El día que la Flota Imperial Rusa se refugió en Galicia
La ría de Vigo estuvo a punto de ser escenario de una batalla naval provocada por un malentendido. Uno de los barcos sigue a flote como eterno museo de la Revolución Bolchevique
9 febrero, 2020 06:00El 7 de noviembre de 1917, un cañonazo disparado desde el acorazado Aurora era la señal convenida para que los revolucionarios bolcheviques de Lenin asaltaran el Palacio de Invierno de los Zares en Petrogrado (actual San Petersburgo). Ese día el Aurora pasaría a formar parte de la historia de la Humanidad. Pero años antes, junto al Segundo Escuadrón del Pacífico, provocó un incidente que a punto estuvo de hacer estallar la Primera Guerra Mundial con diez años de adelanto. Esta es la historia de cómo Galicia estuvo a punto de ser testigo de una batalla entre dos de los más grandes Imperios que jamás hayan existido: La Rusia de los Zares y el Imperio Británico.
1904. La Rusia de Nikolái Aleksándrovich Románov, el Zar Nicolás II, estaba en guerra con Japón. La Flota del Báltico o Segundo Escuadrón del Pacífico recibe la orden de navegar al Mar de Japón para auxiliar a la Primera Flota del Pacífico, sitiada por los japoneses.
Informes poco fiables indicaban que había buques de guerra japoneses en el Mar del Norte. El 21 de octubre, mientras la flota navegaba por el Canal de la Mancha, debido a la densa niebla, las noticias y el nerviosismo reinante, los rusos confundieron una flota de 48 pesqueros británicos con torpederos japoneses, hundiendo a uno de ellos. En medio del caos, los rusos incluso llegaron a dispararse entre ellos dañando gravemente al “Aurora”.
Este triste episodio de la historia pasó a denominarse “El incidente del banco Dogger”.
El suceso provocó un gravísimo conflicto diplomático entre Rusia y Gran Bretaña (aliada de los japoneses). Los puertos neutrales en los que los rusos preveían reabastecerse se cerraron bajo la presión británica, la Royal Navy estaba preparada para devolver el ataque y varios escuadrones de cruceros británicos seguían a la Flota Imperial rusa compuesta por 11 acorazados, 9 cruceros, 10 destructores, 6 transporte, 2 buques hospital y varios mercantes auxiliares, unos 40 buques en total.
Presionado diplomáticamente, el gobierno ruso aceptó investigar el incidente y ordena al Almirante de la flota, Rozhestvensky, fondear en el mejor lugar posible para hacerlo: Galicia.
El 26 de octubre, la Ría de Vigo se llena de buques de guerra rusos, a la espera de que se aclare la situación y de que el gobierno español les permita reabastecerse. España era neutral y no permitía el aprovisionamiento de buques en sus aguas. Por si fuera poco, el Almirantazgo Británico apostó a su flota de guerra, con base en Gibraltar, tras las Islas Cíes para bloquear la salida de los rusos.
Durante días la tensión internacional fue enorme, ya que se temía que en cualquier momento pudiera saltar la chispa que provocara el enfrentamiento entre las dos potencias. Se sucedían los contactos y gestiones diplomáticas y Vigo se convirtió en el epicentro de las noticias a lo largo y ancho de todo el mundo. Todo el planeta estaba pendiente de Galicia, Vigo, los rusos y los británicos.
Finalmente, los dos gobiernos acordaron investigar el incidente dentro de la Comisión Internacional de Investigación de La Haya. Se resolvería que Rusia era responsable de la muerte de los marineros, pero que sus acciones se justificaban por la situación, debido a que esperaban un posible ataque. Rusia aceptaba, además, pagar a los pescadores británicos una indemnización de 66.000 libras esterlinas.
Así, la Flota del Báltico permaneció fondeada en Vigo hasta el 1 de noviembre, fecha en la que se le permitió abandonar la Ría reabastecida con “lo puesto”. A las 7 de la mañana, en formación de combate, dejaban atrás las Islas Cies. Escoltados por la fragata española “Extremadura” y con temor a que los ingleses atacaran, ponían rumbo sur hacia Tánger, donde volverían de nuevo a abastecerse.
Pero la Flota Imperial desconocía cuál iba a ser su trágico destino final. Meses después de su partida de Vigo la escuadra rusa sería destruida casi en su totalidad por la flota japonesa del Almirante Togo, en Port Arthur, en el marco de la guerra ruso-japonesa.
Uno de los pocos buques que se salvaron del desastre fue nuestro protagonista inicial, que años más tarde dispararía el cañonazo que daba inicio a una Revolución.
¿Y qué fue de nuestro afortunado “Aurora”? Además de participar activamente en la Revolución Rusa, tuvo un importante papel en la defensa de Leningrado frente a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Se acabaría convirtiendo en un símbolo propagandístico del nuevo Estado soviético y desde 1956 permanece atracado en el río Neva, en San Petersburgo, como museo flotante.
El Tratado de Portsmouth, firmado el 5 de septiembre de 1905, terminaba oficialmente con la guerra ruso-japonesa. Theodore Roosevelt fue el mediador de unas negociaciones por las que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1906.
Así fue como la Ría de Vigo casi es testigo de una batalla naval entre dos poderosas flotas, dos de los más grandes Imperios que jamás hayan existido: La Rusia de los Zares y el Imperio Británico. Afortunadamente, nunca ocurrió.
Historias de la Historia…
Iván Fernández Amil. Top Inspira LinkedIn 2019. Storyteller. Jefe de Compras.
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Referencias:
- FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA FRAGA, S. Acorazados del Zar de Rusia en las aguas de Vigo. Instituto de Estudios Vigueses Año XXI Número 21, 2016.
- es.wikipedia.org
- lavozdegalicia.es
- es.rbth.com
- farodevigo.es
- consorciocascovellovigo.org
- vigoempresa.com
- desdelaestepa.blogspot.com
- hinocinte.blogspot.com
- vigoe.es
- vigoempresa.com