Cuando Salvador Dalí fue la imagen de la moda gallega
Antes de Inditex Galicia ya era un referente del textil. Ésta es la historia de Regojo, una empresa de Redondela que fue un referente de España.
3 noviembre, 2019 06:00Mucho antes de Inditex ya existían en Galicia empresas del textil. Y antes de Amancio Ortega, audaces empresarios convirtieron a Galicia en el epicentro de la moda mundial. Regojo era el apellido de uno de aquellos pioneros que en las décadas de los 60 y 70 llegaron a ser la tercera firma textil más importante de España, por detrás de El Corte Inglés y Cortefiel. ¿Cómo lo consiguieron? Con un producto innovador, de calidad y con una campaña de marketing genial que contó con la ayuda de un genio. Confecciones Regojo contó con la inestimable ayuda de Salvador Dalí, una “superestrella” que convirtió a un taller de Redondela, en Pontevedra, en un referente que cambió la publicidad para siempre y al que después todos copiarían.
José Regojo Rodríguez era un pontevedrés hijo de zamoranos, que en los años 30 fundaba un taller de zapatería y confección textil en Redondela. Años después se introducía en el mercado de las camisas debido a un suceso que él mismo contaba y del que había sido testigo en su época de comercial. En una ocasión en la que estaba esperando a que el dueño de un comercio le atendiera a él y a varios vendedores más, entró en la tienda otro vendedor que, al ver la cola que tendría que esperar, se despidió diciendo que volvería en otra ocasión. El dueño de la tienda fue a su encuentro y le atendió de manera inmediata. A la pregunta de Regojo por el trato “especial” a ese vendedor, le contestaron: “Es que es un comercial de camisas…”. Desde ese momento, José lo vio claro: se dedicaría a la venta y confección de camisas.
Dicho y hecho. Se estableció en un local de la calle Alfonso XII en Redondela, con una plantilla de ocho trabajadores y poco más de seis máquinas. Su producción rondaba las 72 camisas diarias, fabricadas al estilo portugués, finas y de gran calidad, pero mucho más caras que las catalanas, lo que provoca que las ventas no fueran las deseadas. Así que decide producir camisas más baratas y de inferior calidad.
La producción no para de aumentar, con tres fábricas activas en Redondela, Pontevedra y Pontedeume. Además, se convierte en suministrador para el ejército. El negocio va bien y en los años 50 y 60 las camisas Regojo se convierten en una indumentaria muy popular entre la clase trabajadora gracias a su precio y durabilidad.
Pero el mercado cambia. El nivel de vida aumenta y los españoles quieren mejores prendas. Además, entran en juego los conocidos como “grandes almacenes”, que cambian las reglas de juego y obliga a los Regojo, con la segunda generación ya en el negocio, a innovar.
Lo hacen con una nueva prenda, una camisa que no necesitaba planchado y que estaba confeccionada en algodón con poliéster y silicona. Una revolución en sí misma, ya que introducía las fibras sintéticas en la confección.
Pero un gran producto no vale nada si la gente no lo conoce…
Así que Pedro Regojo, uno de los hijos del fundador, pone en marcha una delegación de la empresa en Barcelona, cuna por excelencia de la industria textil española, crea un Departamento de Relaciones Institucionales y en menos de un año ya vendía allí un camión de camisas a la semana. Un lobo dentro del gallinero. Pocos se atreverían a dar un paso como ese.
Pero aún podían intentar hacer algo más. Una locura digna de un genio, una tarea que podía parecer casi imposible: Convencer al gran Salvador Dalí, una de las grandes “superestrellas” mundiales del momento, para que anunciara sus nuevas y revolucionarias camisas.
A través de un contacto en Barcelona, Pedro Regojo llegó a la casa de Dalí en Cadaqués. El genio le recibiría de la siguiente manera: “La luna me dice que alguien me va a traer dinero”.
Regojo pasó una hora en el estudio de Dalí mientras él pintaba su cuadro “La Batalla de Tetuán” hablando sobre la fábrica de Galicia, las camisas, la publicidad… hasta que finalmente el pintor aceptó la propuesta del gallego.
El acuerdo consistía en un pago único de 125.000 pesetas (750€ actuales) y 1 peseta (0,006€) por cada camisa vendida que, a punto estuvo de torcerse cuando la mujer de Dalí le dijo que debía pedir más dinero. Pero el artista zanjó la cuestión tajantemente: “Un trato es un trato y yo ya le he prometido a este señor una serie de cuestiones”. Y firmaron el acuerdo.
A partir de ese momento la historia cambió para siempre.
Esa fue la primera y única vez en que Salvador Dalí cedería su imagen para una marca de moda. Regojo desarrolló una campaña de marketing en la que las “Camisas Dalí” se anunciaban por televisión, siendo la primera marca textil en hacer publicidad por este medio, y se regalaban discos de música al comprarlas. Las ventas eran internacionales, llegando a vender durante la década de los 70 más de 1.000.000 de Camisas Dalí al año.
La fábrica de Redondela creció de manera exponencial, llegando a contar con más de 6.000 empleados y una capacidad de producción de más de 10.000 camisas al día. Exportaban 30.000 camisas mensualmente a Alemania y eran el tercer grupo textil español tras el Corte Inglés y Cortefiel.
Llegaron a poseer una red de ventas de más de 15.000 establecimientos en todo el país y se decía que, en los años 70, uno de cada cuatro españoles vestía una camisa Regojo.
Pero de nuevo los cambios en el mercado textil, la inflación y las crisis económicas fueron extinguiendo a Confecciones Regojo hasta su cierre en 1987.
A Salvador Dalí, que decía ser un exhibicionista, este acuerdo le abrió la puerta a golosos contratos publicitarios: automóviles, artículos de lujo, chocolate, Chupa Chups (del que creó su mítico logo)… Como publicista ganó una fortuna, al igual que sus patrocinadas, gracias a su imagen y su arte para seducir. Sobre su relación con la publicidad, el genio llegó a decir: “Si bien es cierto que amo la publicidad, por mil y un motivos, todos ellos respetables, es innegable que la publicidad me ama a mí con una pasión aún más violenta que la mía”.
Así fue como un pequeño taller de Galicia se convirtió en embajador de nuestro país, tuvo como imagen a Salvador Dalí y se convirtió en el tercer grupo textil español, cuyo nombre ha quedado grabado para siempre en la historia mundial de la moda. Confecciones Regojo.
Historias de la Historia…
Iván Fernández Amil. Storyteller. Experto en Compras y Aprovisionamiento. Procurement Manager.
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https://www.instagram.com/ivanfamil/?hl=es
Referencias:
- farodevigo.es
- modaes.es
- cidadedacultura.gal
- meidingalicia.com
- atlantico.net
- vigoempresa.com
- vigoe.es
- elcorreogallego.es
- globalgalicia.com
- galiciaunica.es
- lavozdegalicia.es
- es.wikipedia.org