Ángel, en el centro, a su llegada a Mondoñedo.

Ángel, en el centro, a su llegada a Mondoñedo.

Deporte

2.000 kilómetros entre Austria y A Coruña en bicicleta: La historia de Ángel Mirantes

Este vecino de Carral decidió emprender esta aventura para regresar a su localidad natal por motivos laborales a través del Camino de Santiago

15 agosto, 2021 06:00

Quién le iba a decir a Ángel Mirantes en el 2012 que esos "tres o cuatro meses" que pensaba pasar en Austria terminarían siendo nueve años. Y quién se iba a imaginar que este portero de hockey sobre patines regresaría a su Carral (A Coruña) natal en bicicleta.

Junto a dos amigos, termina este domingo el Camino de Santiago que empezó en Austria, a 2.000 kilómetros de Galicia. Hace tiempo se prometió que si algún día volvía a vivir en su tierra, el viaje no sería en avión, sino en bicicleta. El 22 de julio partió de tierras austríacas rumbo a Francia y después a España. No lo hizo solo, pues dos amigos y compañeros de equipo lo acompañaron.

Pero, ¿por qué estaba en Austria? ¿Cuál es el motivo real de hacer este viaje? ¿Cómo afronta estas últimas etapas tras miles de kilómetros en sus piernas? El propio Ángel nos cuenta su historia.

De tres meses a nueve años

La vida da muchas vueltas, y si no que se lo digan a Ángel. En el verano del 2012 jugaba en Primera Nacional con el Ordes. Recibió la llamada del Liceo para formar parte de su plantilla de OK Liga. "Al final aquello no cuajó y decidí irme a probar suerte fuera", comenta Ángel. Le pidió ayuda a un amigo suyo que jugaba en la Selección Española y este le puso en contacto con un club de Austria, el RHC-Dornbirn.

"Fui a hacer las pruebas y a firmar en contrato con un nivel de inglés muy pobre. Se tuvo que venir mi hermana como ‘manager’ para negociar", rememora. Lo que comenzó como una estancia de tres meses se ha ido prolongando hasta este 2021. "Ha sido una etapa maravillosa en un país espectacular", cuenta.

Un futuro laboral estable

Ángel no viajó a Austria solo para jugar al hockey. El de Carral tenía otro objetivo claro: formarse y progresar en su vida laboral. "Quería desarrollarme laboralmente y aprender idiomas. Me formé en ventas, aprendí alemán y trabajé durante cinco años en una empresa de metales", comenta.

En el 2020 surgió para Ángel una oportunidad única de volver a su país y su localidad natal. "Me ofrecieron pasar a formar parte del equipo comercial de mi empresa en España como director. El único requisito era volverme a mi país", cuenta.

Preparando el regreso

A la hora de hacer la mudanza, Ángel decidió que su bicicleta no iría en el camión. "Era algo que ya tenía en mente. En el 2013 hice el Camino del Norte con mi cuñado y me encantó. Fue una experiencia tan buena que decidí que si algún día me marchaba de Austria, lo haría para volver a casa", comenta.

Pero Ángel no está solo en esta aventura. Sus amigos y compañeros de equipo Roche Brunner y Thomas Kessler le acompañan. "Les conté mi decisión hace un tiempo y me dijeron que el día que la hiciese se unían", comenta. Pese a ser deportistas de alto nivel los tres, solo practican el ciclismo de manera ocasional. "No es algo que entrenemos todos los días. Sí que decidimos prepararnos un poco las semanas anteriores, pero la bici es un hobby más", cuenta Ángel.

Unos duros 2.000 kilómetros

Con esta experiencia Ángel ha podido fusionar tres de sus grandes pasiones. "Lo que más me gusta es el deporte, viajar y la gastronomía. En esta ruta hemos podido disfrutar a tope de eses tres aspectos", cuenta.

Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas. "La primera semana se nos hizo muy cuesta arriba. Mirábamos el mapa y veíamos que todavía nos quedaba por recorrer toda Francia. Sin embargo, nos fuimos poniendo pequeñas metas para motivarnos", comenta. Su Camino no ha seguido la ruta oficial hasta llegar a España. De Austria saltaron a Suiza y entraron en Francia por Basilea. Después recorrieron el país galo de este a oeste hasta llegar a la costa, donde avanzaron hasta Irún.

"Este viaje es una montaña rusa, tanto a nivel físico como psicológico. Hemos ido alternando alojamientos en hoteles, pensiones, albergues y acampadas cuando no había más remedio", comenta. Este domingo llegan a Santiago de Compostela. Su camino no terminará en Fisterra, como el de muchos, sino que harán una última etapa hasta Carral. Una auténtica aventura para volver a casa.