Bolos Celtas, juego tradicional de Galicia

Bolos Celtas, juego tradicional de Galicia Bolos Celtas Muralla Lugo

Cultura

¿Qué es el bolo celta? El juego tradicional de Galicia que practicaban egipcios y romanos

La adaptación y su nombre genérico en Galicia están contados desde el siglo XIX, aunque existen vestigios en la zona de Baixo Miño y Val Miñor que permiten presumir de la antigüedad de esta práctica en el territorio

24 agosto, 2024 05:00

Los juegos tradicionales conforman una pieza fundamental del patrimonio histórico de Galicia, cuyo origen en la mayoría de los casos se encuentra en la Edad Media o las raíces celtas de la región. La realidad es que, a día de hoy, estas antiguas formas de entretenimiento son consideradas como una expresión cultural más del territorio. De hecho, y aunque algunas de estas prácticas no han logrado sobrevivir al paso del tiempo, muchas de ellas continúan practicándose de la misma forma que hace varios siglos. En ocasiones, algunas reglas o formatos han podido variar, pero el espíritu del juego todavía permanece intacto. A Chave, A Malla, A Buxaina, la Billarda o los Bolos Celtas son sólo algunos ejemplos más auténticos que han logrado matenerse vivos dentro de la cultura popular de Galicia.

De todos cuantos se conservan, el Bolo o Birlo Celta es uno de los juegos con mayor tradición en Galicia, el cual ya practicaban los egipcios, griegos y romanos ―aunque de manera un poco diferente. Su práctica, en resumidas cuentas, consiste en golpear con una pelota una serie de bolos dispuestos en fila y lanzarlos a su vez lo más lejos posible. Se trata de una modalidad del mítico pasabolo, todavía jugado en algunos puntos del norte de España, sobre todo en las regiones de Galicia y Asturias. Cabe recordar que el Bolo Celta encuentra su origen en los países Nórdicos, llegando a nuestro territorio a través del pueblo celta (de ahí su nombre), gran aficionado de este tipo de juegos. Su adaptación en Galicia y su nombre genérico se encuentra constatado por lo menos desde el siglo XIX. No obstante, la gran cantidad de boleras o piedras de bolos halladas en las comarcas do Baixo Miño y Val Miñor, en espacios comunitarios de mayor antigüedad, permiten presumir de la vetustez de esta práctica. 

Origen e historia de los Bolos Celtas

Fotos antiguas de jugadores de los Bolos Celtas en Galicia

Fotos antiguas de jugadores de los Bolos Celtas en Galicia Bolos Celtas Muralla Lugo

Los bolos celtas suman varios siglos de historia a sus espaldas, tanto en su modalidad de derribo como en pasabolos. Para el deportista e investigador José Rodríguez, los birlos podrían tener un recorrido histórico mucho más extenso de lo que se cree, pudiendo encontrar sus raíces en los tiros de piedra que ya hacían los hombres desde la prehistoria. De hecho, apunta también a la existencia de distintas modalidades del juego presentes en civilizaciones como la egipcia, la griega o incluso la romana. Con todo, para este experto en la materia no sería hasta pasada la Edad Media que su práctica adquiere un carácter de ocio activo. 

En el siglo XVI, los birlos ya tenían una relevancia bastante importante en toda España e incluso eran controlados y prohibidos por Real Orden, tal y como consta en distintos escritos conservados, entre ellos uno del año 1581 que decía así: "mandou a súa mercé que de aquí en diante non bailen, nin xoguen aos birlos dentro do recinto do cemiterio da Igrexa, so pena de excomuñón e de dous reais de pena cada vez…". Siguiendo estas formas, se preservan un buen número de documentos prohibitivos hacia la práctica de los bolos celtas en otras fechas de los años 1581, 1722, 1747, 1749 y 1799, y en distintas localidades españolas. 

En el caso particular de Galicia, para los investigadores, esta modalidad de juego llegó a la región a través de las sociedades nórdicas y, con toda probabilidad, gracias al Camino de Santiago. Tras un breve período de adaptación, fueron surgiendo distintos modos de juego hasta que en el siglo XIX se popularizó la versión de los bolos o birlos celtas, especialmente en la zona de Val Miñor, que fue, y sigue siendo, el núcleo de este juego tradicional. De hecho, los testimonios verbales sitúan la práctica del deporte en el sur de Galicia al menos desde la segunda mitad del siglo XIX, aunque, como decíamos unas líneas más arriba, su origen es, presumiblemente, mucho más antiguo. 

Herencia y reglas del juego

Piedra de Bolos eltas en el atrio de la iglesia de San Vicente de Mañufe

Piedra de Bolos eltas en el atrio de la iglesia de San Vicente de Mañufe Wikipedia Gondomar

El juego tradicional de los Bolos Celtas encuentra en la comarca de Val Miñor su epicentro histórico en Galicia. De hecho, en el año 2016 este geodestino pontevedrés concentraba cerca del 70% de los jugadores con ficha en la Federación Galega de Bolos según datos del año 2016. Como dato curioso cabe decir que, debido a la emigración, también existen varios equipos de esta modalidad asentados en el Río de la Plata, con sede en asociaciones de emigrantes do Val Miñor enclavadas en Buenos Aires y Montevideo. 

En tierras gallegas, en la actualidad todavía se practican ambas modalidades del juego: derribo y pasabolos. La primera de ellas está asociada históricamente a la destreza del participante, pasando a un segundo plano la fuerza bruta del mismo. Se trata de un pasatiempo que llegó a ser muy popular entre la burguesía e incluso en algunos ámbitos más místicos y religiosos, pues estos birlos eran representados como símbolos del "derribo del mal". En el caso de los pasabolos, este modo de juego tiene más arraigo en Galicia y en él se premia más la fuerza y potencia. Se trataba de una práctica más propia del rural, tanto de poblaciones costeras como de montaña, que fue transmitida durante siglos por pastores, canteiros e incluso párrocos. 

Reglas actuales de los bolos celtas

Bolos celtas en Galicia

Bolos celtas en Galicia Bolos Celtas Muralla Lugo

Con el tiempo, algunas de las reglas de los bolos celtas se han ido modificando de manera inevitable, si bien su esencia continúa siendo la misma. Se sabe, por ejemplo, que no siempre existió una distancia precisa de tiro. Hay que tener en cuenta que antiguamente, las boleras estaban situadas en plazas de pueblos o delante de las iglesias por ser lugares más céntricos y en los que se llevaban a cabo las romerías. Las competiciones consistían en apostar corderos, gallos, jarras de vino y similares. Tenían un carácter libre, sin bases ni regularmente común más allá del acuerdo general entre los propios jugadores. 

En el presente, el juego se practica en un campo semicircular de tierra o arena de playa. En cada bolada (turno) hay que derribar 18 bolos cónicos de madera de boj situados sobre una placa de piedra. Para ello se utiliza una bola que el participante tendrá que lanzar por el aire (ya que no vale su tiro a ras de suelo) desde una distancia de unos 7,5 metros de la placa y unos 21 metros de la línea de puntos. Los bolos utilizados tienen unos 18 centímetros de altura y 5 de ancho, con un peso de 250 gramos. La bola por su parte presenta una circunferencia de 60 centímetros y pesa unos 2,5 kilos. 

El juego puede ser practicado entre dos jugadores, entre parejas o incluso equipos de tres jugadores (y un suplente cada uno). Cada uno de los jugadores dispone de tres turnos o boladas para lanzar, aunque nunca de manera consecutiva. En la modalidad de los bolos celtas cada encuentro presenta dos rondas y cada una de ellas se determina al mejor de cinco, valiendo cada victoria tres puntos y el empate uno. En el caso de las rondas, cada bolo que logre sobrepasar la línea de puntos le otorga al jugador 10 puntos, mientras que los que únicamente hayan sido derribados suman un punto. En el recuento final, el equipo que suma más puntos es el que gana la partida.