Charlamos con la polifacética actriz gallega Isabel Blanco
La actriz interpretaba a María en la mítica Mareas Vivas. Se celebran 23 años del estreno de la serie de TVG
6 febrero, 2022 06:00Isabel Blanco Picallo, nació en Suiza, lo que ella llama su paraíso perdido “porque allí estábamos todos y ahora hay una parte que ya no está” pero lleva su patria, Galicia, por bandera. Es uno de los rostros más populares del cine y la televisión gallega y es, sobre todo, la mujer de la eterna sonrisa. Incombustible, Isabel se encuentra ahora en pleno rodaje de un proyecto para TVG que la tiene recorriendo la geografía nacional e internacional.
Desde aquel debut en televisión el año 1996 en el programa A Repanocha, pasando por su imborrable interpretación de María en Mareas Vivas (1998), en la gran pantalla con películas tan premiadas como O lapis do carpinteiro (2003), Un franco, 14 pesetas (2006), Ispansi (2011) o 2 francos, 14 pesetas (2014), Isabel ha dirigido y producido, ha interpretado y traducido, pero se puede decir que el denominador común de todo lo que hace es la ilusión.
Hablar con Isa es hablar de sus raíces, de su padre y de su madre, de Galicia y, sobre todo, de su gasolina, el amor.
Actriz, presentadora, productora, con una larga trayectoria en el mundo audiovisual delante y detrás de la cámara ¿Eres artista o de qué manera te defines?
El paso número uno es ser honesto y, siéndolo, yo por más que esté dada de alta en el régimen de artistas, me defino como una persona con inquietudes creativas. Creo que todo en la vida depende de las ganas y la ilusión con las que las hagas, entonces mi creatividad se activa ahí, porque ese es el verdadero motor de todo mi ser.
Mi pensamiento es creativo, tal vez porque durante cinco años estuve encerrada entre libros y haciendo traducciones y, ocasionalmente, trabajando como intérprete de idiomas, cuando realmente lo que me gustaba era estar de cara al público y en contacto con la gente, porque soy muy sociable. Me gusta la gente, y me gusta sobre todo la gente de mi tierra. Y como traductora e intérprete me sentía dentro de un zapato, por toda aquella parte de sociabilidad que me impedía esa profesión.
Independientemente de mi curriculum y de mi trayectoria académica, por azares de la vida entre en televisión, porque mi profesor de proyecto final de carrera era Gonzalo Navaza, y él fue quién me sugirió presentarme a un casting de la Televisión de Galicia porque buscaban gente con un nivel de gallego alto.
Lo último que yo me iba a imaginar es que la vida me llevaría la tele. De modo que soy presentadora por sorpresa, actriz por consecuencia, productora por imperativo categórico de la necesidad de serlo, para contar cosas, aunque traductora intérprete por vocación.
Además, elegir vivir en Galicia, y descartar otras opciones, implica estar dispuesta a pivotar en las diferentes profesiones, como si fuera una única, e intentar desempeñarla con todas las destrezas que requiere ser un personaje público. Es el precio, o el peaje, que hay que pagar, por vivir donde uno quiere y donde están los suyos.
Hablado de ilusión… Han pasado 23 años desde aquel éxito de Mareas Vivas y estos días se ha creado una especie de corriente de morriña en las redes rememorando vuestra serie
Mareas vivas más que un proyecto, significó un giro en la historia del audiovisual gallego, y para mí en concreto, un antes y un después en mi vida.
Date cuenta, que yo procedo de esa zona geográfica de Galicia, mis ocho apellidos gallegos tienen su origen a 30 km de donde se rodó la mítica serie, que se dio en llamar por Portozás, que en realidad se llama Laxe. Laxe es la playa de Santa Comba… Y tanto el acento, como las historias, como los perfiles de los personajes, me vienen de serie, porque me crie entre gente así.
Por eso para mí significa un antes y un después: Me vi acompañada de auténticos profesionales del audiovisual, haciendo ficción, e interpretando por primera vez un personaje que podrían perfectamente ser mi madre, mis tías, mi abuela, o cualquier mujer de Galicia sacrificada por la familia y el trabajo de casa y del campo, sin derecho al ocio. Y creo que había la imperiosa necesidad de retratar esto en una serie gallega.
Y así fue. Imagínate si mis raíces están en esa zona, como me pude sentir yo interpretando un papel en una de las series que marcaron récords de audiencia durante todo aquel tiempo en el que se inició. Fue un fenómeno sociológico, del que estoy encantada de haber participado. Llegaba al 50% de audiencia, una locura.
Tanto es mi agradecimiento, que necesité expresarlo con un programa especial, ya como productora: Pasaporte Galego (TVG) con Luis Tosar. Ese fue mi homenaje a un fenómeno de la televisión sin precedentes, un auténtico boom de identificación con el público y con nosotros mismos, con todo aquel universo.
En ese programa de Pasaporte digo algo así como “Einstein decía que el mor con mayúsculas se erige hoy como la única fuerza que puede salvar a la humanidad. Y se salve o no, por el momento es lo que hace posible que todo se mueva, que todo haga ilusión. Ese es su principal motor. Pues esa fue la fuerza que nos conectó para siempre con nuestro público en Mareas vivas”.
En una ocasión te vi emocionarte con la interpretación de Pavarotti de la canción Caruso y hablabas de las cosas que se quieren y se quieren bien…
Soy empática por naturaleza, entonces me emocionan muchas cosas: desde una canción, un libro, una película, o el relato de una persona. Me gusta la vida, y los avatares de la misma son buenos y malos, y me gusta y conecto con todo aquello que me transmita. Y en este sentido la música es un transmisor de emociones. Caruso, interpretada por Pavarotti o por Julio Iglesias, habla del amor, del amor profundo, y en ese sentido puedo decir que confieso que viví. Vivir conlleva no solo amar, sino estar dispuesto a encajar la montaña rusa que se te presenta delante. Porque en ella van todos los ingredientes que te acompañan en el periplo.
La vida no solo se compone del rosa, la diferenciación entre blanco y negro, no solo hace que tengas una visión de la vida menos maniquea, sino que conozcas todas las escalas de grises que existen, Y eso lo da la experiencia. Y la experiencia me dice, que a mí lo único que me mata, como decía la escritora Nélida Piñón a la cual admiro muchísimo, premio príncipe de Asturias de las letras: “ A mí lo único que me mata es la familia”. Entendiendo por matar: morir. A Nélida la entrevisté del Río de Janeiro, cuando gravé un especial dedicado a su persona, como hija de gallegos en Brasil. Y no pude sentirme más identificada, porque una vez que eres mujer del mundo, y eres una suma de vida leída y vida vivida, eres capaz de identificar lo que realmente mueve tu interior y tu mundo, y es el amor por los tuyos.
Pues respondiendo a tu pregunta, lo que quiero, y quiero bien, es todo aquello que me emociona. Ese sentimiento por mi familia me da la vida, eso es lo más importante, lo que quiero y lo que quiero bien. Y siempre procuré tomar las decisiones profesionales y personales que me garantizasen estar cerca de ellos y me lo agradezco mucho a mí misma, porque si fuera de otra forma lo habría pasado fatal, por mi manera de ser, por los valores tan tradicionales que se me inculcaron. Y estos valores de los que hablo, fueron cruciales a la hora de no caer en la cuerda floja cada vez que tocaba subir o bajar de la montaña rusa.
Como mujer emprendedora que eres y que te implicas en todo al 100% ¿Cómo ves la situación de la mujer en tu sector? ¿Cómo podemos superar el machismo aún presente?
De forma general, con voluntad y con cultura. Al audiovisual le queda hacer la digestión que está haciendo la sociedad, tenemos mucho que agradecer a las mujeres anónimas que no pudieron hablar a lo largo de la historia por su esfuerzo tácito, aquellas que estuvieron silenciadas, pero es gracias a las que les dieron voz y visibilidad a aquellas, a quienes les debemos haber llegado a los niveles de igualdad que hoy hemos conseguido.
El camino hasta aquí no ha sido un camino de rosas, y lamentablemente tenemos una sociedad, al menos en España, lastrada por el machismo instaurado como herencia del pasado en la mentalidad de hombres y mujeres. Con eso llevamos lidiando mucho tiempo, con lo que no contábamos es con el machismo de reciente instauración motivado por la contaminación de otras culturas que nos influyen por diferentes vías, como por ejemplo a través de la cultura musical de otros países donde la mujer todavía está cosificada.
Yo soy una experta, pero soy mujer y vivo en este mundo, y lo que veo a día de hoy, es: si miro hacia un lado me siento orgullosa, y si miro hacia el otro, me pregunto hasta cuándo. Y ya que tengo voz ahora, quiero dar las gracias a las mujeres que dan voz a todo eso. Hemos evolucionado mucho, sin duda, pero todavía somos una sociedad muy lastrada, en la que queda mucho que hacer en la educación de los niños y niñas.
Más cultura, por favor. Más concienciación, más consciencia y más respeto hacia la mujer en sí, a esas madres que nos han dado la vida, que tan importantes son desde que el mundo es mundo. De siempre la mujer ocupó un lugar importante en el mundo, a ellas les debemos la vida toda la humanidad entera, y que ella se mantuviese con las constantes vitales. Sin ellas: La nada absoluta. Y eso tiene que verse reflejado en la sociedad y esto es aplicable en el audiovisual. Hay que reflejar ese empoderamiento, porque es lo que pasa en realidad. El machismo está en todas partes, contagia o ha contagiado a todo el mundo, gente alguna que ni si quiera lo sabe.
Yo creo que con consciencia y conciencia y las herramientas necesarias para saber lo que está bien o lo que está mal, dotando a las personas que quizás no recibieron la suficiente formación para que, poco a poco, sepan evolucionar hacia una forma de comportarse y pensar, más justa y actualizada.
En una profesión que a todo el mundo fascina ¿Qué es lo mejor de dedicarte a lo que te dedicas?
Lo importante en todo he aprendido que es el VIAJE. Cuando empezaba en el mundo del audiovisual soñaba con hacer una peli, como proyecto grande. Pero va pasando el tiempo y te das cuenta de que lo importante de todo esto es el durante, el proceso en la construcción de una experiencia, de una ilusión. Ese durante es importante porque lo llenas de contenido y eso es el viaje, es una especie de lugar mágico, no es tangible, está dentro de tu imaginación, y es desde ahí desde donde lo construyes. La suerte es que en “ese lugar”, no hay espacio para lo mundano o el día a día, da igual si hace frío o calor, porque tú estás subido a la nube de la ilusión. Eso es tan satisfactorio y gratificante que hay pocas cosas comparables a ese procedo, a ese viaje. Soy una persona con los pies bajo tierra, pero con la cabeza necesariamente en las nubes. Ese es mi equilibrio.