La verdad es que no. Tengo si acaso fases a lo largo del tiempo. Una suele estar más ligada a la experiencia. Y la otra trae la reflexión, la documentación y la escritura. Y son parte de lo mismo, claro. Dos movimientos que se necesitan.

Segundo libro y segundo también de relatos cortos. Este género literario siempre ha vivido a la sombra de la novela. ¿Por qué esta apuesta personal por este género?

No creo que sea un género literario menor con respecto a la novela, en términos de calidad o de importancia, sino tan solo distinto, con unas posibilidades muy interesantes para imprimir a las historias un ritmo y un aliento precisos. Por eso es el que he elegido hasta el momento.

¿Ya estás pensando en un tercer libro?

Sí, tengo un nuevo proyecto en camino.

¿Sobre qué te gustaría escribir?

Tengo en mente una historia que tiene mucho que ver con el tejido y el lenguaje. Me interesa conocer de primera mano el encaje de bolillos y para eso quiero convivir por un tiempo en Camariñas con los grupos de mujeres que palillan.

Inmersos todavía en una pandemia mundial, ¿puede ser este un buen argumento para un libro?

La pandemia ha evidenciado aspectos distópicos de la realidad en la que vivíamos, que ya estaban presentes en ella pero que quizás pasaban desapercibidos. En este sentido, funciona en cierta medida, de hecho, como marco de uno de los relatos del libro No recuerdas la noche, pero al
servicio de una historia sobrenatural y para darle un significado totalmente distinto.

Por lo demás, a mí al menos no se me ocurriría ni escribir ni leer ficción sobre la pandemia como tal porque es un tema del que aún no tenemos perspectiva, que está en todas partes y que personalmente me tiene saturada.

Y precisamente, hablando de la pandemia, esta ha elevado de manera exponencial el interés por la lectura. ¿Crees que será algo temporal o es un cambio de tendencia?

No tengo ni idea. Pero ojalá que sea un hábito duradero. Y la lectura en papel uno muy bueno para alejarnos un poco más de las pantallas.