Ana Jesús López Díaz: La mitad de la población está muy contenta en su posición de relevancia

Ana Jesús López Díaz: "La mitad de la población está muy contenta en su posición de relevancia"

Cultura

Ana Jesús López Díaz: "La mitad de la población está muy contenta en su posición de relevancia"

Es profesora de Ingeniería Mecánica en el Campus de Ferrol y vicepresidenta del Grupo Especializado de Mujeres de la Real Sociedad Española de Física y, al igual que muchas mujeres, ha sufrido discriminación en su carrera profesional

8 marzo, 2023 05:00

La profesora universitaria e investigadora gallega Ana Jesús López Díaz recibirá el XV Galardón 8 de Marzo que otorga el Concello de Ferrol con motivo del Día de la Mujer, una decisión tomada por unanimidad el Consello municipal da Muller por su labor en el ámbito científico y en el de la igualdad.

Ana Jesús López Díaz es licenciada en Física y doctora en Ciencias Físicas por la Universidad de Santiago de Compostela, investigadora del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) y profesora titular de Ingeniería Mecánica en el Campus Industrial de Ferrol.

Entre el 2012 y 2020 fue responsable de políticas de igualdad de la UDC, etapa en la que incorpora numerosas acciones a través de la igualdad, y ocupa la vicepresidencia del Grupo Especializado de Mujeres en Física de la Real Sociedad Española de Física, que tiene como objetivos aumentar la presencia de mujeres en física, visibilizar sus logros de estas y defender sus interese. En 2015 funda, junto con otras investigadoras, AMIT-Gal, la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas en Galicia y que actualmente preside.

Pero la desigualdad de género no entiende de currículums. Ataca a las mujeres en cualquier ámbito. López Díaz desecha profundizar en este aspecto, pero, al igual que tantas otras, ha sufrido problemas de discriminación en el camino a desarrollar su carrera profesional. Un hecho que le ha supuesto experimentar un sufrimiento que no le correspondía, por el mero hecho de querer avanzar.

¿Cuáles consideras que han sido los mayores hitos en tu carrera?

No lo sé… La Oficina para la Igualdad de Género me dio muchísimo trabajo, pero al mismo tiempo me dio la oportunidad de hacer un montón de cosas a nivel de políticas de igualdad y de conocer gente interesante, como otras compañeras de la universidad con las mismas preocupaciones e inquietudes. Fui directora de la oficina durante ocho años y esa fue una satisfacción personal muy grande. A pesar de las resistencias que hay a llevar políticas para favorecer la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.

¿Cómo definirías la situación actual en términos de igualdad de género?

En el ámbito de la investigación y docencia, las alumnas universitarias somos mayoría desde los años 80, pero a medida que se avanza en la carrera científica, vas viendo cómo nos mantenemos en un 50% hombres- 50% mujeres hasta los niveles de funcionariado, pero en cuanto empezamos a hablar de temas serios la cosa va empeorando para las mujeres y el nivel más alto, de catedráticos de la universidad, no llega al 30% de mujeres a nivel nacional. Esto no es una cuestión de tiempo. Hay problemas estructurales que tienen mucho que ver con los sesgos de género y tampoco hay interés en que esto cambie. La mitad de la población está muy contenta en su posición de relevancia entonces, les cuesta ceder puestos de poder. Eso trae como consecuencia que no se tomen en serio las políticas de igualdad y que no se desarrolle la permanencia de mujeres en la carrera investigadora.

Las mujeres siguen condicionadas bajo la etiqueta de ‘cuidadoras’.

Esto se vio en la pandemia. Las mujeres investigadoras vieron cómo sus currículums se paralizaban en ese momento porque atendían a la familia, a los hijos y, sin embargo, los hombres investigadores aprovecharon esa época para publicar más. Ellos avanzaron mientras ellas tuvieron un parón. En el tema de los cuidados hay que poner voluntad para resolverlo, para llegar a una verdadera corresponsabilidad. No se quiere aceptar que hay un grupo de población que vive muy cómodo teniendo a alguien que le resuelva la comida, los hijos, el colegio… y nos convencen a nosotras mismas de que eso es lo mejor, porque juegan con el tema de la atención de los hijos. Hay que cambiar muchísimo la mentalidad pero también poner dinero para políticas que faciliten la corresponsabilidad y que favorezcan que las mujeres con hijos participen de forma igualitaria en las empresas. Y en la ciencia, somos muchas investigadoras, pero a medida que avanzas en la carrera científica es imposible compatibilizar las exigencias de una carrera de este tipo con tener hijos o vida personal.

¿Las nuevas generaciones revertirán esta situación?

Estos días estoy participando en un proyecto del Concello de Ferrol para ir a los colegios con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y escuchas unas preguntas… que no parten de ellos, sino de lo que oyen en sus casas. Preguntan "por qué las mujeres no van a la mina?" y similares. Siguen con esos estereotipos y esas frases hechas de que los hombres son fuertes y las mujeres son débiles. Es muy difícil luchar contra eso. Y las científicas dedicamos tiempo a luchar contra esto mientras los hombres siguen produciendo científicamente porque no invierten su tiempo en esto.

¿Percibes algún tipo de apoyo del género masculino en la lucha por la igualdad?

Hay muchos hombres que nos apoyan, pero, en términos colectivos, no hay un compromiso claro por parte de nuestros compañeros. Entonces, nosotras nos matamos a hacer actividades e iniciativas que llevan mucho esfuerzo, mucha dedicación. Hemos conseguido que la Real Sociedad Española de Física no apoye explícitamente aquellas conferencias en las que sólo participen hombres, pero este tipo de casos siguen existiendo. Y estamos hablando del más alto nivel científico. La visibilización de las científicas es un tema que consideran propio de las mujeres. A ellos les parece genial que nos demos visibilidad, pero no se molestan en colaborar.

Eres profesora de Ingeniería Mecánica ¿A cuántas mujeres impartes clase?

A muy poquitas. En Ingeniería Mecánica no llega al 15%. Había más chicas antes de Bolonia y esto es una realidad en todas las universidades. Cuando la carrera era Ingeniería Industrial había casi un 30% de mujeres, pero en el momento en el que se dividió en dos grados, en el de mecánica la amplia mayoría son chicos. ¿Por qué? Porque lo venden como algo que sólo sirve para trabajar con la mecánica del automóvil y es fundamental para muchas otras cosas, como el diseño de prótesis. Además, cuando una niña quiere hacer un FP de mecánica o soldadura, aún cuando las mujeres están super bien valoradas como soldadoras, los padres las desaniman y acaban haciendo peluquería, por poner un ejemplo. Las expectativas que tienen las familias en general de las chicas y de los chicos tienen mucho que ver con estereotipos que creíamos superados, pero que no lo están.

¿Cómo se frena esto?

Se necesita mucha educación pero también educar a los educadores y educadoras. Necesitamos mucha educación a nivel universitario para que todos ellos tengan formación en género y sepan lidiar con los estereotipos cuando se les presenten en las aulas. La educación pública tiene que conseguir eso, igualar a la sociedad. Si no se trasmiten esos valores desde la enseñanza pública, mal nos va. Pero para conseguirlo, hay que implicar a todos los políticos a todos los niveles y dotar de medios: pagar formadores, tratar de cambiar estructuras… El compromiso político serio es la clave y no andar dando bandazos. Los medios de comunicación también tienen un papel clave en esto. En la pandemia, los medios siempre llamaban a un experto. Pero resulta que la vacuna que nos salvó fue desarrollada por una mujer. Los equipos que la desarrollaron estaban formados mayoritariamente por mujeres pero, a la hora de dar la cara, salían los hombres. Esto tiene que cambiar por completo.

¿Has tenido que sacrificar aspectos de tu vida personal para poder mantener tu estatus a nivel profesional?

Sacrifiqué que estoy aquí y no he llegado más alto. Tener una familia te condiciona muchísimo. No te permite ir al extranjero a hacer estancias de cierto tipo para avanzar en la carrera profesional. También he tenido problemas de discriminación en la Escuela Politécnica Superior de Ferrol y lo digo así de claro, con todas las letras. Hasta me daba vergüenza explicar lo que pasaba, porque con distancia, tenía ese síndrome que presentan muchas mujeres que sufren violencia de género, que creen que les pasa eso porque han hecho algo mal. Hasta que un día, conocí a una profesora de una universidad, le conté lo que ocurría y me dijo que todas decimos lo mismo y que nos pasa a muchísimas mujeres, que no soy el único caso.

¿Qué mujeres han sido tus referentes?

Tengo como referente a mi madre, que me dijo que siempre adelante. Y a mi hija, que también es un referente. Acaba de hacer el MIR y es super comprometida y feminista. Tuve el apoyo de mi marido y de mis hijos, que también sufrieron conmigo.

¿Cómo valoras que el Concello de Ferrol haya decidido que el XV Galardón 8 de Marzo recaiga en tu persona?

Estoy contentísima. Soy de Pobra do Brollón, pero que la ciudad en la que vives te haga ese reconocimiento… Siento que es por mi, pero también por todas la que estamos en estas cosas y no se nos valora.